lunes 15 2013

TRABAJAD, NO POR EL ALIMENTO QUE PERECE, SINO POR EL ALIMENTO QUE PERDURA PARA LA VIDA ETERNA ( Juan 6, 22-29 )


Hechos 6,8-15


En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba. Indujeron a unos que asegurasen: "Le hemos oído palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios." Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, agarraron a Esteban por sorpresa y lo condujeron al Sanedrín, presentando testigos falsos que decían: "Este individuo no para de hablar contra el templo y la Ley. Le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá el templo y cambiará las tradiciones que recibimos de Moisés." Todos los miembros del Sanedrín miraron a Esteban, y su rostro les pareció el de un ángel.









Salmo 118


Aunque los nobles se sienten a murmurar de mí, / tu siervo medita tus leyes; / tus preceptos son mi delicia, / tus decretos son mis consejeros. R.



Te expliqué mi camino, y me escuchaste: / enséñame tus leyes; / instrúyeme en el camino de tus decretos, / y meditaré tus maravillas. R.



Apártame del camino falso, / y dame la gracia de tu voluntad; / escogí el camino verdadero, / deseé tus mandamientos. R.











Juan 6,22-29









Después que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el lago. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del lago notó que allí no había habido más que una lancha y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos. Entretanto, unas lanchas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan sobre el que el Señor pronunció la acción de gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo has venido aquí?" Jesús les contestó: "Os lo aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios." Ellos le preguntaron: "Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?" Respondió Jesús: "La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado."





COMENTARIO



1. Se llamaban libertos pero estaban presos



1.1 Lo que dijo Jesús se cumplió: "me han odiado a mí; los odiarán a ustedes" (Jn 15,18). Y es irónico que los de la sinagoga "de los libertos" estruviesen padeciendo tan grave esclavitud como para llegar a acudir al soborno con tal de cerrar la boca de Esteban, a quien no podían vencer con argumentos.



1.2 ¿Por qué ese odio?, nos atrevemos a preguntar. Odio a Jesús; odio a los discípulos de Jesús. ¿Por qué? ¿Qué clase de amenaza es el amor, como para que reciba tan dura oposición y padezca persecución tan cruel? Esto es bueno preguntárselo por anticipado, hermanos, porque cuando llegue la hora de la prueba tal vez no tengamos tiempo ni siquiera de pensar.



1.3 Cristo da una explicación, en el texto que citábamos del evangelio de Juan: "Si ustedes fueran del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no son del mundo, antes yo los elegí del mundo, por eso el mundo los aborrece" (Jn 15,19). ¿Qué pertenece entonces al mundo? Este mismo evangelista nos responde en su Primera Carta: "todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo" (1 Jn 2,16).



1.4 La "lógica del mundo" supone el libre comercio de los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida. Y un hombre como Esteban, amador de la gloria divina, no entra en ese comercio, se sale de ese esquema y se convierte en una denuncia viva de todo ese sistema de esclavitudes conectadas. Por eso fue odiado y perseguido, pero su rostro "parecía el de un ángel" (Hch 6,15).



2. Modos de seguir a Jesús



2.1 El evangelio de hoy nos invita a reflexionar en nuestra manera de seguir a Jesús. Las palabras del Señor son duras al desenmascarar las intenciones de muchos de sus discípulos:"Les aseguro que no me buscan por los signos que vieron, sino porque comieron pan hasta saciarse" (Jn 6,26). Es cosa saludable entonces que cada uno de nosotros se pregunte qué beneficios espera recibir de seguir a Jesús.



2.2 O con más profundidad aún: ¿queremos que Jesús nos resuelva esta vida o que nos dé su vida? ¿Es Jesús un parche en nuestra tela vieja o es tejido nuevo y vida nueva? ¡Ningún tiempo mejor para preguntárnoslo que la pascua!



2.3 "Esto es lo que Dios espera de ustedes: que crean en aquél que él envió" nos dice el Señor. El que espera beneficios terminará queriendo "comprar" a Dios. Y Dios no está de venta. Está de regalo, y la acogida a su regalo es lo que nos viene a través del don de de la fe.






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SAN JUAN,  CAPÍTULO 6



La multiplicación de los panes

Mateo 14, 13-21 / Marcos 6, 30-44 / Lucas 9, 10-17



6:1 Después de esto, Jesús atravesó el mar de Galilea, llamado Tiberíades.

6:2 Lo seguía una gran multitud, al ver los signos que hacía curando a los enfermos.

6:3 Jesús subió a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.

6:4 Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos.

6:5 Al levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a él y dijo a Felipe: "¿Dónde compraremos pan para darles de comer?"

6:6 Él decía esto para ponerlo a prueba, porque sabía bien lo que iba a hacer.

6:7 Felipe le respondió: "Doscientos denarios no bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de pan".

6:8 Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo:

6:9 "Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?"

6:10 Jesús le respondió: "Háganlos sentar". Había mucho pasto en ese lugar. Todos se sentaron y eran unos cinco mil hombres.

6:11 Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que quisieron.

6:12 Cuando todos quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: "Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada".

6:13 Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada.

6:14 Al ver el signo que Jesús acababa de hacer, la gente decía: "Este es, verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo".

6:15 Jesús, sabiendo que querían apoderarse de él para hacerlo rey, se retiró otra vez solo a la montaña.



Jesús camina sobre el agua

Mateo 14, 22-33 / Marcos 6, 45-52



6:16 Al atardecer, sus discípulos bajaron a la orilla del mar

6:17 y se embarcaron, para dirigirse a Cafarnaún, que está en la otra orilla. Ya era de noche y Jesús aún no se había reunido con ellos.

6:18 El mar estaba agitado, porque soplaba un fuerte viento.

6:19 Cuando habían remado unos cinco kilómetros, vieron a Jesús acercarse a la barca caminando sobre el agua, y tuvieron miedo.

6:20 Él les dijo: "Soy yo, no teman".

6:21 Ellos quisieron subirlo a la barca, pero esta tocó tierra en seguida en el lugar adonde iban.



Discurso sobre el Pan de Vida

6:22 Al día siguiente, la multitud que se había quedado en la otra orilla vio que Jesús no había subido con sus discípulos en la única barca que había allí, sino que ellos habían partido solos.

6:23 Mientras tanto, unas barcas de Tiberíades atracaron cerca del lugar donde habían comido el pan, después que el Señor pronunció la acción de gracias.

6:24 Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.

6:25 Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo llegaste?"

6:26 Jesús les respondió:

"Les aseguro

que ustedes me buscan,

no porque vieron signos,

sino porque han comido pan hasta saciarse.

6:27 Trabajen, no por el alimento perecedero,

sino por el que permanece hasta la Vida eterna,

el que les dará el Hijo del hombre;

porque es él a quien Dios, el Padre,

marcó con su sello".

6:28 Ellos le preguntaron: "¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?"

6:29 Jesús les respondió: "La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado".

6:30 Y volvieron a preguntarle: "¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas?

6:31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura:

Les dio de comer el pan bajado del cielo". Éxodo 16, 2-15 Nehemías 9, 15 Salmo 78, 24 Salmo 105, 40

6:32 Jesús respondió:

"Les aseguro

que no es Moisés el que les dio el pan del cielo;

mi Padre les da el verdadero pan del cielo;

6:33 porque el pan de Dios

es el que desciende del cielo

y da Vida al mundo".

6:34 Ellos le dijeron: "Señor, danos siempre de ese pan".

6:35 Jesús les respondió:

"Yo soy el pan de Vida.

El que viene a mí jamás tendrá hambre;

el que cree en mí jamás tendrá sed.

6:36 Pero ya les he dicho:

ustedes me han visto y sin embargo no creen.

6:37 Todo lo que me da el Padre viene a mí,

y al que venga a mí

yo no lo rechazaré,

6:38 porque he bajado del cielo,

no para hacer mi voluntad,

sino la de aquel que me envió.

6:39 La voluntad del que me ha enviado

es que yo no pierda nada

de lo que él me dio,

sino que lo resucite en el último día.

6:40 Esta es la voluntad de mi Padre:

que el que ve al Hijo y cree en él,

tenga Vida eterna

y que yo lo resucite en el último día".

6:41 Los judíos murmuraban de él, porque había dicho: "Yo soy el pan bajado del cielo".

6:42 Y decían: "¿Acaso este no es Jesús, el hijo de José? Nosotros conocemos a su padre y a su madre. ¿Cómo puede decir ahora: "Yo he bajado del cielo"?"

6:43 Jesús tomó la palabra y les dijo: "No murmuren entre ustedes.

6:44 Nadie puede venir a mí,

si no lo atrae el Padre que me envió;

y yo lo resucitaré en el último día.

6:45 Está escrito en el libro de los Profetas:

Todos serán instruidos por Dios. Isaías 54, 13

Todo el que oyó al Padre

y recibe su enseñanza,

viene a mí.

6:46 Nadie ha visto nunca al Padre,

sino el que viene de Dios:

sólo él ha visto al Padre.

6:47 Les aseguro

que el que cree, tiene Vida eterna.

6:48 Yo soy el pan de Vida.

6:49 Sus padres, en el desierto,

comieron el maná y murieron.

6:50 Pero este es el pan que desciende del cielo,

para que aquel que lo coma no muera.

6:51 Yo soy el pan vivo bajado del cielo.

El que coma de este pan vivirá eternamente,

y el pan que yo daré

es mi carne para la Vida del mundo".

6:52 Los judíos discutían entre sí, diciendo: "¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?"

6:53 Jesús les respondió:

"Les aseguro

que si no comen la carne del Hijo del hombre

y no beben su sangre,

no tendrán Vida en ustedes.

6:54 El que come mi carne y bebe mi sangre

tiene Vida eterna,

y yo lo resucitaré en el último día.

6:55 Porque mi carne es la verdadera comida

y mi sangre, la verdadera bebida.

6:56 El que come mi carne y bebe mi sangre

permanece en mí

y yo en él.

6:57 Así como yo,

que he sido enviado por el Padre que tiene Vida,

vivo por el Padre,

de la misma manera, el que me come

vivirá por mí.

6:58 Este es el pan bajado del cielo;

no como el que comieron sus padres y murieron.

El que coma de este pan vivirá eternamente".

6:59 Jesús enseñaba todo esto en la sinagoga de Cafarnaún.

6:60 Después de oírlo, muchos de sus discípulos decían: "¡Es duro este lenguaje! ¿Quién puede escucharlo?"

6:61 Jesús, sabiendo lo que sus discípulos murmuraban, les dijo: "¿Esto los escandaliza?

6:62 ¿Qué pasará, entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir donde estaba antes?

6:63 El Espíritu es el que da Vida,

la carne de nada sirve.

Las palabras que les dije son Espíritu y Vida.



La profesión de fe de Pedro

Mateo 16, 13-20 / Marcos 8, 27-30 / Lucas 9, 18-21



6:64 Pero hay entre ustedes algunos que no creen". En efecto, Jesús sabía desde el primer momento quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar.

6:65 Y agregó: "Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede".

6:66 Desde ese momento, muchos de sus discípulos se alejaron de él y dejaron de acompañarlo.

6:67 Jesús preguntó entonces a los Doce: "¿También ustedes quieren irse?"

6:68 Simón Pedro le respondió: "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna.

6:69 Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios". Mateo 16, 16 Marcos 8, 29 Lucas 9, 20

6:70 Jesús continuó: "¿No soy yo, acaso, el que los eligió a ustedes, los Doce? Sin embargo, uno de ustedes es un demonio".

6:71 Jesús hablaba de Judas, hijo de Simón Iscariote, que era uno de los Doce, el que lo iba a entregar.





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