domingo 12 2014

JESÚS VINO DE GALILEA AL JORDÁN DONDE ESTABA JUAN, PARA SER BAUTIZADO

Día litúrgico: El Bautismo del Señor (A)








Texto del Evangelio (Mt 3,13-17):
En aquel tiempo, Jesús vino de Galilea al Jordán donde estaba Juan, para ser bautizado por él. Pero Juan trataba de impedírselo diciendo: «Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?». Jesús le respondió: «Déjame ahora, pues conviene que así cumplamos toda justicia». Entonces le dejó. Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre Él. Y una voz que salía de los cielos decía: «Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco».

Comentario: Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)


Jesús vino de Galilea al Jordán donde estaba Juan, para ser bautizado
 

Hoy contemplamos al Mesías —el Ungido— en el Jordán «para ser bautizado» (Mt 3,13) por Juan. Y vemos a Jesucristo como señalado por la presencia en forma visible del Espíritu Santo y, en forma audible, del Padre, el cual declara de Jesús: «Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco» (Mt 3,17). He aquí un motivo maravilloso y, a la vez, motivador para vivir una vida: ser sujeto y objeto de la complacencia del Padre celestial. ¡Complacer al Padre!

De alguna manera ya lo pedimos en la oración colecta de la misa de hoy: «Dios todopoderoso y eterno (...), concede a tus hijos adoptivos, nacidos del agua y del Espíritu Santo, llevar siempre una vida que te sea grata». Dios, que es Padre infinitamente bueno, siempre nos “quiere bien”. Pero, ¿ya se lo permitimos?; ¿somos dignos de esta benevolencia divina?; ¿correspondemos a esta benevolencia?

Para ser dignos de la benevolencia y complacencia divina, Cristo ha otorgado a las aguas fuerza regeneradora y purificadora, de tal manera que cuando somos bautizados empezamos a ser verdaderamente hijos de Dios. «Quizá habrá alguien que pregunte: ‘¿Por qué quiso bautizarse, si era santo?’. ¡Escúchame! Cristo se bautiza no para que las aguas lo santifiquen, sino para santificarlas Él» (San Máximo de Turín).

Todo esto —inmerecidamente— nos sitúa como en un plano de connaturalidad con la divinidad. Pero no nos basta a nosotros con esta primera regeneración: necesitamos revivir de alguna manera el Bautismo por medio de una especie de continuo “segundo bautismo”, que es la conversión. Paralelamente al primer Misterio de la Luz del Rosario —el Bautismo del Señor en el Jordán— nos conviene contemplar el ejemplo de María en el cuarto de los Misterios de Gozo: la Purificación. Ella, Inmaculada, virgen pura, no tiene inconveniente en someterse al proceso de purificación. Nosotros le imploramos la sencillez, la sinceridad y la humildad que nos permitirán vivir de manera constante nuestra purificación a modo de “segundo bautismo”.



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LA PROMULGACIÓN DEL REINO DE LOS CIELOS

SAN MATEO,  CAPÍTULO 3
 


La predicación de Juan el Bautista
Marcos 1, 2-8 / Lucas 3, 1-9.15-17 / Juan 1, 19-28

3:1 En aquel tiempo se presentó Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea:
3:2 "Conviértanse, porque el Reino de los Cielos Daniel 2, 44 Marcos 1, 15 está cerca". Mateo 4, 17 Marcos 1, 15
3:3 A él se refería el profeta Isaías cuando dijo:
Una voz grita en el desierto:
Preparen el camino del Señor,
allanen sus senderos. Isaías 40, 3 Marcos 1, 3 Lucas 3, 4 Juan 1, 23
3:4 Juan tenía una túnica de pelos de camello y un cinturón de cuero, 2 Reyes 1, 8 Marcos 1, 6 y se alimentaba con langostas y miel silvestre.
3:5 La gente de Jerusalén, de toda la Judea y de toda la región del Jordán iba a su encuentro,
3:6 y se hacía bautizar por él en las aguas del Jordán, confesando sus pecados.
3:7 Al ver que muchos fariseos y saduceos se acercaban a recibir su bautismo, Juan les dijo: "Raza de víboras, Mateo 12, 34 Mateo 23, 33 Lucas 3, 7 ¿quién les enseñó a escapar de la ira de Dios que se acerca?
3:8 Produzcan el fruto de una sincera conversión,
3:9 y no se contenten con decir: "Tenemos por padre a Abraham". Lucas 3, 8 Juan 8, 33 Porque yo les digo que de estas piedras Dios puede hacer surgir hijos de Abraham.
3:10 El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles: el árbol que no produce buen fruto será cortado y arrojado al fuego. Mateo 7, 19 Lucas 3, 9
3:11 Yo los bautizo con agua para que se conviertan; pero aquel que viene detrás de mí es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. Él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego.
3:12 Tiene en su mano la horquilla y limpiará su era: recogerá su trigo en el granero y quemará la paja en un fuego inextinguible".

El bautismo de Jesús
Marcos 1, 9-11 / Lucas 3, 21-22

3:13 Entonces Jesús fue desde Galilea hasta el Jordán y se presentó a Juan para ser bautizado por él.
3:14 Juan se resistía, diciéndole: "Soy yo el que tiene necesidad de ser bautizado por ti, ¡y eres tú el que viene a mi encuentro!"
3:15 Pero Jesús le respondió: "Ahora déjame hacer esto, porque conviene que así cumplamos todo lo que es justo". Y Juan se lo permitió.
3:16 Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento se le abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma y dirigirse hacia él.
3:17 Y se oyó una voz del cielo que decía: "Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección". Isaías 42, 1 Mateo 12, 18 Mateo 17, 5 Marcos 1, 11 Marcos 9, 7 Lucas 3, 22 Lucas 9, 35 2 Pedro 1, 17



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