sábado 05 2025

EVANGELIO DEL DÍA DOMINGO 6 DE ABRIL DE 2025 -- EL QUE NO TENGA PECADO QUE ARROJE LA PRIMERA PIEDRA

 + Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan

      8,1-11









Jesús fue al monte de los Olivos. Al amanecer volvió al Templo, y todo el pueblo acudía a Él. Entonces se sentó y comenzó a enseñarles.

Los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio de todos, dijeron a Jesús: “Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés, en la Ley, nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. Y Tú, ¿Qué dices?”.

Decían esto para ponerlo a prueba, a fin de poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, comenzó a escribir en el suelo con el dedo.

Como insistían, se enderezó y les dijo: “Aquél de ustedes que no tenga pecado, que arroje la primera piedra”.

E inclinándose nuevamente, siguió escribiendo en el suelo.

Al oír estas palabras, todos se retiraron, uno tras otro, comenzando por los más ancianos.

Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí, e incorporándose, le preguntó:

“Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Nadie te ha condenado?”.

Ella le respondió:

“Nadie, Señor”.

“Yo tampoco te condeno -le dijo Jesús-. Vete, no peques más en adelante”.


Palabra del Señor.



Reflexión


Ayer Domingo hemos iniciado la Quinta semana del Tiempo de Cuaresma, la cual, antiguamente, se llamaba “tiempo de pasión”, por eso hoy todavía se puede mantener la costumbre de cubrir los crucifijos y las imágenes de los santos. Seguimos leyendo el Evangelio según San Juan el cual nos trae en este día el relato de La mujer sorprendida en adulterio. Esta sorprendente narración nos muestra la misericordia del Señor en fuerte contraste con la dureza del corazón de los fariseos y de los escribas, más aún cuando ellos usan la situación de la mujer pecadora (humillándola sin compasión) para ponerle una trama a Jesús. El Señor no se deja llevar por la trampa y hace un gesto profético escribiendo en el suelo del Templo, para indicar como los acusadores “se han apartado y han abandonado al Señor” y por eso, como dice Jeremías, “sus nombres serán escritos en la tierra” (ver Jr 17,13). Ante la insistencia de los acusadores, el Señor dice: “El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra” (Jn 8,7b). Con estas palabras Jesús les advierte a los acusadores, primero que son pecadores también y, segundo, que deben hacerse responsables de la muerte de la mujer, si persisten en su acusación, tal como advierte la Ley de Moisés a los testigos de un crimen que merezca la muerte (ver Dt 17,7). «Es como si [Jesús] dijese: “me traéis una pecadora, vosotros pecadores. Si pensáis que debo condenar los pecados, comenzaré por vosotros” [dice San Agustín]». Los acusadores se retiran y Jesús le muestra a la mujer que él no es uno de ellos, él «clava en ella los ojos de la misericordia [Agustín]» y le dice: “no te condeno”. Así la mujer es libre de marcharse, pero no de volver a pecar.


¿Tengo conciencia de que soy pecador (a)? ¿Tengo conciencia de la infinita misericordia del Señor para con nosotros? ¿Acuso o condeno a los pecadores? 


Fuente :     boosco.org

viernes 04 2025

EVANGELIO DEL DÍA SÁBADO 5 DE ABRIL DE 2025 -- «NADIE HABLÓ JAMÁS COMO ESTE HOMBRE»

 Cuaresma y Semana Santa


Juan 7, 40-53. Cuaresma. Quien escucha a Jesús, quien lo conoce de cerca y oye sus palabras, no puede quedar igual.



Por: P. Francisco Javier Arriola | Fuente: Catholic.net





Del santo Evangelio según san Juan 7, 40-53








En aquel tiempo, algunos de la multitud que lo habían oído, opinaban: «Este es verdaderamente el Profeta». Otros decían: «Este es el Mesías». Pero otros preguntaban: «¿Acaso el Mesías vendrá de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David y de Belén, el pueblo de donde era David?». Y por causa de él, se produjo una división entre la gente. Algunos querían detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él. Los guardias fueron a ver a los sumos sacerdotes y a los fariseos, y estos les preguntaron: «¿Por qué no lo trajeron?». Ellos respondieron: «Nadie habló jamás como este hombre». Los fariseos respondieron: «¿También ustedes se dejaron engañar? ¿Acaso alguno de los jefes o de los fariseos ha creído en él? En cambio, esa gente que no conoce la Ley está maldita». Nicodemo, uno de ellos, que había ido a ver a Jesús, les dijo: «¿Acaso nuestra Ley permite juzgar a un hombre sin escucharlo antes para saber lo que hizo?». Le respondieron: «¿Tú también eres galileo? Examina las Escrituras y verás que de Galilea no surge ningún profeta». Y cada uno regresó a su casa.


Oración introductoria

María, Madre de Misericordia, te pido tu maternal ayuda para poder reflexionar y meditar en las Palabras de tu Hijo Jesucristo, que son palabras de vida eterna. Ayúdame, Madre, a guardar todas estas reflexiones en mi corazón, como Tú lo hacías también, para que sean la tierra fecunda donde Cristo pueda sacar fruto para mi vida. Me pongo enteramente en tus maternales manos para que me lleves a Dios. Pongo también mi ser, mi poseer, mi familia, mis seres queridos y cuantos se han encomendado a mis oraciones para que también a ellos les asistas en sus dificultades.


Petición

Concédeme, Jesús, la sencillez de corazón para que no tenga que pedirte pruebas de tu amor, para que nunca deje de creer en ti. Concédeme la gracia de conocerte, amarte e imitarte.


Meditación del Papa Francisco


También hoy, queridos hermanos y hermanas, nuestra alegría es compartir esta fe y responder juntos al Señor Jesús: “Tú eres para nosotros el Cristo, el Hijo del Dios vivo”. Nuestra alegría también es ir a contracorriente e ir más allá de la opinión corriente, que, como entonces, no logra ver en Jesús más que a un profeta o un maestro. Nuestra alegría es reconocer en Él la presencia de Dios, el enviado del Padre, el Hijo que vino para ser instrumento de salvación para la humanidad. Esta profesión de fe proclamada por Simón Pedro es también para nosotros. La misma no representa sólo el fundamento de nuestra salvación, sino también el camino a través del cual ella se realiza y la meta a la cual tiende.


En la raíz del misterio de la salvación está, en efecto, la voluntad de un Dios misericordioso, que no se quiere rendir ante la incomprensión, la culpa y la miseria del hombre, sino que se dona a él hasta llegar a ser Él mismo hombre para ir al encuentro de cada persona en su condición concreta. (Homilía de S.S. Francisco, 10 de noviembre de 2015).


Reflexión

En este pasaje no aparece ninguna palabra de Cristo, pero se descubren los pensamientos sobre Jesús que hay en muchos corazones (Lc 2, 35). Muchos se maravillan de la humilde procedencia de Jesús, pero porque no lo conocen. En nuestra vida nos puede pasar del mismo modo, el maravillarnos de lo que se dice de Dios, malo o bueno, pero nosotros no decimos nada porque le conocemos muy poco y no lo hemos experimentado.


Precisamente quien escucha a Jesús, quien lo conoce de cerca, queda maravillado. Quien oye las palabras de Cristo no puede quedar igual. Por eso en el texto evangélico los soldados que habían sido enviados a apresar al Señor, vuelven asombrados diciendo que nadie antes había hablado como Él. Esto hace que el enojo de los fariseos se agudice más porque no pueden realizar sus artimañas malintencionadas. Nosotros en cambio debemos acercarnos a Cristo, dejar que Él nos hable al corazón por medio del Evangelio, de la Eucaristía, de la Reconciliación. Poco a poco irá transformando nuestra alma e irá convenciéndonos suavemente con su amor, con su bondad, con su alegría. Si escuchar la Palabra de Dios puede cambiar el corazón, cuánto más no podrá hacer Él cuando le tenemos dentro.


Conocer a Cristo es una empresa apasionante que sólo experimentan quienes quieren hacer esta experiencia. Uno sale transformado de cada encuentro con el Señor, no porque nosotros hagamos o digamos algo, sino porque es Él el primer interesando en nuestra santificación y en nuestro bien. Y cuando a Cristo le abrimos la puerta del corazón, silenciosamente va invadiendo toda la casa hasta llenarla y poseerla toda, entonces es cuando como San Pablo podemos decir "y ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí" (Gal. 2, 20).


Pero poseer a Cristo es también transmitirlo, y al transmitirlo a los demás corremos el riesgo de no ser tomados en cuenta, o de ser tachados por los demás de cualquier cosa. Así le pasó a Nicodemo al querer hacer ver que se cometería una injusticia al juzgar a Jesús sin antes oírlo. Estas son las injusticias que sufren los amigos del Señor, pero Él ya lo había anunciado en el sermón de las bienaventuranzas: "Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan y con mentira digan contra vosotros todo género de mal por mí. Alegraos y regocijaos, porque grande será en los cielos vuestra recompensa..." (Mt 5, 11). Y nadie que haya querido ser amigo verdadero de Jesús ha quedado defraudado ni se ha arrepentido porque Dios siempre cumple sus promesas.


Propósito

Haré una breve oración por las personas que pasan por alguna necesidad o problema, pidiendo a Dios y a la Santísima Virgen que les haga experimentar su presencia y les ayude a solucionar y sobrellevar con fortaleza sus dificultades.


Diálogo con Cristo

Señor mío y Dios mío, Tú sabes que soy débil y muchas veces me dejo llevar por las cosas que a veces no te agradan. Dame tu fuerza para luchar cada día y buscar agradarte. Ayúdame para poder ayudar a los demás. Haz que siempre dé testimonio de Ti y de mi fe en Ti, para que pueda escuchar un día en el cielo tus palabras: “adelante, siervo bueno y fiel, entra a tomar parte del banquete de tu Señor”. Jesús, confío en Ti; María, soy todo tuyo.


Nos hiciste, Señor, para Ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en Ti (Confesiones de San Agustín, 1,1,1)


Por: P. Francisco Javier Arriola | Fuente: Catholic.net


VIDEO : REZO DEL SANTO VÍA CRUCIS -- EL CAMINO DE LA CRUZ -- La Fe Católica

 


jueves 03 2025

EVANGELIO DEL DÍA VIERNES 4 DE ABRIL DE 2025 -- QUISIERON DETENERLO, PERO TODAVÍA NO HABÍA LLEGADO SU HORA.

 + Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan

      7, 1-2. 10. 14. 25-30









Jesús recorría la Galilea; no quería transitar por Judea porque los judíos intentaban matarlo.

Se acercaba la fiesta judía de las Chozas. Cuando sus hermanos subieron para la fiesta, también Él subió, pero en secreto, sin hacerse ver. Promediaba ya la celebración de la fiesta, cuando Jesús subió al Templo y comenzó a enseñar.

Algunos de Jerusalén decían: “¿No es éste Aquél a quien querían matar? ¡Y miren como habla abiertamente y nadie le dice nada! ¿Habrán reconocido las autoridades que es verdaderamente el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde es éste; en cambio, cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde es”.

Entonces Jesús, que enseñaba en el Templo, exclamó: “¿Así que ustedes me conocen y saben de dónde soy?

Sin embargo, Yo no vine por mi propia cuenta; pero el que me envió dice la verdad, y ustedes no lo conocen.

Yo sí lo conozco, porque vengo de Él y es Él el que me envió”.

Entonces quisieron detenerlo, pero nadie puso las manos sobre Él, porque todavía no había llegado su hora.


Palabra del Señor.



Reflexión


¿Qué era lo que esperaba el pueblo judío? ¿Qué Mesías y con qué características lo identificaban? Como Jesús es conocido, no le creen. No creen que sea capaz de ser el que esperan, el Mesías. Igual que nosotros. Nos hemos hecho una idea de Jesús, de lo que es, y estamos cómodos, porque nos lo hemos adaptado a lo que nos interesa. Esta actitud nos impide mirar, descubrir y buscar. Cuaresma, tiempo de gracia, tiempo especial de encuentro que nos invita a mirar al Señor en su camino hacia la Pascua; a descubrir su rostro y su ser ese Mesías que también nosotros anhelamos y a buscar los mejores caminos para convertirnos en auténticos discípulos suyos. Encontrémonos con Jesús, con su humanidad, pero también con toda la humanidad y con la creación, y seamos capaces de encontrar ese camino de cambio para celebrar la Pascua. Es cierto que por momentos, pareciera que Jesús se nos esconde, como  en una parte del relato del Evangelio, pero en finalmente se expresa sin callar nada, con todo lo que eso significa y con todas las consecuencias que eso trae: se proclama enviado de Aquel a quien Él conoce. Sin dudas habla de Dios y esta confesión determinará en sus perseguidores la decisión de matarlo.


En esta Cuaresma ¿Qué camino y acciones hemos realizado para mirar, descubrir y buscar encontrarnos con el Señor?  En un contexto muchas veces adverso, ¿estamos dispuesto a proclamar a Jesús y testimoniar nuestra fe, asumiendo las consecuencias de esto?


Fuente :      boosco.org

Traducir este sitio a tu idioma