miércoles 18 2012

´´ TE DOY GRACIAS, PADRE, SEÑOR DE CIELO Y TIERRA PORQUE HAS ESCONDIDO ESTAS COSAS A LOS SABIOS Y ENTENDIDOS ´´

Isaías 10, 5-7. 13-16

"¡Ay Asar, vara de mi ira, bastón de mi furor!


Contra una nación impía lo envié, lo mandé contra el pueblo de mi cólera, para entrarle a saco y despojarlo, para hollarlo como barro de las calles. Pero él no pensaba así, no eran éstos los planes de su corazón; su propósito era aniquilar, exterminar naciones numerosas.


El decía: "Con la fuerza de mi mano lo he hecho, con mi saber, porque soy inteligente. Cambié las fronteras de las naciones, saqueé sus tesoros y derribé como un héroe a sus jefes.


Mi mano cogió, como un nido, las riquezas de los pueblos; como quien recoge huevos abandonados, cogí toda su tierra, y no hubo quien batiese las alas, quien abriese el pico para piar."


¿Se envanece el hacha contra quien la blanda? ¿Se gloría la sierra contra quien la maneja? Como si el bastón manejase a quien lo levanta, como si la vara alzase a quien no es leño. Por eso, el Señor de los ejércitos meterá enfermedad en su gordura y debajo del hígado le encenderá una fiebre, como incendio de fuego.




Salmo 93



Trituran, Señor, a tu pueblo, / oprimen a tu heredad; / asesinan a viudas y forasteros, / degüellan a los huérfanos. R.


Y comentan: "Dios no lo ve, / el Dios de Jacob no se entera." / Enteraos, los más necios del pueblo, / ignorantes, ¿cuándo discurriréis? R.


El que plantó el oído ¿no va a oír?; / el que formó el ojo ¿no va a ver?; / el que educa a los pueblos ¿no va a castigar?; / el que instruye al hombre ¿no va a saber? R.


Porque el Señor no rechaza a su pueblo, / ni abandona su heredad: / el justo obtendrá su derecho, / y un porvenir los rectos de corazón. R.




Mateo 11, 25-27
 


En aquel tiempo, Jesús exclamó: "Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar"








1. Voluntad de Dios y Voluntades Humanas

1.1 Es frecuente que pensemos que la voluntad de Dios sólo se realiza interrumpiendo el curso de los hechos. Por ejemplo: se planea un ataque terrorista que podría matar a cientos de inocentes; Dios interviene y frustra el ataque. ¿Qué diríamos? Seguramente: "se hizo la voluntad de Dios, que no dejó que esos facinerosos hicieran su propia voluntad."

1.2 Es verdad que Dios a veces parece interrumpir el curso de los hechos, casi como si el director de una película de cine gritara "¡corten!" para enmendar el guión y luego sí seguir rodando la escena. Sin embargo, de la primera lectura debemos aprender que no siempre es así.

1.3 El contexto es este: Asiria está en la cumbre de su poder y su expansión. Llenos de orgullo, los asirios avanzan imparables hacia el sur. Desde su punto de vista, es la voluntad de ellos la que se está cumpliendo. El profeta Isaías, tiene sin embargo otra opinión. Asiria es un instrumento en las manos de Dios. Lo que ellos creen que es un triunfo suyo no es sino el lugar que ocupan en un plan más amplio, que no alcanzan a ver ni tampoco les interesa ver. En ese plan más amplio, que es el de la voluntad divina, los asirios son un accidente relativamente menor, que viene como a cumplir una cierta función para pronto desparecer. La comparación es precisa: son el "hacha," y quien blande esa hacha es Dios.

1.4 Tal vez la lección más importante que podemos aprender de este ejemplo, que es plenamente histórico, es que podemos esperar siempre que Dios actúe pero no debemos esperar que para actuar detenga a los demás actores.
2. El Reino revelado a los pequeños

2.1 Así como uno puede pasar por encima de un tronco viejo sin descubrir sus retoños nuevos, así uno puede pasar por el mundo sin descubrir los brotes del Reino. Hablando en términos generales, que son los términos de los grandes teoréticos, los grandes estrategas y los grandes comerciantes, el Reino no importa mucho. En términos generales y en una visión de bulto el Reino hace poco y pesa poco. Mas hay gente, la gente sencilla, la gente pequeña, que no tiene una vida grande sino una vida pequeña, y por eso tienen ojos para descubrir el misterio, la belleza y la fecundidad de lo pequeño. Así nos lo muestra Jesús en el evangelio de hoy.

2.2 Los "sabios y entendidos" buscan la verdad en aquello que se impone. Necesitan ser abrumados por el poder de algo para desear comprenderlo. El Reino de Dios se les escurre entre los dedos y travieso se oculta a sus ojos. El que se impone es débil porque no puede vencer la verdadera fortaleza del hombre, que es su corazón. Allá, en esa fortaleza, es donde nos encerramos a odiar a los que nos oprimen y a maldecir a los que pretenden imponerse sobre nosotros. Por eso el Reino no se impone, porque el que tiene que imponerse en ello mismo demuestra que nada puede frente a la muralla interior que cada uno construye en su corazón.

2.3 Los sencillos y humildes, en cambio, han aprendido otro lenguaje. Saben distinguir las señales de auxilio del que padece necesidad quizá porque han tenido que utilizarlas en su momento. Saben que todos pasamos por horas difíciles en las que nada podemos y todo necesitamos. Ese es el lenguaje del Reino de Dios. Ese es el lenguaje de Jesús. Ese es la atmósfera que irradia, discreta y humilde y pura, la Eucaristía.



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