martes 19 2013

JOSÉ HIZO LO QUE LE HABÍA MANDADO EL ÁNGEL DEL SEÑOR (Mateo 1, 16.18-21.24a)


2 Samuel 7,4-5a.12-14a.16

En aquellos días, recibió Natán la siguiente palabra del Señor: "Ve y dile a mi siervo David: "Esto dice el Señor: Cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré su realeza. Él construirá una casa para mi nombre, y yo consolidaré el trono de su realeza para siempre. Yo seré para él padre, y él será para mí hijo. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre.""





Salmo 88
 
Cantaré eternamente las misericordias del Señor, / anunciaré tu fidelidad por todas las edades. / Porque dije: "Tu misericordia es un edificio eterno, / más que el cielo has afianzado tu fidelidad." R.

Sellé una alianza con mi elegido, / jurando a David, mi siervo: / "Te fundaré un linaje perpetuo, / edificaré tu trono para todas las edades." R.

Él me invocará: "Tú eres mi padre, / mi Dios, mi Roca salvadora." / Le mantendré eternamente mi favor, / y mi alianza con él será estable. R.





Romanos 4,13.16-18.22
 
Hermanos: No fue la observancia de la Ley, sino la justificación obtenida por la fe, la que obtuvo para Abrahán y su descendencia la promesa de heredar el mundo. Por eso, como todo depende de la fe, todo es gracia; así, la promesa está asegurada para toda la descendencia, no solamente para la descendencia legal, sino también para la que nace de la fe de Abrahán, que es padre de todos nosotros. Así, dice la Escritura: "Te hago padre de muchos pueblos." Al encontrarse con el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia lo que no existe, Abrahán creyó. Apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza, que llegaría a ser padre de muchas naciones, según lo que se le había dicho: "Así será tu descendencia." Por lo cual le valió la justificación.





Mateo 1,16.18-21.24a
 
 




Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: "José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados." Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.




COMENTARIO

1. Un rey humilde
 

1.1 Dios prometió a David, por boca del profeta Natán, que consolidaría su descendencia en el trono de Judá. Y así se cumplió visiblemente, por lo menos en el curso de unos siglos, pues mientras que los reyes del reino del Norte, el reino de Israel, se sucedían uno tras otro por las vías de hecho sin llegar a consolidar una dinastía, en el reino del Sur, el de Judá, la palabra dada se cumplía una generación tras otra. Fue así como pudo sostenerse el cetro de David a sus descendientes, por varias centurias.

1.2 Mas la profecía quedó en entredicho con el terrible acontecimiento del exilio. Desterrados a Babilonia, los hebreos vieron cómo sus más caras instituciones se derrumbaban estrepitosamente: el tempo profanado, el rey cautivo, la tierra antes prometida hoy abandonada... La palabra divina parecía irse al traste en medio de la devastación y agrietarse como se habían agrietado los muros de Jerusalén, impotentes ante la altanería y la agresividad del impío invasor, Nabucodonosor.

1.3 Dios había dicho que la dinastía de David no caería, y sin embargo los hechos estaban desmintiendo a Dios. ¿Quién, cuál sucesor de David podía ser llamado rey en medio de la humillación del destierro? Todo parecía sepultado bajo montañas de escombros y despojos de destrucción. Y sin embargo, siglos después, hay un hombre, de nombre José, cuyo primer título es "descendiente de David". ¡José es aquel por quien se sigue cumpliendo la promesa! Yo digo más: si por José llamamos a Jesús "hijo, es decir, descendiente y heredero, de David", entonces José era rey, y nadie lo sabía. José es el vínculo humildísimo, oculto a ojos del mundo y de su propio pueblo, por el que habría de brillar la increíble fidelidad de Dios.

2. La Santidad de José

2.1 La grandeza de la santidad de María y la infinita santidad de Jesucristo de tal modo nos deslumbran que en medio de tantísima luz queda como oculta la santidad, que no es pequeña, del buen José.

2.2 Sobre el misterio de este ocultamiento de san José nos ha escrito bellamente el Papa Juan Pablo II: "Durante su vida, que fue una peregrinación en la fe, José, al igual que María, permaneció fiel a la llamada de Dios hasta el final. La vida de ella fue el cumplimiento hasta sus últimas consecuencias de aquel primer «fiat» pronunciado en el momento de la anunciación mientras que José —como ya se ha dicho— en el momento de su «anunciación» no pronunció palabra alguna. Simplemente él «hizo como el ángel del Señor le había mandado» (Mt 1, 24). Y este primer «hizo» es el comienzo del «camino de José». A lo largo de este camino, los Evangelios no citan ninguna palabra dicha por él. Pero el silencio de José posee una especial elocuencia: gracias a este silencio se puede leer plenamente la verdad contenida en el juicio que de él da el Evangelio: el «justo» (Mt 1, 19)" (Redemptoris Custos, 17).

2.3 Y más adelante reflexiona sobre el misterio de la santificación de José en virtud de la presencia del Verbo Encarnado. Entresacamos textos del n. 27 de la carta citada: "La comunión de vida entre José y Jesús nos lleva todavía a considerar el misterio de la encarnación precisamente bajo el aspecto de la humanidad de Cristo, instrumento eficaz de la divinidad en orden a la santificación de los hombres. Entre estas acciones los Evangelistas resaltan las relativas al misterio pascual, pero tampoco olvidan subrayar la importancia del contacto físico con Jesús en orden a la curación (cf., p.e., Mc 1, 41) y el influjo ejercido por él sobre Juan Bautista, cuando ambos estaban aún en el seno materno (cf. Lc 1, 41-44).

2.4 "El testimonio apostólico no ha olvidado la narración del nacimiento de Jesús, la circuncisión, la presentación en el templo, la huida a Egipto y la vida oculta en Nazaret, por el misterio de gracia contenido en tales gestos, todos ellos salvíficos, al ser partícipes de la misma fuente de amor: la divinidad de Cristo. Si este amor se irradiaba a todos los hombres, a través de la humanidad de Cristo, los beneficiados en primer lugar eran ciertamente: María, su madre, y su padre putativo, José, a quienes la voluntad divina había colocado en su estrecha intimidad.

2.5 "Puesto que el amor paterno de José no podía dejar de influir en el amor filial de Jesús y, viceversa, el amor filial de Jesús no podía dejar de influir en el amor paterno de José, ¿cómo adentrarnos en la profundidad de esta relación singularísima? Las almas más sensibles a los impulsos del amor divino ven con razón en José un luminoso ejemplo de vida interior."

3. El Ejemplo de José

3.1 José es un testimonio maravilloso de las virtudes que más necesita nuestro tiempo.

3.2 La agresividad y el afán de lucro propios de nuestra vida acelerada se enfrentan con la mansedumbre, la generosidad y la paciencia de este hombre sencillo y santo.

3.3 El ansia de placer y el consumismo desbocado tienen que humillarse delante de la pureza y austeridad de este hombre limpio de corazón.

3.4 La ebriedad de soberbia y los deseos de venganza que marcan tantas vidas de nuestro mundo convulsionado podrían aprender muchísimo de la existencia discreta y de la solícita obediencia de este hombre con rostro de genuino creyente.

3.5 El escepticismo cínico de nuestra época y la vanidad con que se quiere comerciar con todo, desde el cuerpo hasta la conciencia, han de frenar su ímpetu ante este hombre que con su fe derrotó al infierno y con su profunda caridad empujó la puerta del cielo.



www.fraynelson.com



EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO

EL EVANGELIO DE LA INFANCIA DE JESÚS
CAPÍTULO 1
 

Genealogía de Jesús
Lucas 3, 23-38

1:1 Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham:
1:2 Abraham fue padre de Isaac; Isaac, padre de Jacob; Jacob, padre de Judá y de sus hermanos.
1:3 Judá fue padre de Fares y de Zará, y la madre de estos fue Tamar.
Fares fue padre de Esrón; 1 Crónicas 2, 5 Rut 4, 18-22 Lucas 3, 31-33
Esrón, padre de Arám;
1:4 Arám, padre de Aminadab;
Aminadab, padre de Naasón;
Naasón, padre de Salmón.
1:5 Salmón fue padre de Booz, y la madre de este fue Rahab.
Booz fue padre de Obed, y la madre de este fue Rut.
Obed fue padre de Jesé;
1:6 Jesé, padre del rey David. 1 Crónicas 2, 15 Rut 4, 18-22 Lucas 3, 31-33
David fue padre de Salomón, y la madre de este fue la que había sido mujer de Urías.
1:7 Salomón fue padre de Roboám;
Roboám, padre de Abías;
Abías, padre de Asaf;
1:8 Asaf, padre de Josafat;
Josafat, padre de Jorám;
Jorám, padre de Ozías.
1:9 Ozías fue padre de Joatám;
Joatám, padre de Acaz;
Acaz, padre de Ezequías;
1:10 Ezequías, padre de Manasés.
Manasés fue padre de Amós;
Amós, padre de Josías;
1:11 Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos, durante el destierro en Babilonia. 2 Reyes 24, 14-15 2 Crónicas 36, 10 Ester 2, 6 Jeremías 27, 20 Ezequiel 1, 2
1:12 Después del destierro en Babilonia:
Jeconías fue padre de Salatiel;
Salatiel, padre de Zorobabel;
1:13 Zorobabel, padre de Abiud;
Abiud, padre de Eliacím;
Eliacím, padre de Azor.
1:14 Azor fue padre de Sadoc;
Sadoc, padre de Aquím;
Aquím, padre de Eliud;
1:15 Eliud, padre de Eleazar;
Eleazar, padre de Matán;
Matán, padre de Jacob.
1:16 Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo.
1:17 El total de las generaciones es, por lo tanto: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta el destierro en Babilonia, catorce generaciones; desde el destierro en Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.

La concepción virginal y el nacimiento de Jesús
Lucas 2, 1-7

1:18 Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José Lucas 1, 27 y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.
1:19 José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
1:20 Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.
1:21 Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, Lucas 1, 31 Lucas 2, 21 porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados". Salmo 130, 8 Tito 2, 14
1:22 Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta:
1:23 La Virgen concebirá
y dará a luz un hijo a quien pondrán
el nombre de Emmanuel, Isaías 7, 14
que traducido significa: "Dios con nosotros".
1:24 Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa,
1:25 y sin que hubieran hecho vida en común, ella dio a luz un hijo, y él le puso el nombre de Jesús. Lucas 2, 21



www.vicariadepastoral.org.mx

No hay comentarios :

Publicar un comentario

Traducir este sitio a tu idioma