martes 12 2013

AL MOMENTO AQUEL HOMBRE QUEDÓ SANO ( Juan 5, 1-3. 5-16 )



Ezequiel 47,1-9.12

En aquellos días, el ángel me hizo volver a la entrada del templo. Del zaguán del templo manaba agua hacia levante -el templo miraba a levante-. El agua iba bajando por el lado derecho del templo, al mediodía del altar. Me sacó por la puerta septentrional y me llevó a la puerta exterior que mira a levante. El agua iba corriendo por el lado derecho. El hombre que llevaba el cordel en la mano salió hacia levante. Midió mil codos y me hizo atravesar las aguas: ¡agua hasta los tobillos! Midió otros mil y me hizo cruzar las aguas: ¡agua hasta las rodillas! Midió otros mil y me hizo pasar: ¡agua hasta la cintura! Midió otros mil. Era un torrente que no pude cruzar, pues habían crecido las aguas y no se hacía pie; era un torrente que no se podía vadear. Me dijo entonces: "¿Has visto, hijo de Adán?" A la vuelta me condujo por la orilla del torrente. Al regresar, vi a la orilla del río una gran arboleda en sus dos márgenes.

Me dijo: "Estas aguas fluyen hacia la comarca levantina, bajarán hasta la estepa, desembocarán en el mar de las aguas salobres, y lo sanearán. Todos los seres vivos que bullan allí donde desemboque la corriente, tendrán vida; y habrá peces en abundancia. Al desembocar allí estas aguas, quedará saneado el mar y habrá vida dondequiera que llegue la corriente. A la vera del río, en sus dos riberas, crecerán toda clase de frutales; no se marchitarán sus hojas ni sus frutos se acabarán; darán cosecha nueva cada luna, porque los riegan aguas que manan del santuario; su fruto será comestible y sus hojas medicinales."





Salmo 45

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, / poderoso defensor en el peligro. / Por eso no tememos aunque tiemble la tierra, / y los montes se desplomen en el mar. R.

El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios, / el Altísimo consagra su morada. / Teniendo a Dios en medio, no vacila; / Dios la socorre al despuntar la aurora. R.

El Señor de los ejércitos está con nosotros, / nuestro alcázar es el Dios de Jacob. / Venid a ver las obras del Señor, / las maravillas que hace en la tierra. R.






Juan 5,1-3.5-16
 

En aquel tiempo, se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda. Ésta tiene cinco soportales, y allí estaban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos. Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice: "¿Quieres quedar sano?" El enfermo le contestó: "Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado." Jesús le dice: "Levántate, toma tu camilla y echa a andar." Y al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar.

Aquel día era sábado, y los judíos dijeron al hombre que había quedado sano: "Hoy es sábado, y no se puede llevar la camilla." El les contestó: "El que me ha curado es quien me ha dicho: Toma tu camilla y echa a andar." Ellos le preguntaron: "¿Quién es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a andar?" Pero el que había quedado sano no sabía quién era, porque Jesús, aprovechando el barullo de aquel sitio, se había alejado. Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice: "Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor." Se marchó aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado. Por esto los judíos acosaban a Jesús, porque hacía tales cosas en sábado.




COMENTARIO

1. Sanear el mar muerto


1.1 La primera lectura de hoy presenta ante nuestros ojos un imposible realizado: sanear al Mar Muerto.

1.2 Lo de "muerto" no es un chiste ni una exageración. Siglos de acumulación de sales minerales del Jordán han hecho de esta masa de agua una imagen de la muerte. El Mar Muerto, como sabemos, se encuentra cientos de metros por debajo del nivel del Mar Mediterráneo, de modo que las aguas que allí llegan no tienen adonde correr y simplemente salen por evaporación, dejando una acumulación creciente de sales que impiden la vida y que le dan el nombre que tiene: Mar Muerto.

1.3 La radical soberanía de la muerte en ese inmenso charco salino es una imagen viva de lo irreversible. Todo el mundo sabe que el agua se puede salar, pero ¿cómo quitarle esa sal para hacerla potable y útil a la agricultura? No hay procedimiento sencillo que lo logre, sobre todo: no lo había cuando Ezequiel nos cuenta que hay un agua tan poderosa, tan sana, tan santa, que tiene fuerza para limpiar y sanear el agua muerta de ese Mar.

1.4 Agua limpia que limpia al agua sucia: algo que va contra nuestra experiencia. Lo que conocemos es que el agua sucia ensucia al agua limpia. Pero Dios puede transmutar la flecha del tiempo, por así decirlo, y vencer en las tierras de lo improbable y lo imposible. Y si puede hacerlo con esa agua muerta, ¿no lo podrá con nuestras vidas, que han acumulado la sal mortífera del pecado y que se han vuelto pozos de muerte?

2. Cristo, Agua Viva

2.1 El tema del agua sigue en el evangelio de hoy. Esta vez se trata de una piscina con propiedades que hoy llamaríamos "mágicas" : el enfermo que logra acercarse al agua cuando se revuelve, queda curado. Método que es absurdo en realidad, porque implica sanar siempre al que está menos enfermo, que es el que seguramente tiene más fuerzas para imponerse sobre los otros y llegar al "momento mágico" en que se le va a dar la salud.

2.2 Esa piscina se parece al sistema financiero capitalista que ayuda más al que menos necesita. Como dijo un chistoso: "para que den un préstamo en un banco, debes demostrar que no lo necesitas".

2.3 El método de Jesús es diferente. Sus ojos están particularmente atentos a ese que siempre queda relegado, ese que siempre ha sido pospuesto, ese que nunca le interesó a nadie. Jesús hace lo que se esperaba de esa "magia", pero no por magia sino por la fuerza de su Palabra y de una vida en unión con Dios.

2.4 En efecto, le advierte al paralítico curado: "no peques más, no sea que te suceda algo peor". Como en otros pasajes, Jesús recuerda discretamente al enfermo físico de la enfermedad espiritual que también padece, y así muestra que no es un "mago" repartiendo favores, sino el Hijo de Dios, consolando, perdonando y redimiendo a su Pueblo.



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LA VIDA ETERNA
SAN JUAN, CAPÍTULO 5


Curación de un enfermo en la piscina de Betsata


5:1 Después de esto, se celebraba una fiesta de los judíos y Jesús subió a Jerusalén.
5:2 Junto a la puerta de las Ovejas, en Jerusalén, hay una piscina llamada en hebreo Betsata, que tiene cinco pórticos.
5:3 Bajo estos pórticos yacía una multitud de enfermos, ciegos, lisiados y paralíticos, que esperaban la agitación del agua.
5:5 Había allí un hombre que estaba enfermo desde hacía treinta y ocho años.
5:6 Al verlo tendido, y sabiendo que hacía tanto tiempo que estaba así, Jesús le preguntó: "¿Quieres curarte?"
5:7 Él respondió: "Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua comienza a agitarse; mientras yo voy, otro desciende antes".
5:8 Jesús le dijo: "Levántate, toma tu camilla y camina".
5:9 En seguida el hombre se curó, tomó su camilla y empezó a caminar. Era un sábado,
5:10 y los judíos dijeron entonces al que acababa de ser curado: "Es sábado. No te está permitido llevar tu camilla".
5:11 Él les respondió: "El que me curó me dijo: "Toma tu camilla y camina"".
5:12 Ellos le preguntaron: "¿Quién es ese hombre que te dijo: "Toma tu camilla y camina"?"
5:13 Pero el enfermo lo ignoraba, porque Jesús había desaparecido entre la multitud que estaba allí.
5:14 Después, Jesús lo encontró en el Templo y le dijo: "Has sido curado; no vuelvas a pecar, de lo contrario te ocurrirán peores cosas todavía".
5:15 El hombre fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había curado.
5:16 Ellos atacaban a Jesús, porque hacía esas cosas en sábado.
5:17 Él les respondió: "Mi Padre trabaja siempre, y yo también trabajo".
5:18 Pero para los judíos esta era una razón más para matarlo, porque no sólo violaba el sábado, sino que se hacía igual a Dios, llamándolo su propio Padre.

Discurso sobre la obra del Hijo: el juicio y la resurrección
5:19 Entonces Jesús tomó la palabra diciendo:
"Les aseguro
que el Hijo no puede hacer nada por sí mismo
sino solamente lo que ve hacer al Padre;
lo que hace el Padre,
lo hace igualmente el Hijo.
5:20 Porque el Padre ama al Hijo
y le muestra todo lo que hace.
Y le mostrará obras más grandes aún,
para que ustedes queden maravillados.
5:21 Así como el Padre resucita a los muertos
y les da vida,
del mismo modo el Hijo da vida al que él quiere.
5:22 Porque el Padre no juzga a nadie:
él ha puesto todo juicio en manos de su Hijo,
5:23 para que todos honren al Hijo
como honran al Padre.
El que no honra al Hijo,
no honra al Padre que lo envió.
5:24 Les aseguro
que el que escucha mi palabra
y cree en aquel que me ha enviado,
tiene Vida eterna
y no está sometido al juicio,
sino que ya ha pasado de la muerte a la Vida. 1 Juan 3, 14
5:25 Les aseguro
que la hora se acerca, y ya ha llegado,
en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios;
y los que la oigan, vivirán.
5:26 Así como el Padre dispone de la Vida,
del mismo modo ha concedido a su Hijo
disponer de ella,
5:27 y le dio autoridad para juzgar
porque él es el Hijo del hombre.
5:28 No se asombren:
se acerca la hora
en que todos los que están en las tumbas
oirán su voz
5:29 y saldrán de ellas:
los que hayan hecho el bien,
resucitarán para la Vida;
los que hayan hecho el mal,
resucitarán para el juicio. Daniel 12, 2 Mateo 25, 46
5:30 Nada puedo hacer por mí mismo.
Yo juzgo de acuerdo con lo que oigo,
y mi juicio es justo,
porque lo que yo busco no es hacer mi voluntad,
sino la de aquel que me envió.

El testimonio del Padre en favor de Jesús
5:31 Si yo diera testimonio de mí mismo,
mi testimonio no valdría.
5:32 Pero hay otro que da testimonio de mí,
y yo sé que ese testimonio es verdadero.
5:33 Ustedes mismos mandaron preguntar a Juan,
y él ha dado testimonio de la verdad.
5:34 No es que yo dependa del testimonio de un hombre;
si digo esto es para la salvación de ustedes.
5:35 Juan era la lámpara que arde y resplandece,
y ustedes han querido gozar un instante de su luz.
5:36 Pero el testimonio que yo tengo
es mayor que el de Juan:
son las obras que el Padre me encargó llevar a cabo.
Estas obras que yo realizo
atestiguan que mi Padre me ha enviado.
5:37 Y el Padre que me envió
ha dado testimonio de mí.
Ustedes nunca han escuchado su voz
ni han visto su rostro,
5:38 y su palabra no permanece en ustedes,
porque no creen al que él envió.
5:39 Ustedes examinan las Escrituras,
porque en ellas piensan encontrar Vida eterna:
ellas dan testimonio de mí,
5:40 y sin embargo, ustedes no quieren venir a mí
para tener Vida.
5:41 Mi gloria no viene de los hombres.
5:42 Además, yo los conozco:
el amor de Dios no está en ustedes.
5:43 He venido en nombre de mi Padre
y ustedes no me reciben,
pero si otro viene en su propio nombre,
a ese sí lo van a recibir.
5:44 ¿Cómo es posible que crean,
ustedes que se glorifican unos a otros
y no se preocupan
por la gloria que viene sólo de Dios?
5:45 No piensen que soy yo el que los acusaré ante el Padre;
el que los acusará será Moisés,
en el que ustedes han puesto su esperanza.
5:46 Si creyeran en Moisés,
también creerían en mí,
porque él ha escrito acerca de mí.
5:47 Pero si no creen lo que él ha escrito,
¿cómo creerán lo que yo les digo?"



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