martes 23 2011

EVANGELIO DEL DÍA 23 DE AGOSTO DE 2011


I Tesalonicenses  2: 1 - 8
1
Bien sabéis vosotros, hermanos, que nuestra ida a vosotros no fue estéril,
2
sino que, después de haber padecido sufrimientos e injurias en Filipos, como sabéis, confiados en nuestro Dios, tuvimos la valentía de predicaros el Evangelio de Dios entre frecuentes luchas.
3
Nuestra exhortación no procede del error, ni de la impureza ni con engaño,
4
sino que así como hemos sido juzgados aptos por Dios para confiarnos el Evangelio, así lo predicamos, no buscando agradar a los hombres, sino a Dios que examina nuestros corazones.
5
Nunca nos presentamos, bien lo sabéis, con palabras aduladoras, ni con pretextos de codicia, Dios es testigo,
6
ni buscando gloria humana, ni de vosotros ni de nadie.
7
Aunque pudimos imponer nuestra autoridad por ser apóstoles de Cristo, nos mostramos amables con vosotros, como una madre cuida con cariño de sus hijos.
8
De esta manera, amándoos a vosotros, queríamos daros no sólo el Evangelio de Dios, sino incluso nuestro propio ser, porque habíais llegado a sernos muy queridos. 
            ewtn

Salmo  139: 1 - 3, 4 - 6 

1
Del maestro de coro. De David. Salmo. Yahveh, tú me escrutas y conoces;
2
sabes cuándo me siento y cuándo me levanto, mi pensamiento calas desde lejos;
3
esté yo en camino o acostado, tú lo adviertes, familiares te son todas mis sendas.
4
Que no está aún en mi lengua la palabra, y ya tú, Yahveh, la conoces entera;
5
me aprietas por detrás y por delante, y tienes puesta sobre mí tu mano.
6
Ciencia es misteriosa para mí, harto alta, no puedo alcanzarla. 
           ewtn

San Mateo 23, 23-26




La justicia, la misericordia y la fidelidad

Mat 23:23 habló Jesús diciendo: -"¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del eneldo y del comino, pero habéis abandonado lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad! Hay que hacer esto sin abandonar lo otro.
Mat 23:24 ¡Guías ciegos, que coláis un mosquito y os tragáis un camello!
Mat 23:25 "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro quedan llenos de rapiña y de inmundicia!
Mat 23:26 Fariseo ciego, limpia primero lo de dentro de la copa, para que llegue a estar limpio también lo de fuera. 

Biblia  EUNSA

"Palabra del Señor"


"Gloria a ti Señor Jesús"



Meditación:

La justicia, la misericordia y la fidelidad

Hay que ser del mundo, ocuparse de las cosas del mundo sin ser hipócritas, sin tener el corazón duro, sin ir sólo a los intereses particulares, sino que hay que practicar, en todo momento y ocasión, la justicia, la misericordia y la fidelidad.
La fidelidad quieren muchos “tirarla por la borda”, diciendo que lo más importante es lo que uno siente, que es preferible la sinceridad a la fidelidad; y con ello faltan a la misericordia y hacen injusticia.
Algunos que han contraído matrimonio, incluso por la Iglesia, no son fieles al cónyuge, porque dicen que aman a otro-a, porque el corazón y los ojos, todos los sentidos, los tienen puestos en otra persona que, aseguran, no pueden vivir sin ella. ¡Injusticia!, ¡aberración de la voluntad!
Quien no tenga voluntad, no puede contraer matrimonio, porque será un títere en manos de los acontecimientos. ¡Apartaos de los que no tienen voluntad!, sollozarán y os explicarán sus motivos, pero no serán fieles ni al trabajo, ni al cónyuge, ni a sus hijos, ni a sus proyectos de vida, sea vida espiritual, moral, laboral, económica. Con una persona así, vas a ir a la deriva. Y cualquier día te dirá que, “sintiéndolo mucho”, ya no te ama, ya su corazón pertenece a otra persona que, “sin querer”, se lo ha robado. Como si fuera justo el robo; ¡robar es pecado mortal!, es una injusticia. Y aunque llores a lágrima viva, no tendrá misericordia de ti, te dirá que no puede ir contra sí mismo, ¡que no puede mentir!
Los faltos de voluntad, esos, como dice Jesús en el evangelio de hoy, han abandonado lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad. Dicen amar a Dios, y cumplen la Ley de Dios a su manera, uniendo todos los mandamientos a una sola palabra: sinceridad. ¡Siento esto, siento lo otro! Y, los sentidos, cambian porque son receptivos, y como toda cosa mutable, es dual y lleva a la locura mental. Vemos a tantos que hoy aman a Dios y mañana propagan a Buda. Muchos quieren amar, porque es condición humana el amor, pero un día aman a un Dios y, al otro, a otro dios; y un día aman a una persona y pueden incluso casarse con ella, pero al otro aman a otra, no son fieles, porque no cumplen con la Ley de Dios, con los 10 mandamientos; esos, lo que hacen es jugar con su corazón y, según lo que oyen por la televisión, o en una cafetería, o les comenta el amigo-a de turno (según sus propias experiencias), cambian sus sentimientos, y hoy puede quererte mucho, y mañana puede desear estar lejos de ti, y al otro regresar, y más tarde volver a irse definitivamente; y así hasta la eternidad, porque su infidelidad le lleva a no ser ni fiel a sí mismo; ya no sabe qué pensar, en qué creer, ni cómo obrar.
Está claro que hay que hacer el bien, siempre.
Hijos buenos y amados, id con cuidado con los de doble ánimo, porque faltarán a la justicia, la misericordia y la fidelidad. ¡No os dejéis engañar! Y, ¡no seáis de estos! Sed vosotros recios y conformes en la Ley de Dios, vividla, cumplidla, amadla, porque es el mismo Dios quien os la dio. Acéptala, cúmplela y vívela en tu corazón, y que, con obras de tu fe, sea luz para el que ha escuchado a los hipócritas que tiene al lado, porque hay pocos que decidan dar su vida a Dios, y muchos dicen dársela, pero tienen doble vida, llevan doble ánimo en su corazón, y quieren ser del mundo, mundanos, y ser a la vez de Dios; y esto es imposible, no hay manera de conseguirlo, porque Dios lo dijo; Él, Jesús, dijo: “dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios… No podéis amar a Dios y al dinero”. Y hay tantos que quieren codearse con el César, y tener dinero para presumir.
Hijos de Dios, vosotros los casados, amad a una sóla mujer, a un sólo hombre, y ayudadlo a ser cada día mejor en todo, siendo tú mejor en todo, con esfuerzo y voluntad, bajo la luz de la Ley de Dios, que te hará brillar el corazón de bondad, y que te hace agarrar tu cruz con gallardía, la del discípulo fiel.


P. Jesús


Fuente:   www.evangeliomeditado.com

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