martes 02 2025

MIÉRCOLES 3 DE DICIEMBRE DE 2025 -- Mateo 15, 29-37 -- SEGUNDA MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES

 Adviento


Demos gloria a Dios con la gratitud de auténticos hijos, pues, ¡lo somos!



Por: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net





Del santo Evangelio según san Mateo 15, 29-37







Pasando de allí Jesús vino junto al mar de Galilea; subió al monte y se sentó allí. Y se le acercó mucha gente trayendo consigo cojos, lisiados, ciegos, mudos y otros muchos; los pusieron a sus pies, y él los curó. De suerte que la gente quedó maravillada al ver que los mudos hablaban, los lisiados quedaban curados, los cojos caminaban y los ciegos veían; y glorificaron al Dios de Israel. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino». Le dicen los discípulos: «¿Cómo hacernos en un desierto con pan suficiente para saciar a una multitud tan grande?» Díceles Jesús: «¿Cuántos panes tenéis?» Ellos dijeron: «Siete, y unos pocos pececillos». El mandó a la gente acomodarse en el suelo. Tomó luego los siete panes y los peces y, dando gracias, los partió e iba dándolos a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos y se saciaron, y de los trozos sobrantes recogieron siete espuertas llenas.


Oración introductoria

Señor, mi Amigo y Salvador. Tú siempre me proteges, me cuidas y hoy me invitas en esta oración a estar contigo. Me amas tanto que quieres hablar conmigo y transformar mi corazón. Gracias, por tu misericordia. Sabes cuánto necesito de tu gracia y tu presencia es mi consuelo.


Petición

Jesús, dame una inquebrantable confianza en tu amor incondicional.


Meditación del Papa 

Frente a la multitud que lo sigue y -por así decir- 'no lo deja en paz', Jesús no actúa con irritación, no dice 'esta gente me molesta'. Sino que siente compasión, porque sabe que no lo buscan por curiosidad, sino por necesidad. Estemos atentos, compasión es lo que siente Jesús. No es simplemente sentir piedad, es más, significa misericordia, es decir, identificarse con el sufrimiento del otro, al punto de cargarlo en sí mismo. Así es Jesús, sufre junto a nosotros, sufre con nosotros, sufre por nosotros.


Y el signo de esta compasión son las numerosas curaciones que hace. Jesús nos enseña a anteponer las necesidades de los pobres a las nuestras. Nuestras exigencias, aún legítimas, no serán nunca tan urgentes como las de los pobres, que no tienen lo necesario para vivir. Nosotros hablamos a menudo de los pobres, pero cuando hablamos de los pobres ¿sentimos a ese hombre, esa mujer, ese niño que no tienen lo necesario para vivir? No tienen para comer, no tienen para vestirse, no tienen la posibilidad de medicinas, también los niños que no pueden ir al colegio. Es por esto que nuestras exigencias, aún legitimas, no serán nunca tan urgentes como la de los pobres que no tienen lo necesario para vivir. (Papa Francisco, 3 de agosto de 2014)


Reflexión

Las curaciones que obró Jesús pueden parecernos hasta "lógicas"... ¡era el Hijo de Dios!... y a fuerza de leerlas y oírlas pierden su impacto y ya no las consideramos como algo extraordinario. Sí, es verdad que Jesús curaría a muchos, pero no fueron todos. ¿No es verdad que también Él se encontró frente a la incredulidad, la envidia o el menosprecio, sobre todo de parte de los poderosos y sabios según el mundo? Y no serían pocos a quienes les faltó fe, humildad o perseverancia para llegar hasta Él y pedir su favor.


Existen organizaciones que han tomado la responsabilidad de llevar enfermos a Lourdes, o de organizar peregrinaciones en atención a necesitados de toda índole. Son obras encomiables por el sacrificio de tantos voluntarios y por los bienes que de ahí se obtienen para enfermos y sanos. Acercarse a Jesús, llevarle nuestras propias personas, y también aquellos que a nuestro alrededor están mudos de alegrías, ciegos por no ver a Dios, cojos de esperanza o mancos de solidaridad, puede ser un buen programa de vida.


Cuando la vivencia de nuestra fe consiste en esto, encontramos aplicaciones concretas que nos ayudan a conocernos mejor y que nos abren a las necesidades y problemas de los demás. Pero todo este bello ideal no se sostiene sin lucha. Cuando el mundo no nos hable sino de pesimismo y tragedias, cuando caminamos por él arrastrando las pesadas cargas de la enfermedad, del sufrimiento, de la incomprensión o la ingratitud, cuando ya no nos quedan fuerzas o la "fantasía de la caridad" parece habérsenos agotado.... Entonces es cuando sobre todo vale la pena acercarse a Jesús. Él nos espera, nos llama, nos curará de nuestras miserias y de las debilidades de quienes le sepamos presentar. Demos gloria a Dios con la gratitud de auténticos hijos, pues, ¡lo somos!


Por: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net




lunes 01 2025

MARTES 2 DE DICIEMBRE DE 2025 -- Lc 10,21-24 -- SÓLO LOS SENCILLOS VEN LA REALIDAD

 Adviento. Has revelado grandes cosas a los pequeños



Por: H. Javier Castellanos LC | Fuente: www.missionkits.org





En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!


Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)


Ayúdame, Señor, a acercarme a Ti en esta oración con sencillez y un corazón abierto. Enséñame a reconocer tu rostro detrás de todo lo que vas haciendo en mi vida, y ayúdame a corresponder a tu amor por mí.


Señor Jesús, muéstranos al Padre. Padre, danos a conocer a tu Hijo.  Amén.




Evangelio del día (para orientar tu meditación)




Del santo Evangelio según Lucas 10, 21-24







En aquella misma hora Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo y exclamó: "¡Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! ¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien! Todo me lo ha entregado mi Padre y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar".


Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: "Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. Porque yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron".


Palabra del Señor.



Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.


Pocas cosas son más sorprendentes  como la maravilla que produce un descubrimiento. Se puede ver en la mirada iluminada de un niño que aprende algo nuevo. Incluso hay bebés que son todo ojos, como si no tuvieran otra sed que la de abrir su alma entera al mundo.


¿Qué pasaría si nos ofrecieran el descubrimiento más grande, aquel que nuestra alma anhela desde el nacimiento? Pues bien, Cristo lo prometió a sus discípulos. Más aún, Él nos dice hoy en el Evangelio cómo conocer a su Padre. ¡Es tan sencillo –y tan complicado– como ser sencillo!


Nada hay tan sencillo como ver. Nadie ha ido a clases para ello. Simplemente abrimos los ojos y está allí, “a simple vista”. Por eso quiso Dios hacerse visible, por eso se hizo hombre, alguien de carne y hueso. Con un rostro, con un color de ojos y de cabello muy concreto, con manos, con pies… Verdaderamente hombre, siendo Dios; y verdaderamente Dios, siendo hombre. Ése es Jesucristo. Y Él dijo a sus apóstoles: “Quien me ve a mí, ve al Padre.”


Cuentan que el Cura de Ars veía frecuentemente a un campesino rezar en la iglesia. Pasaba largos ratos frente al Sagrario y parecía tener un verdadero encuentro con Dios. Así que el Cura de Ars se acerca y le pregunta cómo era su oración. ¿Qué hacía durante horas y horas? La respuesta fue corta: «Nada. Yo lo miro, y Él me mira.» Y seguramente ese campesino había descubierto más cosas de Dios que mucha gente de letras…


Que nuestra oración de hoy sea ésta: mirar a Cristo. Pidamos una fe sencilla para poder verlo. Frente al Sagrario, donde está realmente, o bien frente a un crucifijo o alguna otra imagen de Él. Allí haremos el descubrimiento más grande que puede hacer el hombre.


«El seguimiento de Jesús es un compromiso serio y al mismo tiempo gozoso; requiere radicalidad y esfuerzo para reconocer al divino Maestro en los más pobres y descartados de la vida y ponerse a su servicio. Por esto, los voluntarios que sirven a los últimos y a los necesitados por amor a Jesús no esperan ningún agradecimiento ni gratificación, sino que renuncian a todo esto porque han descubierto el verdadero amor.»

(Homilía de S.S. Francisco, 4 de septiembre de 2016).


Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.


Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.


Invitaré a alguien a visitar la Eucaristía en alguna parroquia o iglesia cercana.


Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.


Amén.


¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!


Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.


Ruega por nosotros.


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.


 Por: H. Javier Castellanos LC | Fuente: www.missionkits.org












ORACIÓN A LA DIVINA PROVIDENCIA PARA REZAR EL PRIMER DÍA DEL MES

 

 

  


 

 

 

Como una bella tradición que hemos recibido de nuestros mayores, los católicos encendemos una vela en nuestro hogar cada primero de mes y la dejamos consumirse en honor a la Divina Providencia. Esta es una oración para rezar y encomendarse mientras encendemos esa vela.

 

En esta oración a la Santísima Trinidad agradecemos a Dios todo lo que nos da como nuestro Padre bueno. Y en ella también le pedimos humildemente que durante el mes no nos falte lo necesario.

 

De acuerdo con la tradición, en ese día también vamos la Iglesia, participamos en la Misa de la Divina Providencia, oramos ante la imagen de la Santísima Trinidad y depositamos tres monedas en la alcancía especial que suele tener tres ranuras para la ofrenda.

 

La palabra “providencia” viene del Latín y significa “ver por”. Por eso se dice que los papás tienen providencia sobre sus hijos, pues siempre están viendo que no les falte salud, educación, comida. Ni siquiera esperan a que los hijos lo pidan. De la misma forma, Dios, que es Amor, está al pendiente de nuestras necesidades, y cuando le pedimos con humildad, Él las resuelve con generosidad.

 

Oración para encender la vela a la Divina Providencia

 

 

¡Oh Divina Providencia!

¡Concédeme Tu clemencia y Tu infinita bondad!

Arrodillado a Tus plantas

a Ti caridad portento.

Te pido para los míos:

casa, vestido y sustento.

Concédeles salud y

llévalos por el buen camino

y que sea siempre la virtud

la que los guíe en su destino.

Tú eres toda mi esperanza.

Tú eres el consuelo mío,

en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío.

Tu, Divina Providencia se extienda en cada momento,

para que nunca nos falte:

casa, vestido y sustento,

ni los santos Sacramentos en el último momento.

Amén.

 

Fuente :   Diócesis de Tenancingo

Agregado por :  Sonia Jazmín

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