miércoles 27 2014

¡ AY DE VOSOTROS, ESCRIBAS Y FARISEOS HIPÓCRITAS !

Día litúrgico: Miércoles XXI del tiempo ordinario


 
Texto del Evangelio (Mt 23,27-32): En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia! Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos, y decís: ‘Si nosotros hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no habríamos tenido parte con ellos en la sangre de los profetas!’. Con lo cual atestiguáis contra vosotros mismos que sois hijos de los que mataron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!».

Comentario: + Rev. D. Lluís ROQUÉ i Roqué (Manresa, Barcelona, España)


¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!
 

Hoy, como en los días anteriores y los que siguen, contemplamos a Jesús fuera de sí, condenando actitudes incompatibles con un vivir digno, no solamente cristiano, sino también humano: «Por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad» (Mt 23,28). Viene a confirmar que la sinceridad, la honradez, la lealtad, la nobleza..., son virtudes queridas por Dios y, también, muy apreciadas por los humanos.

Para no caer, pues, en la hipocresía, tengo que ser muy sincero. Primero, con Dios, porque me quiere limpio de corazón y que deteste toda mentira por ser Él totalmente puro, la Verdad absoluta. Segundo, conmigo mismo, para no ser yo el primer engañado, exponiéndome a pecar contra el Espíritu Santo al no reconocer los propios pecados ni manifestarlos con claridad en el sacramento de la Penitencia, o por no confiar suficientemente en Dios, que nunca condena a quien hace de hijo pródigo ni pierde a nadie por el hecho de ser pecador, sino por no reconocerse como tal. En tercer lugar, con los otros, ya que también —como Jesús— a todos nos pone fuera de sí la mentira, el engaño, la falta de sinceridad, de honradez, de lealtad, de nobleza..., y, por esto mismo, hemos de aplicarnos el principio: «Lo que no quieras para ti, no lo quieras para nadie».

Estas tres actitudes —que podemos considerar de sentido común— las hemos de hacer nuestras para no caer en la hipocresía, y hacernos cargo de que necesitamos la gracia santificante, debido al pecado original ocasionado por el “padre de la mentira”: el demonio. Por esto, haremos caso de la exhortación de san Josemaría: «A la hora del examen ve prevenido contra el demonio mudo»; tendremos también presente a Orígenes, que dice: «Toda santidad fingida yace muerta porque no obra impulsada por Dios», y nos regiremos, siempre, por el principio elemental y simple propuesto por Jesús: «Sea vuestro lenguaje: ‘Sí, sí’; ‘no, no’» (Mt 5,37).

María no se pasa en palabras, pero su sí al bien, a la gracia, fue único y veraz; su no al mal, al pecado, fue rotundo y sincero.


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EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO

CAPÍTULO 23


La hipocresía y la vanidad de los escribas y fariseos
Marcos 12, 38-40 / Lucas 20, 45-47

23:1 Entonces Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos:
23:2 "Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés;
23:3 ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen.
23:4 Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo. Lucas 11, 46
23:5 Todo lo hacen para que los vean: Mateo 6, 1 agrandan las filacterias Deuteronomio 6, 8 y alargan los flecos Números 15, 38 Deuteronomio 22, 12 de sus mantos;
23:6 les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas,
23:7 ser saludados en las plazas y oírse llamar "mi maestro" por la gente.
23:8 En cuanto a ustedes, no se hagan llamar "maestro", porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos.
23:9 A nadie en el mundo llamen "padre", porque no tienen sino uno, el Padre celestial.
23:10 No se dejen llamar tampoco "doctores", porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías.
23:11 El más grande entre ustedes será el que los sirva, Mateo 20, 27 Marcos 9, 35 Marcos 10, 43-44 Lucas 22, 26
23:12 porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado". Lucas 14, 11 Lucas 18, 14 1 Pedro 5, 6

Invectivas contra los escribas y los fariseos
Lucas 11, 37-54

23:13 "¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quisieran.
23:15 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para conseguir un prosélito, y cuando lo han conseguido lo hacen dos veces más digno de la Gehena que ustedes!
23:16 ¡Ay de ustedes, guías ciegos, que dicen: "Si se jura por el santuario, el juramento no vale; pero si se jura por el oro del santuario, entonces sí que vale"!
23:17 ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante: el oro o el santuario que hace sagrado el oro?
23:18 Ustedes dicen también: "Si se jura por el altar, el juramento no vale, pero vale si se jura por la ofrenda que está sobre el altar"
23:19 ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar que hace sagrada esa ofrenda?
23:20 Ahora bien, jurar por el altar, es jurar por él y por todo lo que está sobre él.
23:21 Jurar por el santuario, es jurar por él y por aquel que lo habita.
23:22 Jurar por el cielo, es jurar por el trono de Dios Isaías 66, 1 Mateo 5, 34 y por aquel que está sentado en él.
23:23 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que pagan el diezmo de la menta, del hinojo y del comino, Levítico 27, 30 Lucas 11, 42 y descuidan lo esencial de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello.
23:24 ¡Guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello!
23:25 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras que por dentro están llenos de codicia y desenfreno!
23:26 ¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro, y así también quedará limpia por fuera.
23:27 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que parecen sepulcros blanqueados: Lucas 11, 44 Hechos 23, 3 hermosos por fuera, pero por dentro llenos de huesos de muertos y de podredumbre!
23:28 Así también son ustedes: por fuera parecen justos delante de los hombres, pero por dentro están llenos de hipocresía y de iniquidad.
23:29 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que construyen los sepulcros de los profetas y adornan las tumbas de los justos,
23:30 diciendo: "Si hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no nos hubiéramos unido a ellos para derramar la sangre de los profetas"!
23:31 De esa manera atestiguan contra ustedes mismos que son hijos de los que mataron a los profetas.
23:32 ¡Colmen entonces la medida de sus padres!
23:33 ¡Serpientes, raza de víboras! Mateo 3, 7 Mateo 12, 34 Lucas 3, 7 ¿Cómo podrán escapar a la condenación de la Gehena?
23:34 Por eso, yo voy a enviarles profetas, sabios y escribas; ustedes matarán y crucificarán a unos, azotarán a otros en las sinagogas, y los perseguirán de ciudad en ciudad.
23:35 Así caerá sobre ustedes toda la sangre inocente derramada en la tierra, desde la sangre del justo Abel, Génesis 4, 8 Lucas 11, 51 1 Juan 3, 12 hasta la sangre de Zacarías, 2 Crónicas 24, 21 Lucas 11, 51 hijo de Baraquías, al que ustedes asesinaron entre el santuario y el altar.
23:36 Les aseguro que todo esto sobrevendrá a la presente generación.

Reproche de Jesús a Jerusalén
Lucas 13, 34-35

23:37 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne bajo sus alas a los pollitos, y tú no quisiste!
23:38 Por eso, a ustedes la casa les quedará desierta.
23:39 Les aseguro que ya no me verán más, hasta que digan:
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!" Salmo 118, 26 Mateo 21, 9 Marcos 11, 9 Lucas 13, 35 Lucas 19, 38 Juan 12, 13.



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