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lunes 19 2011

SAL CON TU FE

San Lucas 8, 16-18
 

Sal con tu fe

Luc 8:16 Dijo Jesús a la gente: -"Nadie que ha encendido una lámpara la oculta con una vasija o la pone debajo de la cama, sino que la pone sobre un candelero para que los que entran vean la luz.
Luc 8:17 Porque nada hay escondido que no acabe por saberse; ni secreto que no acabe por conocerse y hacerse público.
Luc 8:18 Mirad, pues, cómo oís: porque al que tiene se le dará; y al que no tiene incluso lo que piensa tener se le quitará. 

Biblia  EUNSA

"Palabra del Señor"

"Gloria a ti Señor Jesús"


Meditación:


Sal con tu fe

Hijo, hija, ¡sal con tu fe!, ¡que la vean!
Algunos querrán quitártela, otros la calumniarán y muchos sentirán en su interior la llama del Amor con que Dios te Ama. 

Los hijos del mundo hacen muchas cosas por celos, así son ellos. Y si tienen celos de este Amor que vives de Dios, que Dios te da, lo querrán. Dirán: “pero, ¿qué tiene ese-a que yo no tenga?”, y te investigarán. Sus ojos, cual radiografías, invadirán todas tus obras, hablarán de ti y contigo, o con los que te tratan, y tu fe o les infundirá la suya, o tratarán de quitártela a costa de lo que sea, incluso pueden decirte que te aman para que caigas en el pecado de un amor humano ilícito, para así probarse a sí mismos, que tu fe era débil y vulnerable, y que por eso, no vale la pena dejar las cosas mundanas para malvivir, total si eres como ellos-as, un “cazador” de satisfacciones para el cuerpo, y dirán que la fe te satisface y que por eso la practicas, porque te da algo a ti, pero que ellos no lo necesitan. Dirán que eres un falso, una falsa, y que no vale la pena ni seguirte ni tenerte en cuenta, y sufrirás por la pérdida de tu virtud, por caer en el pecado, para hacerles felices y que con su felicidad te dieran la tuya.

¡Sólo Dios puede hacer feliz al hombre, a la persona!, ¡sólo Dios! 

Si haz, caído en alguna mala tentación, levántate y sacude tu ropa; deja que tu Madre, la Iglesia Santa, te vista de nuevo de blanco, después de recibir tú, de Dios, el perdón de tus pecados, yendo a confesarlos. Si temes confesarlos al sacerdote habitual, ve a otro, pero, ¡confiésate!, ¡límpiate!, y aprende de tu mal y haz el bien ya por siempre. Y, si vuelves a faltar, a errar, que sea sin querer. 

Lee vidas de Santos, lee historias de milagros, lee el Evangelio, y llénate del Espíritu Santo, que está en lo bueno, en todo lo bueno que un hombre, que una persona haga.
Sal con tu fe, y prepárate para superar las pruebas. Únete a Dios, usa de la oración, reza el Santo Rosario, y verás como tu fe crece y tu felicidad es tan real que nadie te la podrá robar, nadie te la podrá quitar. 

Y si tienes vocación al santo matrimonio, haz que sea tu fe quien, como luz, atraiga a la persona que Dios quiere para ti, una persona de fe y llena de misericordia. Se necesita de la misericordia para ser luz. 

¡Sé luz!, e ilumina tu camino con las obras de tu fe. Amén.


P. Jesús



Fuente:   www.evangeliomeditado.com

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