domingo 14 2025

LUNES 15 DE DICIEMBRE DE 2025 -- Mateo 21, 23 - 27 -- ¿CON QUÉ AUTORIDAD HACES ESTO?

 Adviento


Habrá quien no crea en sus palabras, pero ¿y a los hechos? ¿Quién los podía negar?



Por: P. Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net





Del santo Evangelio según san Mateo 21, 23 - 27








Llegado al Templo, mientras enseñaba se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo diciendo: «¿Con qué autoridad haces esto? ¿Y quién te ha dado tal autoridad?» Jesús les respondió: «También yo os voy a preguntar una cosa; si me contestáis a ella, yo os diré a mi vez con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan, ¿de dónde era?, ¿del cielo o de los hombres?» Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: "Del cielo", nos dirá: "Entonces ¿por qué no le creísteis?" Y si decimos: "De los hombres", tenemos miedo a la gente, pues todos tienen a Juan por profeta». Respondieron, pues, a Jesús: «No sabemos». Y él les replicó asimismo: «Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».


Oración preparatoria

Señor, creo, confío y te amo. Inicio mi oración desprendiéndome de mis pendientes y de mis preocupaciones; dejo a un lado mis deseos para poder abrir mi corazón y darte gloria, alabarte como mi único Señor y escuchar lo que hoy me quieres decir.


Petición

Jesús, ayúdame a ser ese instrumento que Tú necesitas para que muchas personas puedan encontrarse contigo.


Meditación del Papa 

¿Con qué autoridad hacéis estas cosas? Quieren tender "una trampa" al Señor, tratando de llevarlo contra la pared, hacerle equivocarse. Pero ¿Cuál es el problema que esta gente tenía con Jesús? ¿Son quizás los milagros que hacía? No, no es esto. En realidad el problema que escandalizaba a esta gente era el de que los demonios gritaban a Jesús: "¡Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Santo!". Este "es el centro”, esto escandaliza de Jesús: “Él es Dios que se ha encarnado".

También a nosotros nos tienden trampas en la vida, pero lo que escandaliza de la Iglesia es el misterio de la Encarnación del Verbo. Y esto no se tolera, esto el demonio no lo tolera. Cuántas veces se oye decir: "Pero, vosotros cristianos, sed un poco más normales, como las otras personas, ¡razonables!". Este es un discurso de encantadores de serpientes: "Pero, sed así ¿no?, un poco más normales, no seáis tan rígidos..." Pero detrás de esto está: ´Pero, no vengáis con historias ¡que Dios se ha hecho hombre!

La Encarnación del Verbo, ¡ese es el escándalo que está detrás! Podemos hacer todas las obras sociales que queramos, y dirán: "Pero qué buena la Iglesia, qué buena la obra social que hace la Iglesia" Pero si decimos que hacemos esto porque aquellas personas son la carne de Cristo, viene el escándalo. Y esa es la verdad, esa es la revelación de Jesús: esa presencia de Jesús encarnado. (cf S.S. Francisco, 1 de junio de 2013).


Reflexión

Los fariseos y todos aquellos que habían sido perjudicados por la expulsión de los vendedores del Templo, se unen para poner a prueba a Jesús. Podrían tramar algo así: "A ese maestro tenemos que acusarle de blasfemo. Si le tiramos de la lengua y le provocamos con adulaciones nos dirá quien es, lo que la chusma anda pregonando de él: que es "divino", que es hijo del Altísimo... o algo por el estilo. Entonces será más sencillo acusarle..."


Pero Jesús conoce sus pensamientos, sus intenciones torcidas y su mala fe. No responde, porque ellos tampoco tienen el valor de reconocer su pecado: “No echéis vuestras perlas delante de los puercos” diría en otra ocasión...


Jesús enseñaba con autoridad, no como los escribas y fariseos. Mientras ellos se refieren a las tradiciones, a interpretaciones o a normas, Jesús habla en primera persona. "Yo os digo"... su autoridad moral es incomparable porque a su doctrina añade la convincente fuerza de sus milagros. Habrá quien no crea en sus palabras, pero ¿y a los hechos? ¿Quién los podía negar? Como arguyó ante los fariseos el ciego de nacimiento recién curado: "si éste (Jesús) no viniera de Dios, no podría hacer nada". Pero he aquí que "topamos" con el misterio de nuestra libertad humana, que es capaz hasta de negar lo que es evidente.


La libertad es el mayor don que hemos recibido y también nuestro mayor riesgo. Con ella podemos aceptar a nuestro Creador, pero paradójicamente también negarle. Dios no nos ha "programado", para que le aceptemos por obligación. No somos ordenadores, sino que nuestras opciones son libres. Prueba de ello es que podemos optar por lo que no es de Dios. ¡Qué responsabilidad tenemos para saber usar bien de ella! Y ser libre es optar por obrar según la conciencia. No según es simple gusto... porque la conciencia responde ante Dios del bien, de lo mejor, y también del mal. Por ejemplo: una mentalidad materialista, no puede ser libre, porque está condicionada por el dinero, etc. Por tanto, si la libertad está gobernada por una conciencia recta, regida por la ley del amor (generosa, veraz, sincera y sacrificada), aunque pueda equivocarse alguna vez, también sabrá reencontrar el camino y elegir siempre lo bueno.

 

Propósito

Escuchar que Dios habla en nuestro interior, para que ilumine nuestra libertad y sea siempre la de un buen hijo ante su Padre.


Por: P. Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net







 











VIDEO : ORACIÓN PARA ENCENDER LA 3a VELA DE LA CORONA DE ADVIENTO -- P. José de Jesús Aguilar Valdés

 


sábado 13 2025

DOMINGO 14 DE DICIEMBRE DE 2025 -- Mateo 11, 2-11.-- EL REGALO QUE DIOS NOS PREPARA

 

Por: H. Javier Castellanos LC | Fuente: www.missionkits.org





En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!


Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)



Hoy vengo ante Ti, Señor, con el deseo de conocerte más. Muéstrame el amor de tu corazón y enciende el mío con este mismo amor.


Oh, Virgen María, ayúdame a conocer mejor a tu Hijo Jesús. Pide por mí, para que pueda encontrarme con Él en esta oración y que mi relación con Él sea más real, más personal, más cercana. Así sea.



Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Mateo 11, 2-11








En aquel tiempo, Juan se encontraba en la cárcel, y habiendo oído hablar de las obras de Cristo, le mandó preguntar por medio de dos discípulos: "¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?".


Jesús les respondió: "Vayan a contar a Juan lo que están viendo y oyendo: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de la lepra, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Dichoso aquel que no se sienta defraudado por mí".


Cuando se fueron los discípulos, Jesús se puso a hablar a la gente acerca de Juan: "¿Qué fueron ustedes a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? No. Pues entonces, ¿Qué fueron a ver? ¿A un hombre lujosamente vestido? No, ya que los que visten con lujo habitan en los palacios. ¿A qué fueron, pues? ¿A ver a un profeta? Sí, yo se lo aseguro; y a uno que es todavía más que profeta. Porque de él está escrito: He aquí que yo envío a mi mensajero para que vaya delante de ti y te prepare el camino. Yo les aseguro que no ha surgido entre los hijos de una mujer ninguno más grande que Juan el Bautista. Sin embargo, el más pequeño en el Reino de los cielos, es todavía más grande que él".


Palabra del Señor.


Medita lo que Dios te dice en el Evangelio


Seguimos avanzando en el camino del Adviento. El domingo pasado nos invitaba a preparar un regalo a Jesús; hoy, en cambio, el Evangelio tiene que ver con uno de los mayores regalos que Jesús nos quiere dar.


«El más pequeño en el Reino de los cielos, es todavía más grande que Juan el Bautista». Cuando el Hijo se hizo carne, sucedió un cambio radical en nuestra relación con Dios. En el Antiguo Testamento, el Señor estaba presente en su pueblo elegido, y se manifestaba a través de los patriarcas y profetas. Pero siempre permanecía como alguien fuera de su alcance, totalmente por encima de sus límites. Sin embargo, cuando María engendra a Cristo, podemos ver realmente a Dios entre nosotros: ¡tiene un rostro, manos, pies, una voz concreta!  Ha venido a sanar a los enfermos, a dar la vida a los muertos, a salvarnos de nuestros pecados. Pero también ha venido para que tratemos con Él, incluso a nuestro nivel humano: podemos llamarlo amigo. El Reino de los cielos que Cristo vino a traer consiste en una amistad real y personal con Él, nuestro Dios y Señor. ¡He aquí el maravilloso regalo que Jesús nos trae en la Navidad! Agradezcámosle en esta oración el regalo de su amistad y cercanía…


Pero la amistad es una relación en dos direcciones. Es un don que se recibe y luego se corresponde. Por eso, un amigo auténtico no es el que sólo te busca cuando todo va bien. Llegan los problemas en la vida, y en esos momentos se prueba quiénes son los amigos de verdad. A Juan el Bautista le costó la cárcel y el martirio, pero permaneció fiel, y no se sintió defraudado por Cristo.


Dios permite ocasiones de dificultad y de oscuridad para purificar nuestra amistad con Él. Nació en este mundo para buscar amigos, amigos de verdad, de ésos que le siguen en las buenas y en las malas. Hoy nos invita a renovar y fortalecer nuestra amistad con Él. Ofrezcámosle nuestro corazón en esta oración; ese corazón que tal vez le ha abandonado más de una vez, pero que esta Navidad quiere amarle un poco más, ser más fiel, un mejor amigo.


«Es el momento de redescubrir la presencia de Dios y su ternura de padre. Dios no ama la rigidez. Él es Padre, es tierno. Todo lo hace con ternura de Padre. Seamos también nosotros como la multitud que interrogaba a Juan: “¿Qué tenemos que hacer?”. La respuesta del Bautista no se hace esperar. Él invita a actuar con justicia y a estar atentos a las necesidades de quienes se encuentran en estado precario. Lo que Juan exige de sus interlocutores, es cuanto se puede reflejar en la ley.  A nosotros, en cambio, se nos pide un compromiso más radical. Se nos pide ser instrumentos de misericordia, conscientes de que seremos juzgados sobre esto. Quién ha sido bautizado sabe que tiene un mayor compromiso. La fe en Cristo nos lleva a un camino que dura toda la vida: el de ser misericordiosos como el Padre.»

 (Cf Homilía de S.S. Francisco, 13 de diciembre de 2015).


Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.


Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.


Participaré en la misa este domingo con un fervor especial, agradeciendo a Cristo el don de su amistad y pidiéndole la gracia de serle un amigo auténtico.


Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.


Amén.


¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!


Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.


 Por: H. Javier Castellanos LC | Fuente: www.missionkits.org












VIDEO : 13 DE DICIEMBRE -- SANTA LUCÍA EN 2 MÍNUTOS -- P. José de Jesús Aguilar Valdés

 


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