jueves 02 2012

HISTORIA DE NUESTRA SEÑORA DE LOS ÁNGELES


Nuestra Señora de los Ángeles.  Un indígena pintó en la pared de adobe de su choza una imagen de la Virgen María, semejante a la que se venera en el santuario de los Ángeles, en la ciudad de México. A la muerte del pintor otomí los vecinos empezaron a dar culto a la imagen; en 1767 la autoridad eclesiástica concedió licencia para celebrar misa en ese sitio; años más tarde los devotos construyeron una capilla; en 1770 la mitra de México le otorgó nuevas gracias y privilegios y aumentaron la devoción, el culto y el número de peregrinos; el papa Pío IX concedió el patronato el 26 de abril de 1877 y cambió la festividad del 15 al 2 de agosto. La primera piedra del templo actual se colocó el 3 de mayo de 1878. El 5 de mayo de 1897, aún sin concluir la construcción, el obispo José María Armas coronó la imagen de la Virgen de los Ángeles. El santuario se terminó en 1905.
 
PATRONA DE LA ARQUIDIÓCESIS

La imagen veneradísima de Nuestra Señora de los Ángeles, se encuentra en el Santuario de esta Sede Arzobispal, dedicado a ella,  a su vez es la Patrona de la Arquidiócesis y Señora de la Parroquia a ella encomendada.

En cuanto al origen de la Santa Imagen son varias las fuentes y entre las más aceptables, señalamos estas:
 
La primera: publicada por el señor Hermenegildo Chávez afirma que, por el ano 1736, cuando la epidemia de Matlazahuatl asotó extensas regiones insalubres de la entonces Nueva España, la enfermedad hizo estragos lamentables por las estepas y regiones del Valle del Mezquital; esto obligó a muchos naturales otomíes de Actopan a que huyeran de la peste y en busca de mejor clima y trabajo. Se establecieron en los aledaños de Tulancingo, escogiendo para vivir las faldas del cerro del Tezontle, a la sazón cubierto de magueyes y nopaleras. La tradición nos ha conservado que entre los emigrantes venía un otomí aficionado al arte de la pintura y que tuvo, en la frágil pared de adobe,  la feliz idea y con la aprobación de quien bondadosamente lo hospedaba, de pintar en el cuartito principal de la humilde casa la hermosa imagen de Nuestra Señora de los Ángeles y, según dicen esto 1o hizo como gratitud a quien lo recibió en su casa. Está imagen es semejante a la que se venera en México, en su santuario de los Ángeles y que también fue pintada en un muro por incógnito artista el año de 1580 a devoción del cacique de Coatlán, llamado Izayoque dueño de la ermita.

 La choza del pintor otomí quedó abandonada cuando murió y los vecinos empezaron a tener devoción y culto a la imagen, llevaban ceras,  flores y rezaban en la pequeña y reducida ermita.

La segunda: asegura que el autor de la imagen es un artista más dedicado a la pintura y de origen italiano quien, buscando una mejor suerte en la ciudad de Tulancingo, pues el trabajo escaseaba, llegó a las faldas de cerro del Tezontle donde una familia sencilla lo recibió y al emigrar a otro lado y como gratitud, pintó la Imagen de la Santa Señora en la pared de adobe y al estilo de las damas europeas, idealizada por el pincel de este artista.

Cualquiera que sea la versión, lo cierto es que una vez que la gente sencilla principalmente, descubrió la pintura, acudió a la humilde casa y empezó a venerar a la Madre de Dios y Reina de los Ángeles con flores,  oraciones, mandas, milagros, votos y muy pronto aquella casa se convirtió en ERMITA y,  todavía más pronto fue insuficiente pues, la Reina de los Ángeles empezó a conquistar corazones especialmente, entre los indígenas , campesinos, mas tarde entre los obreros, empleados y familias de todas las clases sociales.
Ya desde 1767 se empezó a celebrar la Santa Misa. En 1770 el Sr. Arzobispo de México concedió indulgencias y gracias a quien visitara la Santa Imagen.

En 1808 el Ilustrísimo Arzobispo de México Sr. Dr. Francisco Xavier de Lizana y Beaumont, al practicar la  visita pastoral a la entonces Parroquia de Tulancingo, refrendó la licencia para la celebración del Santo Sacrificio en el Santuario y concedió indulgencias especiales que podrían lucrarlos fieles que visitaran a la venerada Imagen.

El 26 de Enero de 1862, fecha del decreto de erección de la Diócesis de Tulancingo, el Sr. Don Juan Bautista Ormachea y Ernaiz, primer Obispo, para fomentar la devoción de los fieles a la Santa Señora, obtuvo del Santo Padre Pío IX que, declarara Patrona Principal de la Diócesis a la Inmaculada Reina de los Ángeles, lo que, benignamente concedió su Santidad por decreto del 26 de Abril de 1877, cambió la festividad del 15 al 2 de agosto.

El mismo Sr. Obispo Ormachea anima al pueblo para que en el año de 1878 se empiece un nuevo templo. El comité pro-construcción lo integraron los señores Mariano Molina, Hermenegildo Chávez y Tomás Estrada. Presidente: Juan Flores. Secretario José Santillán. Tesorero, Don José Soto Mayor. El proyecto fue hecho por el ingeniero D. José Serrano.

La primera piedra se colocó el 3 de Mayo de 1878, bajo el maestro de obras D. Manuel Manzano y posteriormente bajo los maestros Placido Hernández y Miguel Salas. El cantero fue D. José María Mendoza.  El capellán de este entonces fue el presbítero D. José Guadalupe Romero.

Con el previo permiso del Prelado, los peones de las haciendas y ranchos circunvecinos trabajaban el día domingo. La primera cuadrilla de treinta hombres que puso el ejemplo a los demás fue la hacienda Caltengo, que inicio el revoque en el cerro para la cimentación del Templo.
El 5 de mayo de 1897, sin concluir aún las obras de construcción, el Ilústrísimo Sr. Obispo José Ma. Armas, tercer Prelado de Tulancingo,  coronó la imagen de Nuestra Señora de los Ángeles, con una media corona imperial de oro y piedras preciosas para reponer la corona de plata que  manos sacrílegas le habían arrebatado.

La obra de construcción se llevó a cabo con los fuertes donativos de las personas de vecinas y de las haciendas, así como con las limosnas de todos los fieles y vecinos devotos. Dentro del pequeño atrio del templo y a un costado del mismo, hay una placa que dice: "Este templo se empezó el 3 de Mayo de 1878" y se sabe que en lo esencial se terminó por el año 1905, cuando era el Ilustrísimo Sr. D. José Mora y del Río,  el V Obispo de Tulancingo, gran sociólogo, pionero de la Doctrina Social de la Iglesia, en nuestra patria,  organizador de los Congresos y Semanas Agrícolas, mártir de la fe que defendió con entereza y dignidad los derechos de la Iglesia perseguida y murió siendo Arzobispo de México.

A finales del siglo antepasado, el ilustre Sr. Cango D. José Espíndola, estableció que cada mes asistieran peregrinaciones al Santuario de las Vicarías Foráneas de la Diócesis según se les asignará su mes, costumbre que han venido conservando hasta nuestro tiempo los ilustres y meritísimos capellanes.

En un principio, la afluencia de peregrinaciones hacía traer a las plantas de la Santa Imagen, todo lo que el corazón agradecido de la gente deseaba llevarle: las danzas regionales, las obras hechas por todos, los recuerdos de la fiesta y muchos adornos folklóricos, hacían patente el amor a Jesucristo  y a su Santísima Madre, la Reina de los Ángeles.

Desde el siglo pasado se celebra con gran entusiasmo la fiesta el día 2 del mes agosto. Son de destacar las peregrinaciones venidas de todas partes de la Diócesis y fuera de ella. Es necesario hacer notar, el entusiasmo de los comerciantes, mercados, fábricas, agencias, empleados, sectores como choferes, carpinteros, taxistas, grupos de fieles y zonas diversas; parroquias cercanas y de toda la diócesis que, o bien en torno a la fiesta o durante el año, se hacen presentes para venerar a la Santa Patrona.

También hay que destacar el que en otras partes de México y fuera del país, tengan la Imagen de Nuestra Señora en gran devoción y que sea precisamente la réplica de la que tenemos en la pared centenaria del Santuario dedicado a Ella en esta ciudad de Tulancingo, Hgo.

El 1962, primer centenario de la Diócesis, se dedica exactamente el 26 del mes de Enero para cumplir con la voluntad del Santo Padre Juan XXIII, para coronar a la Santísima Virgen de los Ángeles; acto que realizara el Emmo. Cardenal Dr. Dn. José  Garivi y Rivera y el Prelado Diocesano el Excmo. Sr. Ob. Dr. Dn. Adalberto Almeida Y Merino.

El Delegado Apostólico, Obispo visitante, clero, religiosos y fieles, transportaron la corona en un acto imponente que partió de la Catedral, atravesando las avenidas principales de la ciudad y llegar para el acto más devoto y filial, cuando el Excmo. Cardenal y el Prelado Diocesano colocan la áurea corona sobre las sienes Virginales de Nuestra Madre y Reina.

El entusiasmo era contagioso y los fieles vecinos de toda la Diócesis dieron testimonio del lugar importante en que guardan a la Reina del cielo. Vivas, cantos, carros alegóricos, carreras de  antorchas, adornaron la solemnidad de esos días.

En torno a este primer centenario diocesano, se tuvieron grandes actos, como la solemne consagración de la Santa Iglesia Catedral; la consagración del nuevo altar del Santuario de Nuestra Señora de los Ángeles y el traslado del Santo Cristo, Señor de la Esperanza al mismo Santuario. Recordamos también el Congreso Mariano, cuyo presidente el Sr. Canónigo D. Guillermo Ledezma y Manjarrez, dirigió con gran acierto. El lunes 22 de Enero, se enriquece la Diócesis con siete nuevos Sacerdotes; y en todo este tiempo, contamos con la presencia de grandes personalidades como la del Sr. Arzobispo Primado de México, Don Miguel Darío Miranda y Gómez, antes Obispo de Tulancingo; el Sr. Talamás y Camandari, Obispo de Ciudad Juárez; el Sr. Alfonso Sánchez Tinoco, Obispo de Papantla; los Señores Obispos Quintero y Corripio, Sr. D. Sergio Méndez y El Sr. Gabriel Anaya; el Sr. Arzobispo de Morelia Dr. Luis Altamirano y Bulnes, quien fuera octavo Obispo de Tulancingo; el Sr. José Sahagún de la Parra, primer Obispo de Tula; el Sr. Abraham Martínez y Betancourt de Tacámbaro; Sr. Miguel García Franco, Obispo de Mazatlán. Y la figura mediante la cual reconocemos la Presencia del Santo Padre, el Excmo. Sr. Luigi Raimondi, Delegado Apostólico en México y Delegado de su Santidad Juan XXIII en Tulancingo para las fiestas del primer centenario.

En 1987 a los XXV años de la Coronación Pontificia, nuevamente se hace una gran celebración, contando en esta ocasión, con la presencia del entonces Delegado Apostólico el Excmo. Sr. Jerónimo Prigioni y con nuestro Sr. Obispo, el Excmo. Sr. Dr. Don Pedro Arandadíaz Muñoz y otros prelados que acompañaron y dieron realce a este acontecimiento.

Al año siguiente 1988 para la fiesta de Agosto se bendice la Imagen nueva de Nuestra Sra. de los Ángeles, toda ella de cedro y realizada por el escultor D. Rafael Castro Aquino de Cholula, Pue., es copia de la que se encuentra en la admirable pared centenaria. Esta imagen preside el altar mayor del Santuario.

Viendo más detenidamente a la Imagen original, descubrimos toda una enseñanza evangelizadora que sale de este Santuario hacia toda la Arquidiócesis y más allá todavía. La Santa Virgen, que parece estar encinta, permanece de pie posando su virginales plantas sobre angelitos que muestran gran contento de servirle de peana; otros diecisiete angelitos la rodean admirando la belleza de la Santa Señora.

 

Su cabeza, que se inclina ligeramente hacia la derecha, está cubierta de negro, pelo ondulante que cáe sobre sus hombros, su rostro bello de rasgos finos y delicados, queda iluminado por una tenue luz que propicia una suave sonrisa, sus ojos negros de mirar sereno y profundo traslucen la belleza de su espíritu y toda ella brinda su encanto acogedor.  Sobre su cabeza, y a cierta distancia, está el Espíritu Santo, blanca paloma, que la cubre con su sombra, más arriba, entre arreboles de nubes,  descendiendo, el eterno Padre extiende sobre ella sus brazos en ademán de eterna bendición.

           Una túnica, color hueso,  (tal vez debió ser de un blanco limpio) a partir de un pequeño escote orlado por un collar, la cubre del todo; su manto azul está recogido en uno de sus extremos, formando pliegues sostenidos en los pulgares de sus manos juntas, a la altura del pecho.

         Por último, un rojo sol de gran circunferencia y a espaldas de la figura de María, cubre buena parte de la pintura conservada hasta el presente enmuy buenas condiciones. El sol en la sabiduría de los indígenas, representa a Jesucristo que viene.

Brevemente, esto es algo de la historia del Santuario y de la Imagen de NUESTRA SEÑORA DE LOS ANGELES, Patrona de la Arquidiócesis y Señora de la Santuario, que con mucho cuidado y cariño, venera y cuida.

 
 
 www.arquidiocesisdetulancingo.org

3 comentarios :

  1. en la comunidad donde vivo se venera la imagen de nuestra señora de los Ángeles pero no conocíamos su historia y significado por lo que agradecería de todo corazón si me enviaran mas información, ya que nos han dicho que no existe y que solo le pusieron los Ángeles así nomas y lastimaron mi creencia y estoy desanimada ya que me gusta continuar sirviendole. gracias.

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    1. El origen de la advocación es el reconocimiento de la Virgen María como Reina de los Ángeles, si la imagen que veneran en su comunidad es parecida a la de Tulancingo la base de esa devoción es nuestra señora de los Ángeles de la colonai Guerrero, aunque puede ser otra imagen ya que este nombre de la Virgen se representa de muchas maneras.

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  2. Maravilloso el que se tome la mención de la primigenía imagen de la colonia Guerrero que a toda verdad es la fuente para la elaboración de la venerada en Tulancingo.

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