domingo 05 2013

EL ESPÍRITU SANTO OS IRÁ RECORDANDO TODO LO QUE OS HE DICHO ( Juan 14, 23-29 )

Hechos 15, 1-2. 22-29
 
En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme a la tradición de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la controversia.

Los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron entonces elegir algunos de ellos y mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas Barsaba y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y les entregaron esta carta: "Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia convertidos del paganismo.

Nos hemos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alarmado e inquietado con sus palabras. Hemos decidido, por unanimidad, elegir algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, que han dedicado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo. En vista de esto, mandamos a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que os abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de la fornicación. Haréis bien en apartaros de todo esto. Salud."







Salmo 66 
 
El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación. R.

Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra. R.

Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. Que Dios nos bendiga; que le teman hasta los confines del orbe. R.







Apocalipsis 21, 10-14. 22-23
 
El ángel me transportó en éxtasis a un monte altísimo, y me enseñó la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo, enviada por Dios, trayendo la gloria de Dios.

Brillaba como una piedra preciosa, como jaspe traslúcido.

Tenía una muralla grande y alta y doce puertas custodiadas por doce ángeles, con doce nombres grabados: los nombres de las tribus de Israel.

A oriente tres puertas, al norte tres puertas, al sur tres puertas, y a occidente tres puertas.

La muralla tenía doce basamentos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero.

Santuario no vi ninguno, porque es su santuario el Señor Dios todopoderoso y el Cordero.

La ciudad no necesita sol ni luna que la alumbre, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero.







Juan 14, 23-29

 







En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.

El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.

Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.

La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado." Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo."




COMENTARIO

1. La Pascua llega a los no-judíos
 

1.1 La primera lectura recuerda un momento coyuntural de la Iglesia naciente en el que los Apóstoles se vieron enfrentados a una pregunta inédita de profundas consecuencias. La cuestión es esta: a la vista de lo que significa la Ley de Moisés, que fue dada por Dios, ¿deben los paganos cumplir esa Ley? Un modo breve y un tanto dramático de plantear esto mismo es: ¿hay que circuncidar a los cristianos venidos del paganismo? La circuncisión, en efecto, es la puerta a la observancia de toda la Ley.

1.2 Las dos posturas tenían quién las apoyara. Por un lado, la sabiduría y santidad de esa Ley, que por mucho tiempo fue la señal de elección y el motivo válido de orgullo de los judíos, no se ve por qué no puedas o deban llegar a los no judíos. Por otro lado, si es verdad que somos salvos esencialmente por la fe y es ella sola quien nos abre la puerta a la gracia de Cristo, ¿en qué sentido es necesaria la Ley antigua, como si faltara alguna perfección a la gracia que ha venido precisamente para hacer perfecto lo que la Ley de Moisés no podía alcanzar? Al final, como escuchamos, quedó en vigor esta segunda propuesta, avalada por el testimonio misionero de Pablo, el discurso de Santiago y la autoridad de Pedro.

1.3 Esta reunión de Apóstoles y otros discípulos, en la que se pudo discutir y solventar la cuestión de la Ley y los cristianos venidos del mundo pagano, es conocida como el Primer Concilio de la Iglesia, o Concilio de Jerusalén. A lo largo de los siglos la Iglesia ha tenido que apelar muchas veces a ese mismo recurso: reunir a sus obispos, en cuanto sucesores de los apóstoles, para discernir, con la ayuda del Espíritu Santo, cuestiones doctrinales, morales, litúrgicas o pastorales de gran alcance. La última de esas reuniones fue el Concilio Vaticano II.

2. Los apóstoles están en el cimiento de la ciudad de luz

2.1 El tono de optimismo y de alabanza a Dios no abandona nunca a las lecturas del tiempo pascual. En particular, estos textos del Apocalipsis, que hemos encontrado varias veces en la segunda lectura, simplemente rebosan del gozo del Cielo, como dejándonos saborear un poco de la alegría que nos aguarda, allí donde la Pascua no acaba jamás.

2.2 En esta lectura, llena como siempre de los símbolos usuales del Apocalipsis, destaquemos el lugar de honor de los Apóstoles, por enlazar también con el tema de la primera lectura. Ellos son llamados basamentos o cimientos, y sobre su fortaleza se apoya la muralla que defiende a la ciudad santa. De aquí aprendemos qué es o quién es un apóstol de Cristo: su fe, su oración, su palabra, sus obras de amor le dan firmeza al edificio que no ha de caer.

2.3 En cada eucaristía de domingo hay un elemento que no falta jamás: la profesión de fe, que usualmente renovamos recitando el Credo, o también el llamado Símbolo de los Apóstoles. Hay una lógica profunda en ello: si el Domingo es el día del Señor, si es el día que nos acerca con fuerza a la Pascua de Cristo, fuente de nuestra propia Pascua, tiene sentido que al acercarnos al Cielo recordemos quiénes y con qué enseñanzas nos han abierto ese Cielo.

3. El Espíritu Santo y el Resucitado

3.1 ¿Quién entre nosotros no ha anhelado eso que sería estar en tiempos de Cristo, poder verlo “en vivo”? Él mismo lo predijo: “Vendrán días cuando ansiaréis ver uno de los días del Hijo del Hombre, y no lo veréis.” (Lucas 17,22). Y sin embargo, Jesús no era Supermán, antes de la cruz, ni es el Hombre Invisible después de la resurrección. El mismo amor, la misma unción que hizo posible su ministerio público, su donación y gloria en la Cruz y su bendita resurrección, ese mismo Espíritu Santo está ahora vivo y actuando en nosotros.

3.2 Al Espíritu Santo se atribuye el singular milagro de amor que es la Encarnación del Hijo único de Dios. Nada de extraño entonces que ese mismo Espíritu prolongue de algún modo esa Encarnación no en el sentido de conservar al Cristo glorioso entre nosotros en esta tierra sino haciéndonos ya desde esta tierra más y más semejantes al Cristo del Cielo.



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SAN JUAN,  CAPÍTULO 14

 

Jesús, camino hacia el Padre

14:1 "No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí.
14:2 En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones;
si no fuera así, se lo habría dicho a ustedes.
Yo voy a prepararles un lugar.
14:3 Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar,
volveré otra vez para llevarlos conmigo,
a fin de que donde yo esté,
estén también ustedes.
14:4 Ya conocen el camino del lugar adonde voy".
14:5 Tomás le dijo: "Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?"
14:6 Jesús le respondió:
"Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.
Nadie va al Padre, sino por mí.
14:7 Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre.
Ya desde ahora lo conocen y lo han visto".
Jesús, revelación del Padre
14:8 Felipe le dijo: "Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta".
14:9 Jesús le respondió: "Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen?
El que me ha visto, ha visto al Padre.
¿Cómo dices: "Muéstranos al Padre"?
14:10 ¿No crees
que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí?
Las palabras que digo no son mías:
el Padre que habita en mí es el que hace las obras.
14:11 Créanme:
yo estoy en el Padre y el Padre está en mí.
Créanlo, al menos, por las obras.
14:12 Les aseguro
que el que cree en mí
hará también las obras que yo hago,
y aun mayores,
porque yo me voy al Padre.
14:13 Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre,
para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
14:14 Si ustedes me piden algo en mi Nombre,
yo lo haré.

La promesa del Espíritu Santo
14:15 Si ustedes me aman, cumplirán mis mandamientos. 1 Juan 5, 3
14:16 Y yo rogaré al Padre,
y él les dará otro Paráclito
para que esté siempre con ustedes:
14:17 el Espíritu de la Verdad,
a quien el mundo no puede recibir,
porque no lo ve ni lo conoce.
Ustedes, en cambio, lo conocen,
porque él permanece con ustedes y estará en ustedes.
14:18 No los dejaré huérfanos,
volveré a ustedes.
14:19 Dentro de poco el mundo ya no me verá,
pero ustedes sí me verán,
porque yo vivo y también ustedes vivirán.
14:20 Aquel día comprenderán que yo estoy en mi Padre,
y que ustedes están en mí y yo en ustedes.
14:21 El que recibe mis mandamientos y los cumple,
ese es el que me ama;
y el que me ama será amado por mi Padre,
y yo lo amaré y me manifestaré a él".
14:22 Judas —no el Iscariote— le dijo: "Señor, ¿por qué te vas a manifestar a nosotros y no al mundo?"
14:23 Jesús le respondió:
"El que me ama
será fiel a mi palabra,
y mi Padre lo amará;
iremos a él
y habitaremos en él.
14:24 El que no me ama no es fiel a mis palabras.
La palabra que ustedes oyeron no es mía,
sino del Padre que me envió.
14:25 Yo les digo estas cosas
mientras permanezco con ustedes.
14:26 Pero el Paráclito, el Espíritu Santo,
que el Padre enviará en mi Nombre,
les enseñará todo
y les recordará lo que les he dicho.
14:27 Les dejo la paz,
les doy mi paz,
pero no como la da el mundo.
¡No se inquieten ni teman!
14:28 Me han oído decir:
"Me voy y volveré a ustedes".
Si me amaran,
se alegrarían de que vuelva junto al Padre,
porque el Padre es más grande que yo.
14:29 Les he dicho esto antes que suceda,
para que cuando se cumpla, ustedes crean.
14:30 Ya no hablaré mucho más con ustedes,
porque está por llegar el Príncipe de este mundo:
él nada puede hacer contra mí,
14:31 pero es necesario que el mundo sepa
que yo amo al Padre
y obro como él me ha ordenado.
Levántense, salgamos de aquí.



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