Lectura del santo Evangelio según san Mateo (10, 34—11, 1)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: “No piensen que he venido a traer la paz a la tierra; no he venido a traer la paz, sino la espada. He venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y los enemigos de cada uno serán los de su propia familia.
El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.
El que salve su vida, la perderá y el que la pierda por mí, la salvará. Quien los recibe a ustedes, me recibe a mí; y quien me recibe a mí, recibe al que me ha enviado.
El que recibe a un profeta por ser profeta, recibirá recompensa de profeta; el que recibe a un justo por ser justo, recibirá recompensa de justo.
Quien diere, aunque no sea más que un vaso de agua fría a uno de estos pequeños, por ser discípulo mío, yo les aseguro que no perderá su recompensa”.
Cuando acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, Jesús partió de ahí para enseñar y predicar en otras ciudades.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
“No he venido a traer la paz, sino la espada”
Mt 10, 34-11,1
1. NO VINE A TRAER LA PAZ, SINO LA ESPADA.
Jesús dijo a sus apóstoles: No piensen que he venido a traer la paz sobre la tierra. No vine a traer la paz, sino la espada.
En la literatura profética, el Mesías, lo había de poner todo en orden y paz. El Mesías era llamado también la Paz. Jesús Mesías comienza rectificando este concepto mesiánico, sin embargo él dice que vino a traer la paz, sino la espada. No es que el Príncipe de la Paz (Is 9:5) no venga a traer la paz, sino que, por su doctrina aquí la espada, va a ser ocasión de que con relación a El haya hostilidades. No en vano es un signo de contradicción (Lc 2:34). Y estas oposiciones van a llegar a ser dentro del mismo hogar.
2. ¿CONTRA QUE VA UTILIZAR LA ESPADA?,
Entonces nos preguntamos: ¿Contra que va utilizar la espada?, ¿si somos seguidores de Cristo, contra que la usaríamos nosotros?, la expresión de Jesús nos estremece, nos conmueve y nos altera, nos impresiona, y no es para menos, porque tenemos que declararnos combatientes contra esa espada sabiendo que será vencedora. En efecto, la espada viene a liquidar la vanidad, viene destruir el egoísmo, la soberbia se rinde ante su filo, y su energía nos mueve a salir de la pereza y la comodidad que nos hace vivir nuestra fe en una paz que no es tal, sino que despreocupación y desidia de nuestra tarea como apóstoles.
3. NOS ENFRENTAREMOS A ESA ESPADA
Jesús nos estremece la conciencia, y nos despierta, y nos hace ver que si no abandonamos los vicios de esta sociedad y no vivimos de acuerdo a los principios que nos enseñan los evangelios, no tendremos paz, ni en nuestras conciencias ni en nuestra vida, y nos enfrentaremos a esa espada, en cambio por el camino por todos conocidos, la actitud bondadosa, justa, amable, cariñosa, de palabras dulces, la vida en rectitud, la sonrisa honesta, envaina cualquier espada.
4. HE VENIDO A ENFRENTAR AL HIJO CON SU PADRE
Luego Jesús nos dice: Porque he venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre y a la nuera con su suegra; y así, el hombre tendrá como enemigos a los de su propia casa. Nuevamente nos asombramos ante esta frase, pero es absolutamente cierto, encontramos muchas veces que no vivimos la fe de la misma forma en nuestra familia, y eso no produce dolor, discusiones que dividen, el esposo que no acompaña a su mujer en la fe, los hijos que no entienden la fe de sus padres o el padre que no acepta a la hija que opta por seguir a Cristo, pero nada de esto ocurriría o al menos se mitigaría, si vivimos siendo y pareciendo cristianos, no a medias tintas, porque lo que decimos debemos hacerlo, así nos ganaremos el respeto y la comprensión en la familia, y si optamos por seguir a Cristo, tiene que ser plenamente como cristiano y sin acomodar nuestra fe a nuestros intereses.
5. EL QUE AMA A SU PADRE O A SU MADRE MÁS QUE A MÍ
Buena oportunidad para recordar unas palabras del Señor: Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica (Lc. 8, 21). En efecto la Palabra de Dios nos une, nos hace una gran familia, y los que se resisten a ella así mismo, se disgregan y se separan de quien la sigue.
Dice nuestro amado Jesús: El que ama a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí.
Ante esta lucha de la estirpe y familia en torno a Jesús, ¿qué hacer? ¿Dejarlo todo por El? Jesús, que exige un amor supremo a El sobre todas las cosas, proclama su misma divinidad, ya que los valores que exige sacrificar son de ley natural. Sólo está por encima de estos valores el amor de Dios.
6. PORQUE QUIEN AMA A DIOS, AMA LOS HOMBRES.
Amar a Dios por sobre todas las cosas, y muy por encima del amor a cualquiera de sus criaturas, por sobre el amor a nuestros seres más queridos, y por supuesto, más que a uno mismo, y en esto consiste el Primer Mandamiento, y no es para que no amemos a nuestra familia, significa que el amor a Dios viene antes que el amor a cualquier persona, porque quien ama a Dios, ama los hombres.
7. EL QUE NO TOMA SU CRUZ Y ME SIGUE NO ES DIGNO DE MÍ.
Y este amor exige aún más, así es como luego el Señor nos dice; El que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí. Es una imagen dolorosa la de la cruz, pero Jesús la exige para ser dignos de EL y, además debemos llevarla detrás de EL. ¿Somos o no somos verdaderos discípulos de Jesús?, tomar la cruz o cargar con ella, quiere expresar que el verdadero discípulo de Jesús debe estar siempre y en todo lugar dispuesto a llevarla, esto es, con todas las privaciones de las comodidades, con sufrimiento frente a los ataques de los irreverentes al Señor, con humillaciones, pero todo esto antes de quebrantar nuestra fidelidad al Señor.
No deja de ser menos cierto, que esta frase nos cala muy hondo, y por el amor a el nos emociona, seguir a Cristo con la cruz, ir tras El, es imitar todos y cada uno de sus ejemplos, es hacer un vida copiada de el en la nuestra, vivir absolutamente de su espíritu, entonces ahora nos explicamos porque debemos renunciar a tantas ataduras, a la familia misma, a la vida si es preciso, para que sea Dios quien viva en uno.
8. EL QUE PIERDA SU VIDA POR MÍ LA ENCONTRARÁ
Nuestro amado Jesús, nos hace un contraste, El que encuentre su vida la perderá; y el que pierda su vida por mí la encontrará Perder la primera por El, es asegurar la segunda, ya que el alma no pueden matarla. La frase, esta empapada de un profundo sentido nuevo por Jesús, la vida verdadera en la resurrección, no se trata de decir que no interesa el cuerpo, sino destacar bien que Dios tiene el pleno dominio y destino del hombre en su totalidad.
9. EL QUE LOS RECIBE A USTEDES ME RECIBE A MÍ
El Señor, nos hace ahora, una nueva consideración, y anuncia el premio que tendrán los que los que reciban a sus apóstoles. El que los recibe a ustedes me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a aquel que me envió. No se trata de una simple hospitalidad, sino de la hospitalidad de que se reciben como apóstoles de Jesús. Así, para mejor comprensión, Jesús nos ilustra con algunos ejemplos, El que recibe a un profeta por ser profeta tendrá la recompensa de un profeta; y el que recibe a un justo por ser justo tendrá la recompensa de un justo, es decir, en cuanto se refleja a Dios en el justo, tendrá el premio correspondiente o el que corresponde al mismo profeta o justo. El que recibe al profeta como profeta, tendrá recompensa de profeta. Tiene además el paralelo de las palabras de Jesús a los que ejercitaron obras de misericordia: Cuanto hicisteis a uno de mis hermanos menores, a mí me lo hicisteis (Mt 25:40.45).
10. LES ASEGURO QUE CUALQUIERA QUE DÉ A BEBER
Les aseguro que cualquiera que dé a beber, - la enseñanza se destaca completa, utilizando para ello un servicio mínimo que se haga al apóstol - aunque sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo no quedará sin recompensa. Estos pequeños a quienes se supone hacer el beneficio, si en otro contexto pueden significar niños u otra clase de personas, en éste se refiere a los apóstoles.
Cristo Jesús viva en sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
LECTIO DIVINA
Mirar al mundo con los ojos de Dios y amar lo que vemos con el corazón de Dios, alejarnos paulatinamente de nuestros propios esquemas y abrirnos a lo que Dios nos quiere decir.
No he venido a traer la paz, sino la espada.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: “No piensen que he venido a traer la paz a la tierra; no he venido a traer la paz, sino la espada.
Jesús en muchas ocasiones saludo a sus discípulos ofreciendo la “Paz”, por tanto que nos diga en esta ocasión “No piensen que he venido a traer la paz”, nos impresiona, pero junto con ello, debemos meditar sobre a cual paz se refiere. Creo que no podemos vivir en paz, si tenemos problemas de conciencia, y Jesús no le trae paz a las conciencias de los hombres que favorecen las injusticias, Jesús no les trae paz a los corazones egoístas, Jesús altera a las almas soberbias. En efecto, ¿quien puede tener paz en su corazón cuando esta lleno de vicios?, Quien tiene paz en su alma si se pone en contra de las enseñanzas del Evangelio?. ¿Se puede tener paz con una vida deshonesta?
El que ama a su padre o a su madre más que a mí
He venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y los enemigos de cada uno serán los de su propia familia. El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí;
“Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica” (Lc. 8, 21). ¿Dentro de mi familia hay personas que no quieren saber nada de Dios?, ¿En mi casa todos vivimos la fe de la misma forma?. Hay verdades a las cuales no se pueden cerrar los ojos, esposos que se burlan de sus esposas por su fe o viceversa, hijos que contradicen la fe de sus padres o padres que se sienten traicionados en sus sueños cuando saben de un hijo o una hija que quiere seguir a Cristo.
Nos vamos a enfrentar padres con hijos o viceversa siempre que contradigamos el amar a Dios por sobre todas las cosas, y muy por encima del amor a cualquiera de sus criaturas, por sobre el amor a nuestros seres más queridos, y por supuesto, más que a uno mismo, porque en eso consiste el Primer Mandamiento. El Señor no nos esta diciendo que no amemos a nuestra familia, pero si nos esta aclarando que el amor a Dios viene antes que el amor a cualquier persona, porque quien ama a Dios, ama los hombres.
Y el que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí
El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que salve su vida, la perderá y el que la pierda por mí, la salvará.
Nuestro Señor Jesucristo estuvo dispuesto a todo con tal de salvarnos y subió al Gólgota con el pesado madero. Si él estuvo tan dispuesto, nosotros sus discípulos; ¿estamos siempre y en todo lugar dispuesto a llevarla?, ¿estamos dispuestos a dejar nuestra comodidades por seguir al Señor?.
San Pablo, crucificado en Cristo dice: En cuanto a mí ¡Dios me libre gloriarme si nos es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado para el mundo! (Gál 6,14). Esta es una frase que nos llega muy profundamente y junto con lo que nos dice Jesús “El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí” nos conmueve muy hondo, porque amamos a Cristo y nos emociona ir tras El.
Seguir a Jesús, caminar junto a él, estar cada día cerca de él, imitar todos y cada uno de sus ejemplos, hacer una vida copiada de él en la nuestra, vivir absolutamente de su espíritu: “nuestra vida vive un cielo anticipado” (Beata Isabel de la Trinidad). Si logro comprender esto, puedo explicarme porque debo renunciar a tantas ataduras, a la familia misma, a la vida si es preciso, para que sea Dios quien viva en uno.
Bendiciones
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
www.caminando-con-jesus.org
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: “No piensen que he venido a traer la paz a la tierra; no he venido a traer la paz, sino la espada. He venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y los enemigos de cada uno serán los de su propia familia.
El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.
El que salve su vida, la perderá y el que la pierda por mí, la salvará. Quien los recibe a ustedes, me recibe a mí; y quien me recibe a mí, recibe al que me ha enviado.
El que recibe a un profeta por ser profeta, recibirá recompensa de profeta; el que recibe a un justo por ser justo, recibirá recompensa de justo.
Quien diere, aunque no sea más que un vaso de agua fría a uno de estos pequeños, por ser discípulo mío, yo les aseguro que no perderá su recompensa”.
Cuando acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, Jesús partió de ahí para enseñar y predicar en otras ciudades.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
“No he venido a traer la paz, sino la espada”
Mt 10, 34-11,1
1. NO VINE A TRAER LA PAZ, SINO LA ESPADA.
Jesús dijo a sus apóstoles: No piensen que he venido a traer la paz sobre la tierra. No vine a traer la paz, sino la espada.
En la literatura profética, el Mesías, lo había de poner todo en orden y paz. El Mesías era llamado también la Paz. Jesús Mesías comienza rectificando este concepto mesiánico, sin embargo él dice que vino a traer la paz, sino la espada. No es que el Príncipe de la Paz (Is 9:5) no venga a traer la paz, sino que, por su doctrina aquí la espada, va a ser ocasión de que con relación a El haya hostilidades. No en vano es un signo de contradicción (Lc 2:34). Y estas oposiciones van a llegar a ser dentro del mismo hogar.
2. ¿CONTRA QUE VA UTILIZAR LA ESPADA?,
Entonces nos preguntamos: ¿Contra que va utilizar la espada?, ¿si somos seguidores de Cristo, contra que la usaríamos nosotros?, la expresión de Jesús nos estremece, nos conmueve y nos altera, nos impresiona, y no es para menos, porque tenemos que declararnos combatientes contra esa espada sabiendo que será vencedora. En efecto, la espada viene a liquidar la vanidad, viene destruir el egoísmo, la soberbia se rinde ante su filo, y su energía nos mueve a salir de la pereza y la comodidad que nos hace vivir nuestra fe en una paz que no es tal, sino que despreocupación y desidia de nuestra tarea como apóstoles.
3. NOS ENFRENTAREMOS A ESA ESPADA
Jesús nos estremece la conciencia, y nos despierta, y nos hace ver que si no abandonamos los vicios de esta sociedad y no vivimos de acuerdo a los principios que nos enseñan los evangelios, no tendremos paz, ni en nuestras conciencias ni en nuestra vida, y nos enfrentaremos a esa espada, en cambio por el camino por todos conocidos, la actitud bondadosa, justa, amable, cariñosa, de palabras dulces, la vida en rectitud, la sonrisa honesta, envaina cualquier espada.
4. HE VENIDO A ENFRENTAR AL HIJO CON SU PADRE
Luego Jesús nos dice: Porque he venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre y a la nuera con su suegra; y así, el hombre tendrá como enemigos a los de su propia casa. Nuevamente nos asombramos ante esta frase, pero es absolutamente cierto, encontramos muchas veces que no vivimos la fe de la misma forma en nuestra familia, y eso no produce dolor, discusiones que dividen, el esposo que no acompaña a su mujer en la fe, los hijos que no entienden la fe de sus padres o el padre que no acepta a la hija que opta por seguir a Cristo, pero nada de esto ocurriría o al menos se mitigaría, si vivimos siendo y pareciendo cristianos, no a medias tintas, porque lo que decimos debemos hacerlo, así nos ganaremos el respeto y la comprensión en la familia, y si optamos por seguir a Cristo, tiene que ser plenamente como cristiano y sin acomodar nuestra fe a nuestros intereses.
5. EL QUE AMA A SU PADRE O A SU MADRE MÁS QUE A MÍ
Buena oportunidad para recordar unas palabras del Señor: Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica (Lc. 8, 21). En efecto la Palabra de Dios nos une, nos hace una gran familia, y los que se resisten a ella así mismo, se disgregan y se separan de quien la sigue.
Dice nuestro amado Jesús: El que ama a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí.
Ante esta lucha de la estirpe y familia en torno a Jesús, ¿qué hacer? ¿Dejarlo todo por El? Jesús, que exige un amor supremo a El sobre todas las cosas, proclama su misma divinidad, ya que los valores que exige sacrificar son de ley natural. Sólo está por encima de estos valores el amor de Dios.
6. PORQUE QUIEN AMA A DIOS, AMA LOS HOMBRES.
Amar a Dios por sobre todas las cosas, y muy por encima del amor a cualquiera de sus criaturas, por sobre el amor a nuestros seres más queridos, y por supuesto, más que a uno mismo, y en esto consiste el Primer Mandamiento, y no es para que no amemos a nuestra familia, significa que el amor a Dios viene antes que el amor a cualquier persona, porque quien ama a Dios, ama los hombres.
7. EL QUE NO TOMA SU CRUZ Y ME SIGUE NO ES DIGNO DE MÍ.
Y este amor exige aún más, así es como luego el Señor nos dice; El que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí. Es una imagen dolorosa la de la cruz, pero Jesús la exige para ser dignos de EL y, además debemos llevarla detrás de EL. ¿Somos o no somos verdaderos discípulos de Jesús?, tomar la cruz o cargar con ella, quiere expresar que el verdadero discípulo de Jesús debe estar siempre y en todo lugar dispuesto a llevarla, esto es, con todas las privaciones de las comodidades, con sufrimiento frente a los ataques de los irreverentes al Señor, con humillaciones, pero todo esto antes de quebrantar nuestra fidelidad al Señor.
No deja de ser menos cierto, que esta frase nos cala muy hondo, y por el amor a el nos emociona, seguir a Cristo con la cruz, ir tras El, es imitar todos y cada uno de sus ejemplos, es hacer un vida copiada de el en la nuestra, vivir absolutamente de su espíritu, entonces ahora nos explicamos porque debemos renunciar a tantas ataduras, a la familia misma, a la vida si es preciso, para que sea Dios quien viva en uno.
8. EL QUE PIERDA SU VIDA POR MÍ LA ENCONTRARÁ
Nuestro amado Jesús, nos hace un contraste, El que encuentre su vida la perderá; y el que pierda su vida por mí la encontrará Perder la primera por El, es asegurar la segunda, ya que el alma no pueden matarla. La frase, esta empapada de un profundo sentido nuevo por Jesús, la vida verdadera en la resurrección, no se trata de decir que no interesa el cuerpo, sino destacar bien que Dios tiene el pleno dominio y destino del hombre en su totalidad.
9. EL QUE LOS RECIBE A USTEDES ME RECIBE A MÍ
El Señor, nos hace ahora, una nueva consideración, y anuncia el premio que tendrán los que los que reciban a sus apóstoles. El que los recibe a ustedes me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a aquel que me envió. No se trata de una simple hospitalidad, sino de la hospitalidad de que se reciben como apóstoles de Jesús. Así, para mejor comprensión, Jesús nos ilustra con algunos ejemplos, El que recibe a un profeta por ser profeta tendrá la recompensa de un profeta; y el que recibe a un justo por ser justo tendrá la recompensa de un justo, es decir, en cuanto se refleja a Dios en el justo, tendrá el premio correspondiente o el que corresponde al mismo profeta o justo. El que recibe al profeta como profeta, tendrá recompensa de profeta. Tiene además el paralelo de las palabras de Jesús a los que ejercitaron obras de misericordia: Cuanto hicisteis a uno de mis hermanos menores, a mí me lo hicisteis (Mt 25:40.45).
10. LES ASEGURO QUE CUALQUIERA QUE DÉ A BEBER
Les aseguro que cualquiera que dé a beber, - la enseñanza se destaca completa, utilizando para ello un servicio mínimo que se haga al apóstol - aunque sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo no quedará sin recompensa. Estos pequeños a quienes se supone hacer el beneficio, si en otro contexto pueden significar niños u otra clase de personas, en éste se refiere a los apóstoles.
Cristo Jesús viva en sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
LECTIO DIVINA
Mirar al mundo con los ojos de Dios y amar lo que vemos con el corazón de Dios, alejarnos paulatinamente de nuestros propios esquemas y abrirnos a lo que Dios nos quiere decir.
No he venido a traer la paz, sino la espada.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: “No piensen que he venido a traer la paz a la tierra; no he venido a traer la paz, sino la espada.
Jesús en muchas ocasiones saludo a sus discípulos ofreciendo la “Paz”, por tanto que nos diga en esta ocasión “No piensen que he venido a traer la paz”, nos impresiona, pero junto con ello, debemos meditar sobre a cual paz se refiere. Creo que no podemos vivir en paz, si tenemos problemas de conciencia, y Jesús no le trae paz a las conciencias de los hombres que favorecen las injusticias, Jesús no les trae paz a los corazones egoístas, Jesús altera a las almas soberbias. En efecto, ¿quien puede tener paz en su corazón cuando esta lleno de vicios?, Quien tiene paz en su alma si se pone en contra de las enseñanzas del Evangelio?. ¿Se puede tener paz con una vida deshonesta?
El que ama a su padre o a su madre más que a mí
He venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y los enemigos de cada uno serán los de su propia familia. El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí;
“Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica” (Lc. 8, 21). ¿Dentro de mi familia hay personas que no quieren saber nada de Dios?, ¿En mi casa todos vivimos la fe de la misma forma?. Hay verdades a las cuales no se pueden cerrar los ojos, esposos que se burlan de sus esposas por su fe o viceversa, hijos que contradicen la fe de sus padres o padres que se sienten traicionados en sus sueños cuando saben de un hijo o una hija que quiere seguir a Cristo.
Nos vamos a enfrentar padres con hijos o viceversa siempre que contradigamos el amar a Dios por sobre todas las cosas, y muy por encima del amor a cualquiera de sus criaturas, por sobre el amor a nuestros seres más queridos, y por supuesto, más que a uno mismo, porque en eso consiste el Primer Mandamiento. El Señor no nos esta diciendo que no amemos a nuestra familia, pero si nos esta aclarando que el amor a Dios viene antes que el amor a cualquier persona, porque quien ama a Dios, ama los hombres.
Y el que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí
El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que salve su vida, la perderá y el que la pierda por mí, la salvará.
Nuestro Señor Jesucristo estuvo dispuesto a todo con tal de salvarnos y subió al Gólgota con el pesado madero. Si él estuvo tan dispuesto, nosotros sus discípulos; ¿estamos siempre y en todo lugar dispuesto a llevarla?, ¿estamos dispuestos a dejar nuestra comodidades por seguir al Señor?.
San Pablo, crucificado en Cristo dice: En cuanto a mí ¡Dios me libre gloriarme si nos es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado para el mundo! (Gál 6,14). Esta es una frase que nos llega muy profundamente y junto con lo que nos dice Jesús “El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí” nos conmueve muy hondo, porque amamos a Cristo y nos emociona ir tras El.
Seguir a Jesús, caminar junto a él, estar cada día cerca de él, imitar todos y cada uno de sus ejemplos, hacer una vida copiada de él en la nuestra, vivir absolutamente de su espíritu: “nuestra vida vive un cielo anticipado” (Beata Isabel de la Trinidad). Si logro comprender esto, puedo explicarme porque debo renunciar a tantas ataduras, a la familia misma, a la vida si es preciso, para que sea Dios quien viva en uno.
Bendiciones
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
www.caminando-con-jesus.org
No hay comentarios :
Publicar un comentario