sábado 18 2014

EL REINO DE DIOS ESTÁ CERCA DE VOSOTROS

Día litúrgico: 18 de Octubre: San Lucas, evangelista




Texto del Evangelio (Lc 10,1-9):
En aquel tiempo, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino.

»En la casa en que entréis, decid primero: ‘Paz a esta casa’. Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros. Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en ella, y decidles: ‘El Reino de Dios está cerca de vosotros’».

Comentario: Fray Lluc TORCAL Monje del Monasterio de Sta. Mª de Poblet (Santa Maria de Poblet, Tarragona, España)


              El Reino de Dios está cerca de vosotros
 

Hoy, en la fiesta de san Lucas —el Evangelista de la mansedumbre de Cristo—, la Iglesia proclama este Evangelio en el que se presentan las características centrales del apóstol de Cristo.

El apóstol es, en primer lugar, el que ha sido llamado por el Señor, designado por Él mismo, con vista a ser enviado en su nombre: ¡es Jesús quien llama a quien quiere para confiarle una misión concreta! «El Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir» (Lc 10,1).

El apóstol, pues, por haber sido llamado por el Señor, es, además, aquel que depende totalmente de Él. «No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino» (Lc 10,4). Esta prohibición de Jesús a sus discípulos indica, sobre todo, que ellos han de dejar en sus manos aquello que es más esencial para vivir: el Señor, que viste los lirios de los campos y da alimento a los pájaros, quiere que su discípulo busque, en primer lugar, el Reino del cielo y no, en cambio, «qué comer ni qué beber, y [que] no estéis inquietos. [Porque] por todas esas cosas se afanan los gentiles del mundo; y ya sabe vuestro Padre que tenéis la necesidad de eso» (Lc 12,29-30).

El apóstol es, además, quien prepara el camino del Señor, anunciando su paz, curando a los enfermos y manifestando, así, la venida del Reino. La tarea del apóstol es, pues, central en y para la vida de la Iglesia, porque de ella depende la futura acogida al Maestro entre los hombres.

El mejor testimonio que nos puede ofrecer la fiesta de un Evangelista, de uno que ha narrado el anuncio de la Buena Nueva, es el de hacernos más conscientes de la dimensión apostólico-evangelizadora de nuestra vida cristiana.


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EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS
CAPÍTULO 10


Misión de los setenta y dos discípulos
10:1 Después de esto, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir.
10:2 Y les dijo: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha. Mateo 9, 38
10:3 ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. Mateo 10, 16
10:4 No lleven dinero, Marcos 6, 8 Lucas 9, 3 ni alforja, ni calzado, Mateo 10, 9 y no se detengan a saludar a nadie por el camino.
10:5 Al entrar en una casa, digan primero: "¡Que descienda la paz sobre esta casa!"
10:6 Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes.
10:7 Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. Mateo 10, 10 1 Corintios 9, 14 1 Timoteo 5, 18 No vayan de casa en casa.
10:8 En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan;
10:9 curen a sus enfermos y digan a la gente: "El Reino de Dios está cerca de ustedes".
10:10 Pero en todas las ciudades donde entren y no los reciban, salgan a las plazas y digan:
10:11 "¡Hasta el polvo de esta ciudad que se ha adherido a nuestros pies, lo sacudimos sobre ustedes! Mateo 10, 14 Marcos 6, 11 Lucas 9, 5 Hechos 13, 51 Sepan, sin embargo, que el Reino de Dios está cerca". Mateo 10, 7-14
10:12 Les aseguro que en aquel Día, Sodoma Génesis 19, 25 Mateo 10, 15 Mateo 11, 23-24 Lucas 17, 29 2 Pedro 2, 6 Judas 7 será tratada menos rigurosamente que esa ciudad.

Lamentación de Jesús por las ciudades de Galilea
Mateo 11, 20-24

10:13 ¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro Isaías 23, 1 Ezequiel 26, 1--28, 19 Joel 4, 4-8 Amós 1, 9-10 Zacarías 9, 1-4 Mateo 11, 21-22 y en Sidón Ezequiel 28, 21 Joel 4, 4-8 Zacaráis 9, 1-2 Mateo 11, 21-28 se hubieran hecho los milagros realizados entre ustedes, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y sentándose sobre ceniza.
10:14 Por eso Tiro y Sidón, en el día del Juicio, serán tratadas menos rigurosamente que ustedes.
10:15 Y tú, Cafarnaún, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno. Isaías 14, 15 Mateo 11, 23
10:16 El que los escucha a ustedes, Mateo 10, 40 Mateo 18, 5 Marcos 9, 37 Marcos 9, 41 Lucas 9, 48 Juan 13, 20 me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza a aquel que me envió".

Regreso de los setenta y dos discípulos
10:17 Los setenta y dos volvieron y le dijeron llenos de gozo: "Señor, hasta los demonios se nos someten en tu Nombre".
10:18 Él les dijo: "Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Apocalipsis 12, 9
10:19 Les he dado poder para caminar sobre serpientes y escorpiones Salmo 91, 13 y para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos.
10:20 No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo".

La revelación del Evangelio a los humildes
Mateo 11, 25-29

10:21 En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.
10:22 Todo me ha sido dado por mi Padre, Mateo 11, 27 Juan 3, 35 y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, Mateo 11, 27 Juan 10, 15 como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar".
10:23 Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: "¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven!
10:24 ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!" Mateo 13, 17

El mandamiento principal
Mateo 22, 34-40 / Marcos 12, 28-34

10:25 Y entonces, un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: Mateo 22, 35-40 Marcos 12, 28-34 "Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?"
10:26 Jesús le preguntó a su vez: "¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?"
10:27 Él le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, Deuteronomio 6, 4-5 Mateo 22, 37 Marcos 12, 30 y a tu prójimo como a ti mismo". Levítico 19, 18 Mateo 5, 43 Mateo 19, 19 Mateo 22, 39 Marcos 12, 31 Romanos 13, 9 Gálatas 5, 14 Santiago 2, 8
10:28 "Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida". Levítico 18, 5 Nehemías 9, 29 Ezequiel 18, 9 Ezequiel 20, 11-13 Romanos 10, 5 Gálatas 3, 12

La parábola del buen samaritano
10:29 Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: "¿Y quién es mi prójimo?"
10:30 Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: "Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos bandidos, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto.
10:31 Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo.
10:32 También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino.
10:33 Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió.
10:34 Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo.
10:35 Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: "Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver".
10:36 ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?"
10:37 "El que tuvo compasión de él", le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: "Ve, y procede tú de la misma manera".

El encuentro de Jesús con Marta y María
10:38 Mientras iban caminando, Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa.
10:39 Tenía una hermana llamada María, Juan 11, 1 que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra.
10:40 Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude".
10:41 Pero el Señor le respondió: "Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas.
10:42 Sin embargo, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada".


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