miércoles 04 2013

¿ DÓNDE ENCONTRAREMOS EN UN DESIERTO, SUFICIENTE PAN PARA SACIAR EL HAMBRE DE UNA MULTITUD ?

Miércoles de la primera semana de Adviento

Libro de Isaías 25,6-10a.



En aquel día:
El Señor de los ejércitos ofrecerá a todos los pueblos sobre esta montaña un banquete de manjares suculentos, un banquete de vinos añejados, de manjares suculentos, medulosos, de vinos añejados, decantados.
El arrancará sobre esta montaña el velo que cubre a todos los pueblos, el paño tendido sobre todas las naciones.
Destruirá la Muerte para siempre; el Señor enjugará las lágrimas de todos los rostros, y borrará sobre toda la tierra el oprobio de su pueblo, porque lo ha dicho él, el Señor.
Y se dirá en aquel día: "Ahí está nuestro Dios, de quien esperábamos la salvación: es el Señor, en quien nosotros esperábamos; ¡alegrémonos y regocijémonos de su salvación!".
Porque la mano del Señor se posará sobre esta montaña.







Salmo 23(22),1-3a.3b-4.5.6.
 

El Señor es mi pastor:
nada me falta;
en verdes pastos él me hace reposar.
A las aguas de descanso me conduce,
y reconforta mi alma.


Por el camino del bueno me dirige, por amor de su nombre.
Aunque pase por quebradas oscuras, no temo ningún mal,
porque tú estás conmigo
con tu vara y tu bastón, y al verlas voy sin miedo.

La mesa has preparado para mí
frente a mis adversarios,
con aceites perfumas mi cabeza
y rellenas mi copa.

Irán conmigo la dicha y tu favor
mientras dure mi vida,
mi mansión será la casa del Señor
por largos, largos días.






Evangelio según San Mateo 15,29-37.

 







Jesús llegó a orillas del mar de Galilea y, subiendo a la montaña, se sentó.
Una gran multitud acudió a él, llevando paralíticos, lisiados, ciegos, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a sus pies y él los curó.
La multitud se admiraba al ver que los mudos hablaban, los inválidos quedaban curados, los paralíticos caminaban y los ciegos recobraban la vista. Y todos glorificaban al Dios de Israel.
Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque podrían desfallecer en el camino".
Los discípulos le dijeron: "¿Y dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado bastante cantidad de pan para saciar a tanta gente?".
Jesús les dijo: "¿Cuántos panes tienen?". Ellos respondieron: "Siete y unos pocos pescados".
El ordenó a la multitud que se sentara en el suelo;
después, tomó los panes y los pescados, dio gracias, los partió y los dio a los discípulos. Y ellos los distribuyeron entre la multitud.
Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que sobraron se llenaron siete canastas.





Leer el comentario del Evangelio por : Papa Francisco
¿Dónde encontraremos en un desierto, suficiente pan para saciar el hambre de una multitud?
 


 ¿De dónde nace la multiplicación de los panes? La respuesta está en la invitación de Jesús a los discípulos: “Dadles vosotros...”, “dar”, compartir. ¿Qué comparten los discípulos? Lo poco que tienen: cinco panes y dos peces. Pero son precisamente esos panes y esos peces los que en las manos del Señor sacian a toda la multitud. Y son justamente los discípulos, perplejos ante la incapacidad de sus medios y la pobreza de lo que pueden poner a disposición, quienes acomodan a la gente y distribuyen —confiando en la palabra de Jesús— los panes y los peces que sacian a la multitud. Y esto nos dice que en la Iglesia, pero también en la sociedad, una palabra clave de la que no debemos tener miedo es “solidaridad”, o sea, saber poner a disposición de Dios lo que tenemos, nuestras humildes capacidades, porque sólo compartiendo, sólo en el don, nuestra vida será fecunda, dará fruto. Solidaridad: ¡una palabra malmirada por el espíritu mundano!

    Esta tarde, en la Eucaristía, de nuevo, el Señor distribuye para nosotros el pan que es su Cuerpo, Él se hace don. Y también nosotros experimentamos la “solidaridad de Dios” con el hombre, una solidaridad que jamás se agota, una solidaridad que no acaba de sorprendernos: Dios se hace cercano a nosotros, en el sacrificio de la Cruz se abaja entrando en la oscuridad de la muerte para darnos su vida, que vence el mal, el egoísmo y la muerte. Jesús también esta tarde se da a nosotros en la Eucaristía, comparte nuestro mismo camino, es más, se hace alimento, el verdadero alimento que sostiene nuestra vida también en los momentos en los que el camino se hace duro, los obstáculos ralentizan nuestros pasos. Y en la Eucaristía el Señor nos hace recorrer su camino, el del servicio, el de compartir, el del don, y lo poco que tenemos, lo poco que somos, si se comparte, se convierte en riqueza, porque el poder de Dios, que es el del amor, desciende sobre nuestra pobreza para transformarla.



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SAN MATEO,  CAPÍTULO 15

 

Jesús y las tradiciones de los antepasados
Marcos 7, 1-13

15:1 Entonces, unos fariseos y escribas de Jerusalén se acercaron a Jesús y le dijeron:
15:2 "¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de nuestros antepasados y no se lavan las manos antes de comer?"
15:3 Él les respondió: "¿Y por qué ustedes, por seguir su tradición, no cumplen el mandamiento de Dios?
15:4 En efecto, Dios dijo: Honra a tu padre y a tu madre Éxodo 20, 12 Levítico 19, 3 Deuteronomio 5, 16 Deuteronomio 27, 16 Ezequiel 22, 7 Mateo 19, 19 Marcos 7, 10 Marcos 10, 19 Lucas 18, 20 Efesios 6, 2 y: El que maldice a su padre o a su madre, será condenado a muerte. Éxodo 21, 17 Levítico 20, 9 Marcos 7, 10
15:5 Pero ustedes afirman: El que diga a su padre o a su madre: "He ofrecido al Templo los bienes que tenía para ayudarte",
15:6 está libre de los deberes hacia ellos. Así ustedes, en nombre de su tradición, han anulado la Palabra de Dios.
15:7 ¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, cuando dijo:
15:8 Este pueblo me honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí. Isaías 29, 13 Marcos 7, 6-7
15:9 En vano me rinden culto:
las doctrinas que enseñan
no son sino preceptos humanos". Isaías 29, 13 Marcos 7, 7

La enseñanza sobre lo puro y lo impuro
Marcos 7, 14-23

15:10 Jesús llamó a la multitud y le dijo: "Escuchen y comprendan.
15:11 Lo que mancha al hombre no es lo que entra por la boca, sino lo que sale de ella".
15:12 Entonces se acercaron los discípulos y le dijeron: "¿Sabes que los fariseos se escandalizaron al oírte hablar así?"
15:13 Él les respondió: "Toda planta que no haya plantado mi Padre celestial, será arrancada de raíz.
15:14 Déjenlos: son ciegos que guían a otros ciegos. Pero si un ciego guía a otro, los dos caerán en un pozo". Lucas 6, 39
15:15 Pedro, tomando la palabra, le dijo: "Explícanos esta parábola".
15:16 Jesús le respondió: "¿Ni siquiera ustedes son capaces de comprender?
15:17 ¿No saben que lo que entra por la boca pasa al vientre y se elimina en lugares retirados?
15:18 En cambio, lo que sale de la boca procede del corazón, Mateo 12, 34 Lucas 6, 45 y eso es lo que mancha al hombre.
15:19 Del corazón proceden las malas intenciones, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos testimonios, las difamaciones.
15:20 Estas son las cosas que hacen impuro al hombre, no el comer sin haberse lavado las manos".

Curación de la hija de una cananea
Marcos 7, 24-30

15:21 Jesús se dirigió hacia el país de Tiro y de Sidón.
15:22 Entonces una mujer cananea, que salió de aquella región, comenzó a gritar: "¡Señor, Hijo de David, ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio".
15:23 Pero él no le respondió nada. Sus discípulos se acercaron y le pidieron: "Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos".
15:24 Jesús respondió: "Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel".
15:25 Pero la mujer fue a postrarse ante él y le dijo: "¡Señor, socórreme!"
15:26 Jesús le dijo: "No está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los cachorros".
15:27 Ella respondió: "¡Y sin embargo, Señor, los cachorros comen las migas que caen de la mesa de sus dueños!"
15:28 Entonces Jesús le dijo: "Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!" Y en ese momento su hija quedó curada.

Curaciones junto al lago
15:29 Desde allí, Jesús llegó a orillas del mar de Galilea y, subiendo a la montaña, se sentó.
15:30 Una gran multitud acudió a él, llevando paralíticos, ciegos, lisiados, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a sus pies y él los curó.
15:31 La multitud se admiraba al ver que los mudos hablaban, los inválidos quedaban curados, los paralíticos caminaban y los ciegos recobraban la vista. Y todos glorificaban al Dios de Israel.

La segunda multiplicación de los panes
Marcos 8, 1-10

15:32 Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque podrían desfallecer en el camino".
15:33 Los discípulos le dijeron: "¿Y dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado bastante cantidad de pan para saciar a tanta gente?"
15:34 Jesús les dijo: "¿Cuántos panes tienen?" Ellos respondieron: "Siete y unos pocos pescados".
15:35 Él ordenó a la multitud que se sentara en el suelo;
15:36 después, tomó los panes y los pescados, dio gracias, los partió y los dio a los discípulos. Y ellos los distribuyeron entre la multitud.
15:37 Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que sobraron se llenaron siete canastas.
15:38 Los que comieron eran cuatro mil hombres, Mateo 16, 10 sin contar las mujeres y los niños.
15:39 Después que despidió a la multitud, Jesús subió a la barca y se dirigió al país de Magadán.



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