sábado 29 2012

LUZ PARA ALUMBRAR A LAS NACIONES



1 Juan 2,3-11

Queridos hermanos: En esto sabemos que conocemos a Jesús: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: "Yo le conozco", y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él. Quien dice que permanece en él debe vivir como vivió él.

Queridos, no os escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que tenéis desde el principio. Este mandamiento antiguo es la palabra que habéis escuchado. Y, sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo -lo cual es verdadero en él y en vosotros-, pues las tinieblas pasan, y la luz verdadera brilla ya. Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano está aún en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.




Salmo 95

Cantad al Señor un cántico nuevo, / cantad al Señor, toda la tierra; / cantad al Señor, bendecid su nombre. R.

Proclamad día tras día su victoria. / Contad a los pueblos su gloria, / sus maravillas a todas las naciones. R.

El Señor ha hecho el cielo; / honor y majestad lo preceden, / fuerza y esplendor están en su templo. R.




Lucas 2,22-35
 

Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: "Todo primogénito varón será consagrado al Señor", y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: "un par de tórtolas o dos pichones."

Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: "Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel."

Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, diciendo a María su madre: "Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma."



COMENTARIO
 
1. Ofertas de Luz


1.1 Las lecturas de hoy van unidas en el tema de la luz. El que está en Cristo tiene luz porque Cristo mismo es la luz. ¿Qué significa esto para nosotros?

1.2 Es interesante al respecto recordar que los cristianos llamaban "iluminación" a la recepción del bautismo: era entendido este sacramento como entrar en la luz.

1.3 Mas luego llegaron otras ofertas de luz. En el siglo XVIII se llamó "oscura" a la época en que la fe tenía preponderancia social y presencia académica. El tiempo entre el humanismo griego y el humanismo renacentista fue considerado una época "sombría," de modo que ser bautizado y público creyente fue considerado "oscurantismo." Los pensadores que estas cosas decían llamaron a su propio tiempo "iluminación," o, como es conocido más comúnmente, "ilustración."

1.4 La luz vuelve a ser tema en la Nueva Era. En multitud de metáforas y sugestivas imágenes la Nueva Era nos quiere invitar a acoger la luz, pero esta vez se trata de una luz que ya no predica la sola (y "fría") racionalidad sino que anuncia una especie de experiencia espiritual, de fusión con el cosmos o de conexión con potencias celestiales o mensajeros de sabiduría.

1.5 En el ambiente esotérico es común hablar de los "grandes maestros" (entre los que estaría el mismo Cristo) y presentarlos como ejemplos de verdaderos "iluminados." Según estos "nuevaeristas," la iluminación viene a través de la meditación, la superación o anulación del ego, y otras cosas que en realidad pretenden superar los males del racionalismos egocéntrico de la Modernidad, es decir, de la anterior Iluminación o Ilustración.

2. La Nueva Era Es Todo, Menos Nueva

2.1 La Primera Carta de Juan ya tuvo que tratar el tema de la gente que se creía muy iluminada pero que llevaba una vida oscura. Lo básico es que la vida tiene que resplandecer, y que una luz que se queda en el nivel del conocimiento no es luz verdadera.

2.2 El racionalismo de la Ilustración o las experiencias mentales de la Nueva Era suceden en el nivel del intelecto, esto es, de la mente entendida como superior o independiente de la realidad temporal y corporal que tenemos. La razón endiosada o el cerebro recargado de sensaciones densas se suponen superiores a la vida que transcurre más allá de la reflexión o el conocimiento. El texto de hoy va exactamente en contra de ese modo de ver las cosas.

2.3 Frente a los que se enorgullecían de su conocimiento (que en griego se dice "gnosis") Juan pronuncia una palabra clara: ¿cómo está tu vida? Y la vida se refleja en criterios visibles: los mandamientos, no sólo en el sentido de los Diez Mandamientos, que no quedan excluidos, sino en el sentido amplio de conformidad con el querer divino. Y en cuanto ese querer significa vida y salvación para mi hermano, tener luz es estar en camino de anunciar y comunicar vida, amor, salvación a mi hermano.



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CAPÍTULO 2


El nacimiento de Jesús
Mateo 1, 18-25

2:1 En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo.
2:2 Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria.
2:3 Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen.
2:4 José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David,
2:5 para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada.
2:6 Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre;
2:7 y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue.

La visita de los pastores
2:8 En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche.
2:9 De pronto, se les apareció el Ángel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor,
2:10 pero el Ángel les dijo: "No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo:
2:11 Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor.
2:12 Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre".
2:13 Y junto con el Ángel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
2:14 "¡Gloria a Dios en las alturas,
y en la tierra, paz a los hombres amados por él!"
2:15 Después que los ángeles volvieron al cielo, los pastores se decían unos a otros: "Vayamos a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado".
2:16 Fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre.
2:17 Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño,
2:18 y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores.
2:19 Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón.
2:20 Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido.

La circuncisión de Jesús
2:21 Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño Génesis 17, 12 Génesis 21, 4 Levítico 12, 3 Lucas 1, 59 Hechos 7, 8 y se le puso el nombre de Jesús, Mateo 1, 25 nombre que le había sido dado por el Ángel Mateo 1, 21 Lucas 1, 31 antes de su concepción.

La presentación de Jesús en el Templo
2:22 Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor,
2:23 como está escrito en la Ley: Todo varón primogénito será consagrado al Señor. Éxodo 13, 2 Éxodo 13, 12
2:24 También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, Levítico 12, 6 como ordena la Ley del Señor.

El canto de Simeón
2:25 Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él
2:26 y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor.
2:27 Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley,
2:28 Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo:
2:29 "Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido,
2:30 porque mis ojos han visto la salvación
2:31 que preparaste delante de todos los pueblos:
2:32 luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel". Isaías 42, 6 Isaías 49, 6 Hechos 13, 47 Hechos 26, 23

La profecía de Simeón
2:33 Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él.
2:34 Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: "Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción,
2:35 y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos".

La profecía de Ana
2:36 Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido.
2:37 Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones.
2:38 Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.

La infancia de Jesús en Nazaret
2:39 Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, Mateo 2, 23 en Galilea.
2:40 El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él.
Jesús entre los doctores de la Ley
2:41 Sus padres iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Éxodo 12, 1-27 Esdras 6, 19-22 Mateo 26, 2 Marcos 14, 1 1 Corintios 5, 7
2:42 Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre,
2:43 y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta.
2:44 Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos.
2:45 Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él.
2:46 Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas.
2:47 Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas.
2:48 Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: "Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados".
2:49 Jesús les respondió: "¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?"
2:50 Ellos no entendieron lo que les decía.
2:51 Él regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón.
2:52 Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres. 1 Samuel 2, 26 Proverbios 3, 4 Romanos 12, 17 2 Corintios 8, 21


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