jueves 17 2014

SI YO, EL SEÑOR Y EL MAESTRO, OS HE LAVADO LOS PIES, VOSOTROS TAMBIÉN DEBÉIS LAVAROS LOS PIES UNOS A OTROS

Día litúrgico: Jueves Santo (Misa vespertina de la Cena del Señor)


 





Texto del Evangelio (Jn 13,1-15):
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle, sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido.

Llega a Simón Pedro; éste le dice: «Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?». Jesús le respondió: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde». Le dice Pedro: «No me lavarás los pies jamás». Jesús le respondió: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo». Le dice Simón Pedro: «Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza». Jesús le dice: «El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos». Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo: «No estáis limpios todos».

Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros».

Comentario: Mons. Josep Àngel SAIZ i Meneses Obispo de Terrassa (Barcelona, España)


Si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros
 

Hoy recordamos aquel primer Jueves Santo de la historia, en el que Jesucristo se reúne con sus discípulos para celebrar la Pascua. Entonces inauguró la nueva Pascua de la nueva Alianza, en la que se ofrece en sacrificio por la salvación de todos.

En la Santa Cena, al mismo tiempo que la Eucaristía, Cristo instituye el sacerdocio ministerial. Mediante éste, se podrá perpetuar el sacramento de la Eucaristía. El prefacio de la Misa Crismal nos revela el sentido: «Él elige a algunos para hacerlos partícipes de su ministerio santo; para que renueven el sacrificio de la redención, alimenten a tu pueblo con tu Palabra y lo reconforten con tus sacramentos».

Y aquel mismo Jueves, Jesús nos da el mandamiento del amor: «Amaos unos a otros como yo os he amado» (Jn 13,34). Antes, el amor se fundamentaba en la recompensa esperada a cambio, o en el cumplimiento de una norma impuesta. Ahora, el amor cristiano se fundamenta en Cristo. Él nos ama hasta dar la vida: ésta ha de ser la medida del amor del discípulo y ésta ha de ser la señal, la característica del reconocimiento cristiano.

Pero, el hombre no tiene capacidad para amar así. No es simplemente fruto de un esfuerzo, sino don de Dios. Afortunadamente, Él es Amor y —al mismo tiempo— fuente de amor, que se nos da en el Pan Eucarístico.

Finalmente, hoy contemplamos el lavatorio de los pies. En actitud de siervo, Jesús lava los pies de los Apóstoles, y les recomienda que lo hagan los unos con los otros (cf. Jn 13,14). Hay algo más que una lección de humildad en este gesto del Maestro. Es como una anticipación, como un símbolo de la Pasión, de la humillación total que sufrirá para salvar a todos los hombres.

El teólogo Romano Guardini dice que «la actitud del pequeño que se inclina ante el grande, todavía no es humildad. Es, simplemente, verdad. El grande que se humilla ante el pequeño es el verdaderamente humilde». Por esto, Jesucristo es auténticamente humilde. Ante este Cristo humilde nuestros moldes se rompen. Jesucristo invierte los valores meramente humanos y nos invita a seguirlo para construir un mundo nuevo y diferente desde el servicio.



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EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN

LA CERCANÍA DE LA "HORA" DE JESÚS

CAPÍTULO 13

 

El lavatorio de los pies
13:1 Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin.
13:2 Durante la Cena, cuando el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo,
13:3 sabiendo Jesús que el Padre había puesto todo en sus manos y que él había venido de Dios y volvía a Dios,
13:4 se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura.
13:5 Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura.
13:6 Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo: "¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?"
13:7 Jesús le respondió: "No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo, pero después lo comprenderás".
13:8 "No, le dijo Pedro, ¡tú jamás me lavarás los pies a mí!". Jesús le respondió: "Si yo no te lavo, no podrás compartir mi suerte".
13:9 "Entonces, Señor, le dijo Simón Pedro, ¡no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza!"
13:10 Jesús le dijo: "El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque está completamente limpio. Ustedes también están limpios, aunque no todos".
13:11 Él sabía quién lo iba a entregar, y por eso había dicho: "No todos ustedes están limpios".
13:12 Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: "¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes?
13:13 Ustedes me llaman Maestro y Señor; y tienen razón, porque lo soy.
13:14 Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros.
13:15 Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes.
13:16 Les aseguro
que el servidor no es más grande que su señor, Mateo 10, 24 Juan 15, 20 Lucas 6, 40
ni el enviado más grande que el que lo envía.
13:17 Ustedes serán felices si, sabiendo estas cosas, las practican.
13:18 No lo digo por todos ustedes; yo conozco a los que he elegido. Pero es necesario que se cumpla la Escritura que dice:
El que comparte mi pan
se volvió contra mí. Salmo 41, 10 Mateo 26, 24 Marcos 14, 21 Lucas 22, 22 Juan 17, 12
13:19 Les digo esto desde ahora,
antes que suceda,
para que cuando suceda,
crean que Yo Soy.
13:20 Les aseguro
que el que reciba al que yo envíe, Mateo 10, 40 Mateo 18, 5 Marcos 9, 37 Marcos 9, 41 Lucas 9, 48 Lucas 10, 16
me recibe a mí,
y el que me recibe, recibe al que me envió".

El anuncio de la traición de Judas
Mateo 26, 20-25 / Marcos 14, 17-21 / Lucas 22, 21-23

13:21 Después de decir esto, Jesús se estremeció y manifestó claramente:
"Les aseguro
que uno de ustedes me entregará".
13:22 Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería.
13:23 Uno de ellos —el discípulo al que Jesús amaba— estaba reclinado muy cerca de Jesús.
13:24 Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: "Pregúntale a quién se refiere".
13:25 Él se reclinó sobre Jesús y le preguntó: "Señor, ¿quién es?"
13:26 Jesús le respondió: "Es aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato". Y mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote.
13:27 En cuanto recibió el bocado, Satanás entró en él. Jesús le dijo entonces: "Realiza pronto lo que tienes que hacer".
13:28 Pero ninguno de los comensales comprendió por qué le decía esto.
13:29 Como Judas estaba encargado de la bolsa común, algunos pensaban que Jesús quería decirle: "Compra lo que hace falta para la fiesta", o bien que le mandaba dar algo a los pobres.
13:30 Y en seguida, después de recibir el bocado, Judas salió. Ya era de noche.

La despedida de Jesús: el anuncio de su glorificación
13:31 Después que Judas salió, Jesús dijo:
"Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado
y Dios ha sido glorificado en él.
13:32 Si Dios ha sido glorificado en él,
también lo glorificará en sí mismo,
y lo hará muy pronto.
13:33 Hijos míos,
ya no estaré mucho tiempo con ustedes.
Ustedes me buscarán,
pero yo les digo ahora
lo mismo que dije a los judíos:
"A donde yo voy,
ustedes no pueden venir".

El mandamiento nuevo
13:34 Les doy un mandamiento nuevo:
ámense los unos a los otros. Juan 15, 12 Juan 15, 17 1 Juan 3, 11 1 Juan 3, 23 2 Juan 5
Así como yo los he amado,
ámense también ustedes los unos a los otros.
13:35 En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos:
en el amor que se tengan los unos a los otros".

El anuncio de las negaciones de Pedro
Mateo 26, 30-35 / Marcos 14, 26-31 / Lucas 22, 31-34

13:36 Simón Pedro le dijo: "Señor, ¿adónde vas?" Jesús le respondió: "A donde yo voy, tú no puedes seguirme ahora, pero más adelante me seguirás".
13:37 Pedro le preguntó: "Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti".
13:38 Jesús le respondió: "¿Darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces".



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