lunes 18 2018

" YO LES DIGO QUE NO RESPONDAN AL MALVADO "

Lunes de la undécima semana del tiempo ordinario


Primer Libro de los Reyes 21,1-16. 

Nabot, el izreelita, tenía una viña en Izreel, al lado del palacio de Ajab, rey de Samaría. 
Ajab dijo a Nabot: "Dame tu viña para hacerme una huerta, ya que está justo al lado de mi casa. Yo te daré a cambio una viña mejor o, si prefieres, te pagaré su valor en dinero". 
Pero Nabot respondió a Ajab: "¡El Señor me libre de cederte la herencia de mis padres!". 
Ajab se fue a su casa malhumorado y muy irritado por lo que le había dicho Nabot, el izreelita: "No te daré la herencia de mis padres". Se tiró en su lecho, dio vuelta la cara y no quiso probar bocado. 
Entonces fue a verlo su esposa Jezabel y le preguntó: "¿Por qué estás tan malhumorado y no comes nada?". 
El le dijo: "Porque le hablé a Nabot, el izreelita, y le propuse: 'Véndeme tu viña o, si quieres, te daré otra a cambio'. Pero él respondió: 'No te daré mi viña'". 
Su esposa Jezabel le dijo: "¿Así ejerces tú la realeza sobre Israel? ¡Levántate, come y alégrate! ¡Yo te daré la viña de Nabot, el izreelita!". 
En seguida escribió una carta en nombre de Ajab, la selló con el sello del rey y la envió a los ancianos y a los notables de la ciudad, conciudadanos de Nabot. 
En esa carta escribió: "Proclamen un ayuno y en la asamblea del pueblo hagan sentar a Nabot en primera fila. 
Hagan sentar enfrente a dos malvados, que atestigüen contra él, diciendo: 'Tú has maldecido a Dios y al rey'. Luego sáquenlo afuera y mátenlo a pedradas". 
Los hombres de la ciudad, los ancianos y notables, conciudadanos de Nabot, obraron de acuerdo con lo que les había mandado Jezabel, según lo que estaba escrito en la carta que les había enviado. 
Proclamaron un ayuno e hicieron sentar a Nabot en primera fila. 
En seguida llegaron dos malvados que se le sentaron enfrente y atestiguaron contra él diciendo: "Nabot ha maldecido a Dios y al rey". Entonces lo sacaron fuera de la ciudad y lo mataron a pedradas. 
Y mandaron decir a Jezabel: "Nabot fue apedreado y murió". 
Cuando Jezabel se enteró de que Nabot había sido matado a pedradas, dijo a Ajab: "Ya puedes tomar posesión de la viña de Nabot, esa que él se negaba a venderte, porque Nabot ya no vive: está muerto". 
Apenas oyó Ajab que Nabot estaba muerto, bajó a la viña de Nabot, el izreelita, para tomar posesión de ella. 



Salmo 5,2-3.5-6.7. 

Señor, escucha mis palabras, 
atiende a mis gemidos;
oye mi clamor, mi Rey y mi Dios, 
porque te estoy suplicando.

Tú no eres un Dios que ama la maldad; 
ningún impío será tu huésped,
ni los orgullosos podrán resistir 
delante de tu mirada. 

Tu detestas a los que hacen el mal 
y destruyes a los mentirosos. 
¡Al hombre sanguinario y traicionero 
lo abomina el Señor!




Evangelio según San Mateo 5,38-42. 



















Jesús, dijo a sus discípulos: 
Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. 
Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. 
Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; 
y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él. 
Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado. 


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.


Leer el comentario del Evangelio por : San Cesáreo de Arlés 
«Yo les digo que no respondan al malvado»


«Quien observa toda la ley pero falta en un solo precepto, infringe el conjunto de la Ley» (St 2:10). ¿Cuál es ese único precepto sino el verdadero amor, la caridad perfecta? Es de ella que el apóstol Pablo ha dicho también: «Una sola formula contiene toda la Ley en su plenitud: Amarás a tu prójimo como a ti mismo». 

Pues la verdadera caridad es paciente en la adversidad y moderada en la prosperidad. Es fuerte en el doloroso sufrimiento, alegre en las buenas obras, perfectamente segura en la tentación. La caridad es mansa entre los verdaderos hermanos, y muy paciente entre los falsos. Es inocente en medio de las emboscadas; gime en medio de la maldad; respira en la verdad. Es casta en Susana casada, viuda en Ana, virgen en María (Dn 13, 1s; Lc 2:36). Es humilde en la obediencia de Pedro y libre en la argumentación de Pablo. Es humana en los testimonios de los cristianos, divina en el perdón de Cristo. Pues la verdadera caridad, hermanos muy queridos, es el alma de todas las Escrituras, la fuerza de la profecía, el armazón del conocimiento, el fruto de la fe, la riqueza de los pobres, la vida de los moribundos. Guárdenla entonces fielmente; aprécienla de todo su corazón y de toda la fuerza de su espíritu (Mc 12:30). 


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