sábado 20 2013

¿ A QUIÉN VAMOS A ACUDIR ? TÚ TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA ( Juan 6, 60 - 69 )

Hechos 9,31-42
 
En aquellos días, la Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Se iba construyendo y progresaba en la fidelidad al Señor, y se multiplicaba, animada por el Espíritu Santo.

Pedro recorría el país y bajó a ver a los santos que residían en Lida. Encontró allí a un cierto Eneas, un paralítico que desde hacía ocho años no se levantaba de la camilla. Pedro le dijo: "Eneas, Jesucristo te da la salud; levántate y haz la cama." Se levantó inmediatamente. Lo vieron todos los vecinos de Lida y de Saron, y se convirtieron al Señor.

Había en Jafa una discípula llamada Tabita, que significa Gacela. Tabita hacia infinidad de obras buenas y de limosnas. Por entonces cayó enferma y murió. La lavaron y la pusieron en la sala de arriba. Lida está cerca de Jafa. Al enterarse los discípulos de que Pedro estaba allí, enviaron dos hombres a rogarle que fuera a Jafa sin tardar. Pedro se fue con ellos. Al llegar a Jafa, lo llevaron a la sala de arriba, y se le presentaron las viudas, mostrándole con lágrimas los vestidos y mantos que hacía Gacela cuando vivía. Pedro mandó salir fuera a todos. Se arrodilló, se puso a rezar y, dirigiéndose a la muerta, dijo: "Tabita, levántate." Ella abrió los ojos y, al ver a Pedro, se incorporó. Él la cogió de la mano, la levantó y, llamando a los santos y a las viudas, se la presentó viva. Esto se supo por todo Jafa, y muchos creyeron en el Señor.






Salmo 115
 
¿Cómo pagaré al Señor / todo el bien que me ha hecho? / Alzaré la copa de la salvación, / invocando su nombre. R.

Cumpliré al Señor mis votos / en presencia de todo el pueblo. / Mucho le cuesta al Señor / la muerte de sus fieles. R.

Señor, yo soy tu siervo, / siervo tuyo, hijo de tu esclava: / rompiste mis cadenas. / Te ofreceré un sacrificio de alabanza, / invocando tu nombre, Señor. R.






Juan 6,60-69

 





En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: "Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?" Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: "¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen." Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: "Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede."

Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: "¿También vosotros queréis marcharos?" Simón Pedro le contestó: "Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios."




COMENTARIO

1. Poder de Cristo


1.1 Solemos asociar la palabra "poder" con un riesgo, una amenaza. Sucede así porque los poderosos que hemos conocido utilizan a menudo su fuerza en provecho propio, de modo que su ascenso se logra sobre la ruina o desgracia de otros menos favorecidos.

1.2 Por eso es grande encontrarse con el poder de Cristo, el Señor de la Gloria, el Pastor Bueno, el Hermano Compasivo, el Humilde y Manso de Corazón. ¡He aquí por fin uno que une a su fuerza su misericordia, y a su sabiduría su incomparable poder!

1.3 El poder de Cristo brilla en todo pero nosotros lo descubrimos más rápidamente y mejor en los enfermos y caídos. Eneas, tullido, y Tabita, ya difunta, son la imagen viva de aquellos inocentes y bondadosos que han quedado tendidos a lo largo del camino. Viene en ayuda de su desfallecimiento la energía de Cristo, que ha vencido a la enfermedad y la muerte.

1.4 Nosotros tenemos seguramente algo o mucho de esos desfallecidos. Como Tabita hemos tratado de lograr muchas cosas buenas que nos han quedado a medio hacer. La palabra de Pedro en esta primera lectura nos levanta en el Nombre de Jesús y nos da el vigor que por nosotros mismos no teníamos.

2. ¿A quién iremos?

2.1 En el evangelio de hoy continuamos reflexionando sobre el Pan de la Vida. Cristo ha declarado su carne como alimento de verdad y ha enseñado que la bebida verdadera es su propia Sangre. Un anuncio que desborda nuestras expectativas y compromete de tal modo nuestro corazón en gratitud y obediencia, que muchos dan la espalda. Al fin y al cabo ya se habían llenado el vientre por una tarde.

2.2 En el Evangelio según san Mateo se llama a Cristo "Dios con nosotros". Lo que no es seguro es que queramos ser "Nosotros con Él". Él quiere ser Pan para nosotros; lo que no es seguro es que nosotros queramos ser hambre que acoge su pan.

2.3 El tono de Cristo en uno de los momentos más duros de su ministerio público sigue siendo claro y valiente. No entra en lamentaciones por los que se van ni en negociaciones con los que aún se quedan. Ha ofrecido todo su amor; no tiene cartas escondidas ni tampoco un "Plan B". Simplemente se ha dado a sí mismo. Acogerlo es salvarse; rechazarlo es condenarse.




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SAN JUAN,  CAPÍTULO 6



La multiplicación de los panes
Mateo 14, 13-21 / Marcos 6, 30-44 / Lucas 9, 10-17

6:1 Después de esto, Jesús atravesó el mar de Galilea, llamado Tiberíades.
6:2 Lo seguía una gran multitud, al ver los signos que hacía curando a los enfermos.
6:3 Jesús subió a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.
6:4 Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos.
6:5 Al levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a él y dijo a Felipe: "¿Dónde compraremos pan para darles de comer?"
6:6 Él decía esto para ponerlo a prueba, porque sabía bien lo que iba a hacer.
6:7 Felipe le respondió: "Doscientos denarios no bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de pan".
6:8 Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo:
6:9 "Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?"
6:10 Jesús le respondió: "Háganlos sentar". Había mucho pasto en ese lugar. Todos se sentaron y eran unos cinco mil hombres.
6:11 Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que quisieron.
6:12 Cuando todos quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: "Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada".
6:13 Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada.
6:14 Al ver el signo que Jesús acababa de hacer, la gente decía: "Este es, verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo".
6:15 Jesús, sabiendo que querían apoderarse de él para hacerlo rey, se retiró otra vez solo a la montaña.

Jesús camina sobre el agua
Mateo 14, 22-33 / Marcos 6, 45-52

6:16 Al atardecer, sus discípulos bajaron a la orilla del mar
6:17 y se embarcaron, para dirigirse a Cafarnaún, que está en la otra orilla. Ya era de noche y Jesús aún no se había reunido con ellos.
6:18 El mar estaba agitado, porque soplaba un fuerte viento.
6:19 Cuando habían remado unos cinco kilómetros, vieron a Jesús acercarse a la barca caminando sobre el agua, y tuvieron miedo.
6:20 Él les dijo: "Soy yo, no teman".
6:21 Ellos quisieron subirlo a la barca, pero esta tocó tierra en seguida en el lugar adonde iban.

Discurso sobre el Pan de Vida
6:22 Al día siguiente, la multitud que se había quedado en la otra orilla vio que Jesús no había subido con sus discípulos en la única barca que había allí, sino que ellos habían partido solos.
6:23 Mientras tanto, unas barcas de Tiberíades atracaron cerca del lugar donde habían comido el pan, después que el Señor pronunció la acción de gracias.
6:24 Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.
6:25 Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo llegaste?"
6:26 Jesús les respondió:
"Les aseguro
que ustedes me buscan,
no porque vieron signos,
sino porque han comido pan hasta saciarse.
6:27 Trabajen, no por el alimento perecedero,
sino por el que permanece hasta la Vida eterna,
el que les dará el Hijo del hombre;
porque es él a quien Dios, el Padre,
marcó con su sello".
6:28 Ellos le preguntaron: "¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?"
6:29 Jesús les respondió: "La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado".
6:30 Y volvieron a preguntarle: "¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas?
6:31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura:
Les dio de comer el pan bajado del cielo". Éxodo 16, 2-15 Nehemías 9, 15 Salmo 78, 24 Salmo 105, 40
6:32 Jesús respondió:
"Les aseguro
que no es Moisés el que les dio el pan del cielo;
mi Padre les da el verdadero pan del cielo;
6:33 porque el pan de Dios
es el que desciende del cielo
y da Vida al mundo".
6:34 Ellos le dijeron: "Señor, danos siempre de ese pan".
6:35 Jesús les respondió:
"Yo soy el pan de Vida.
El que viene a mí jamás tendrá hambre;
el que cree en mí jamás tendrá sed.
6:36 Pero ya les he dicho:
ustedes me han visto y sin embargo no creen.
6:37 Todo lo que me da el Padre viene a mí,
y al que venga a mí
yo no lo rechazaré,
6:38 porque he bajado del cielo,
no para hacer mi voluntad,
sino la de aquel que me envió.
6:39 La voluntad del que me ha enviado
es que yo no pierda nada
de lo que él me dio,
sino que lo resucite en el último día.
6:40 Esta es la voluntad de mi Padre:
que el que ve al Hijo y cree en él,
tenga Vida eterna
y que yo lo resucite en el último día".
6:41 Los judíos murmuraban de él, porque había dicho: "Yo soy el pan bajado del cielo".
6:42 Y decían: "¿Acaso este no es Jesús, el hijo de José? Nosotros conocemos a su padre y a su madre. ¿Cómo puede decir ahora: "Yo he bajado del cielo"?"
6:43 Jesús tomó la palabra y les dijo: "No murmuren entre ustedes.
6:44 Nadie puede venir a mí,
si no lo atrae el Padre que me envió;
y yo lo resucitaré en el último día.
6:45 Está escrito en el libro de los Profetas:
Todos serán instruidos por Dios. Isaías 54, 13
Todo el que oyó al Padre
y recibe su enseñanza,
viene a mí.
6:46 Nadie ha visto nunca al Padre,
sino el que viene de Dios:
sólo él ha visto al Padre.
6:47 Les aseguro
que el que cree, tiene Vida eterna.
6:48 Yo soy el pan de Vida.
6:49 Sus padres, en el desierto,
comieron el maná y murieron.
6:50 Pero este es el pan que desciende del cielo,
para que aquel que lo coma no muera.
6:51 Yo soy el pan vivo bajado del cielo.
El que coma de este pan vivirá eternamente,
y el pan que yo daré
es mi carne para la Vida del mundo".
6:52 Los judíos discutían entre sí, diciendo: "¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?"
6:53 Jesús les respondió:
"Les aseguro
que si no comen la carne del Hijo del hombre
y no beben su sangre,
no tendrán Vida en ustedes.
6:54 El que come mi carne y bebe mi sangre
tiene Vida eterna,
y yo lo resucitaré en el último día.
6:55 Porque mi carne es la verdadera comida
y mi sangre, la verdadera bebida.
6:56 El que come mi carne y bebe mi sangre
permanece en mí
y yo en él.
6:57 Así como yo,
que he sido enviado por el Padre que tiene Vida,
vivo por el Padre,
de la misma manera, el que me come
vivirá por mí.
6:58 Este es el pan bajado del cielo;
no como el que comieron sus padres y murieron.
El que coma de este pan vivirá eternamente".
6:59 Jesús enseñaba todo esto en la sinagoga de Cafarnaún.
6:60 Después de oírlo, muchos de sus discípulos decían: "¡Es duro este lenguaje! ¿Quién puede escucharlo?"
6:61 Jesús, sabiendo lo que sus discípulos murmuraban, les dijo: "¿Esto los escandaliza?
6:62 ¿Qué pasará, entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir donde estaba antes?
6:63 El Espíritu es el que da Vida,
la carne de nada sirve.
Las palabras que les dije son Espíritu y Vida.

La profesión de fe de Pedro
Mateo 16, 13-20 / Marcos 8, 27-30 / Lucas 9, 18-21

6:64 Pero hay entre ustedes algunos que no creen". En efecto, Jesús sabía desde el primer momento quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar.
6:65 Y agregó: "Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede".
6:66 Desde ese momento, muchos de sus discípulos se alejaron de él y dejaron de acompañarlo.
6:67 Jesús preguntó entonces a los Doce: "¿También ustedes quieren irse?"
6:68 Simón Pedro le respondió: "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna.
6:69 Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios". Mateo 16, 16 Marcos 8, 29 Lucas 9, 20
6:70 Jesús continuó: "¿No soy yo, acaso, el que los eligió a ustedes, los Doce? Sin embargo, uno de ustedes es un demonio".
6:71 Jesús hablaba de Judas, hijo de Simón Iscariote, que era uno de los Doce, el que lo iba a entregar.



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