domingo 27 2014

UN TESORO ESCONDIDO EN UN CAMPO (...); UN MERCADER QUE ANDA BUSCANDO PERLAS FINAS

Día litúrgico: Domingo XVII (A) del tiempo ordinario
 


Texto del Evangelio (Mt 13,44-52):
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel.

»También es semejante el Reino de los Cielos a un mercader que anda buscando perlas finas, y que, al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra.

»También es semejante el Reino de los Cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces de todas clases; y cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en cestos los buenos y tiran los malos. Así sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de entre los justos y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes.

»¿Habéis entendido todo esto?». Dícenle: «Sí». Y Él les dijo: «Así, todo escriba que se ha hecho discípulo del Reino de los Cielos es semejante al dueño de una casa que saca de sus arcas lo nuevo y lo viejo».

Comentario: Rev. D. Enric PRAT i Jordana (Sort, Lleida, España)


Un tesoro escondido en un campo (...); un mercader que anda buscando perlas finas
 

Hoy, el Evangelio nos quiere ayudar a mirar hacia dentro, a encontrar algo escondido: «El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo» (Mt 13,44). Cuando hablamos de tesoro nos referimos a algo de valor excepcional, de la máxima apreciación, no a cosas o situaciones que, aunque amadas, no dejan de ser fugaces y chatarra barata, como son las satisfacciones y placeres temporales: aquello con lo que tanta gente se extenúa buscando en el exterior, y con lo que se desencanta una vez encontrado y experimentado.

El tesoro que propone Jesús está enterrado en lo más profundo de nuestra alma, en el núcleo mismo de nuestro ser. Es el Reino de Dios. Consiste en encontrarnos amorosamente, de manera misteriosa, con la Fuente de la vida, de la belleza, de la verdad y del bien, y en permanecer unidos a la misma Fuente hasta que, cumplido el tiempo de nuestra peregrinación, y libres de toda bisutería inútil, el Reino del cielo que hemos buscado en nuestro corazón y que hemos cultivado en la fe y en el amor, se abra como una flor y aparezca el brillo del tesoro escondido.

Algunos, como san Pablo o el mismo buen ladrón, se han topado súbitamente con el Reino de Dios o de manera impensada, porque los caminos del Señor son infinitos, pero normalmente, para llegar a descubrir el tesoro, hay que buscarlo intencionadamente: «También es semejante el Reino de los Cielos a un mercader que anda buscando perlas finas» (Mt 13,45). Quizá este tesoro sólo es encontrado por aquellos que no se dan por satisfechos fácilmente, por los que no se contentan con poca cosa, por los idealistas, por los aventureros.

En el orden temporal, de los inquietos e inconformistas decimos que son personas ambiciosas, y en el mundo del espíritu, son los santos. Ellos están dispuestos a venderlo todo con tal de comprar el campo, como lo dice san Juan de la Cruz: «Para llegar a poseerlo todo, no quieras poseer algo en nada».



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EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO

LAS PARÁBOLAS DEL REINO

CAPÍTULO 13

 
Introducción
13:1 Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó Marcos 3, 7-10 Marcos 4, 1 Lucas 5, 1-3 a orillas del mar.
13:2 Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa.
13:3 Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas.

La parábola del sembrador
Marcos 4, 1-9 / Lucas 8, 4-8

Les decía: "El sembrador salió a sembrar.
13:4 Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron.
13:5 Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda;
13:6 pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron.
13:7 Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron.
13:8 Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta.
13:9 ¡El que tenga oídos, que oiga!"

Finalidad de las parábolas
Marcos 4, 10-12 / Lucas 8, 9-1

13:10 Los discípulos se acercaron y le dijeron: "¿Por qué les hablas por medio de parábolas?"
13:11 Él les respondió: "A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no.
13:12 Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Mateo 25, 29 Marcos 4, 25 Lucas 8, 18 Lucas 19, 26
13:13 Por eso les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden.
13:14 Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice:
Por más que oigan, no comprenderán,
por más que vean, no conocerán.
13:15 Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido,
tienen tapados sus oídos y han cerrado sus ojos,
para que sus ojos no vean,
y sus oídos no oigan,
y su corazón no comprenda,
y no se conviertan,
y yo no los cure. Isaías 6, 10 Mateo 12, 18 Marcos 4, 12 Lucas 8, 10 Juan 12, 40 Hechos 28, 26,27
13:16 Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque oyen.
13:17 Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven, y no lo vieron; oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron. Lucas 10, 23-24

Explicación de la parábola del sembrador
Marcos 4, 13-20 / Lucas 8, 11-15

13:18 Escuchen, entonces, lo que significa la parábola del sembrador.
13:19 Cuando alguien oye la Palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata lo que había sido sembrado en su corazón: este es el que recibió la semilla al borde del camino.
13:20 El que la recibe en terreno pedregoso es el hombre que, al escuchar la Palabra, la acepta en seguida con alegría,
13:21 pero no la deja echar raíces, porque es inconstante: en cuanto sobreviene una tribulación o una persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumbe.
13:22 El que recibe la semilla entre espinas es el hombre que escucha la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas la ahogan, y no puede dar fruto.
13:23 Y el que la recibe en tierra fértil es el hombre que escucha la Palabra y la comprende. Este produce fruto, ya sea cien, ya sesenta, ya treinta por uno".

La parábola de la cizaña
13:24 Y les propuso otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo;
13:25 pero mientras todos dormían vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se fue.
13:26 Cuando creció el trigo y aparecieron las espigas, también apareció la cizaña.
13:27 Los peones fueron a ver entonces al propietario y le dijeron: "Señor, ¿no habías sembrado buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que ahora hay cizaña en él?"
13:28 Él les respondió: "Esto lo ha hecho algún enemigo". Los peones replicaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?"
13:29 "No, les dijo el dueño, porque al arrancar la cizaña, corren el peligro de arrancar también el trigo.
13:30 Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha, y entonces diré a los cosechadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, y luego recojan el trigo en mi granero"".

La parábola del grano de mostaza
Marcos 4, 30-32 / Lucas 13, 18-19

13:31 También les propuso otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo.
13:32 En realidad, esta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas".

La parábola de la levadura
Lucas 13, 20-21

13:33 Después les dijo esta otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa".

La enseñanza por medio de parábolas
Marcos 4, 33-34

13:34 Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin parábolas,
13:35 para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta:
Hablaré en parábolas,
anunciaré cosas que estaban ocultas Salmo 78, 2
desde la creación del mundo.

Explicación de la parábola de la cizaña
13:36 Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: "Explícanos la parábola de la cizaña en el campo".
13:37 Él les respondió: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre;
13:38 el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno,
13:39 y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles.
13:40 Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo.
13:41 El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal,
13:42 y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes.
13:43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga!

La parábola del tesoro
13:44 El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo.

La parábola de la perla
13:45 El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas;
13:46 y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró.

La parábola de la red
13:47 El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces.
13:48 Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve.
13:49 Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos,
13:50 para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.

Conclusión
13:51 ¿Comprendieron todo esto?" "Sí", le respondieron.
13:52 Entonces agregó: "Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo".

LAS PRIMICIAS DEL REINO DE LOS CIELOS

Visita de Jesús a Nazaret
Marcos 6, 1-6 / Lucas 4, 16-24

13:53 Cuando Jesús terminó estas parábolas se alejó de allí
13:54 y, al llegar a su pueblo, se puso a enseñar a la gente en su sinagoga, de tal manera que todos estaban maravillados. "¿De dónde le vienen, decían, esta sabiduría y ese poder de hacer milagros?
13:55 ¿No es este el hijo del carpintero? ¿Su madre no es la que llaman María? ¿Y no son hermanos suyos Santiago, Marcos 6, 3 Hechos 15, 13 Gálatas 1, 19 Santiago 1, 1 José, Simón y Judas? Marcos 6, 3 Judas 1
13:56 ¿Y acaso no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde le vendrá todo esto?"
13:57 Y Jesús era para ellos un motivo de tropiezo. Entonces les dijo: "Un profeta es despreciado solamente en su pueblo y en su familia". Marcos 6, 4 Lucas 4, 24 Juan 4, 44
13:58 Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la falta de fe de esa gente.


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