miércoles 03 2014

‘¿ CUÁNTOS PANES TENÉIS ? '. ELLOS DIJERON: ' SIETE, Y UNOS POCOS PECECILLOS '

Día litúrgico: Miércoles I de Adviento




Texto del Evangelio (Mt 15,29-37):
En aquel tiempo, pasando de allí, Jesús vino junto al mar de Galilea; subió al monte y se sentó allí. Y se le acercó mucha gente trayendo consigo cojos, lisiados, ciegos, mudos y otros muchos; los pusieron a sus pies, y Él los curó. De suerte que la gente quedó maravillada al ver que los mudos hablaban, los lisiados quedaban curados, los cojos caminaban y los ciegos veían; y glorificaron al Dios de Israel.

Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino». Le dicen los discípulos: «¿Cómo hacernos en un desierto con pan suficiente para saciar a una multitud tan grande?». Díceles Jesús: «¿Cuántos panes tenéis?». Ellos dijeron: «Siete, y unos pocos pececillos». El mandó a la gente acomodarse en el suelo. Tomó luego los siete panes y los peces y, dando gracias, los partió e iba dándolos a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos y se saciaron, y de los trozos sobrantes recogieron siete espuertas llenas.

Comentario: Rev. D. Joan COSTA i Bou (Barcelona, España)


‘¿Cuántos panes tenéis?’. Ellos dijeron: ‘Siete, y unos pocos pececillos’


Hoy contemplamos en el Evangelio la multiplicación de los panes y peces. Mucha gente —comenta el evangelista Mateo— «se le acercó» (Mt 15,30) al Señor. Hombres y mujeres que necesitan de Cristo, ciegos, cojos y enfermos de todo tipo, así como otros que los acompañan. Todos nosotros también tenemos necesidad de Cristo, de su ternura, de su perdón, de su luz, de su misericordia... En Él se encuentra la plenitud de lo humano.

El Evangelio de hoy nos hace caer en la cuenta, a la vez, de la necesidad de hombres que conduzcan a otros hacia Jesucristo. Los que llevan a los enfermos a Jesús para que los cure son imagen de todos aquellos que saben que el acto más grande de caridad para con el prójimo es acercarlo a Cristo, fuente de toda Vida. La vida de fe exige, pues, la santidad y el apostolado.

San Pablo exhorta a tener los mismos sentimientos de Cristo Jesús (cf. Fl 2,5). Nuestro relato muestra cómo es el corazón: «Siento compasión de la gente» (Mt 15,32). No puede dejarlos porque están hambrientos y fatigados. Cristo busca al hombre en toda necesidad y se hace el encontradizo. ¡Cuán bueno es el Señor con nosotros!; y ¡cuán importantes somos las personas a sus ojos! Sólo con pensarlo se dilata el corazón humano lleno de agradecimiento, admiración y deseo sincero de conversión.

Este Dios hecho hombre, que todo lo puede y que nos ama apasionadamente, y a quien necesitamos en todo y para todo —«sin mi no podéis nada» (Jn 15,5)— necesita, paradójicamente, también de nosotros: éste es el significado de los siete panes y los pocos peces que usará para alimentar a una multitud del pueblo. Si nos diéramos cuenta de cómo Jesús se apoya en nosotros, y del valor que tiene todo lo que hacemos para Él, por pequeño que sea, nos esforzaríamos más y más en corresponderle con todo nuestro ser.


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EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO
CAPÍTULO 15

 
Jesús y las tradiciones de los antepasados
Marcos 7, 1-13

15:1 Entonces, unos fariseos y escribas de Jerusalén se acercaron a Jesús y le dijeron:
15:2 "¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de nuestros antepasados y no se lavan las manos antes de comer?"
15:3 Él les respondió: "¿Y por qué ustedes, por seguir su tradición, no cumplen el mandamiento de Dios?
15:4 En efecto, Dios dijo: Honra a tu padre y a tu madre Éxodo 20, 12 Levítico 19, 3 Deuteronomio 5, 16 Deuteronomio 27, 16 Ezequiel 22, 7 Mateo 19, 19 Marcos 7, 10 Marcos 10, 19 Lucas 18, 20 Efesios 6, 2 y: El que maldice a su padre o a su madre, será condenado a muerte. Éxodo 21, 17 Levítico 20, 9 Marcos 7, 10
15:5 Pero ustedes afirman: El que diga a su padre o a su madre: "He ofrecido al Templo los bienes que tenía para ayudarte",
15:6 está libre de los deberes hacia ellos. Así ustedes, en nombre de su tradición, han anulado la Palabra de Dios.
15:7 ¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, cuando dijo:
15:8 Este pueblo me honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí. Isaías 29, 13 Marcos 7, 6-7
15:9 En vano me rinden culto:
las doctrinas que enseñan
no son sino preceptos humanos". Isaías 29, 13 Marcos 7, 7

La enseñanza sobre lo puro y lo impuro
Marcos 7, 14-23

15:10 Jesús llamó a la multitud y le dijo: "Escuchen y comprendan.
15:11 Lo que mancha al hombre no es lo que entra por la boca, sino lo que sale de ella".
15:12 Entonces se acercaron los discípulos y le dijeron: "¿Sabes que los fariseos se escandalizaron al oírte hablar así?"
15:13 Él les respondió: "Toda planta que no haya plantado mi Padre celestial, será arrancada de raíz.
15:14 Déjenlos: son ciegos que guían a otros ciegos. Pero si un ciego guía a otro, los dos caerán en un pozo". Lucas 6, 39
15:15 Pedro, tomando la palabra, le dijo: "Explícanos esta parábola".
15:16 Jesús le respondió: "¿Ni siquiera ustedes son capaces de comprender?
15:17 ¿No saben que lo que entra por la boca pasa al vientre y se elimina en lugares retirados?
15:18 En cambio, lo que sale de la boca procede del corazón, Mateo 12, 34 Lucas 6, 45 y eso es lo que mancha al hombre.
15:19 Del corazón proceden las malas intenciones, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos testimonios, las difamaciones.
15:20 Estas son las cosas que hacen impuro al hombre, no el comer sin haberse lavado las manos".

Curación de la hija de una cananea
Marcos 7, 24-30

15:21 Jesús se dirigió hacia el país de Tiro y de Sidón.
15:22 Entonces una mujer cananea, que salió de aquella región, comenzó a gritar: "¡Señor, Hijo de David, ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio".
15:23 Pero él no le respondió nada. Sus discípulos se acercaron y le pidieron: "Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos".
15:24 Jesús respondió: "Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel".
15:25 Pero la mujer fue a postrarse ante él y le dijo: "¡Señor, socórreme!"
15:26 Jesús le dijo: "No está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los cachorros".
15:27 Ella respondió: "¡Y sin embargo, Señor, los cachorros comen las migas que caen de la mesa de sus dueños!"
15:28 Entonces Jesús le dijo: "Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!" Y en ese momento su hija quedó curada.

Curaciones junto al lago
15:29 Desde allí, Jesús llegó a orillas del mar de Galilea y, subiendo a la montaña, se sentó.
15:30 Una gran multitud acudió a él, llevando paralíticos, ciegos, lisiados, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a sus pies y él los curó.
15:31 La multitud se admiraba al ver que los mudos hablaban, los inválidos quedaban curados, los paralíticos caminaban y los ciegos recobraban la vista. Y todos glorificaban al Dios de Israel.

La segunda multiplicación de los panes
Marcos 8, 1-10

15:32 Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque podrían desfallecer en el camino".
15:33 Los discípulos le dijeron: "¿Y dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado bastante cantidad de pan para saciar a tanta gente?"
15:34 Jesús les dijo: "¿Cuántos panes tienen?" Ellos respondieron: "Siete y unos pocos pescados".
15:35 Él ordenó a la multitud que se sentara en el suelo;
15:36 después, tomó los panes y los pescados, dio gracias, los partió y los dio a los discípulos. Y ellos los distribuyeron entre la multitud.
15:37 Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que sobraron se llenaron siete canastas.
15:38 Los que comieron eran cuatro mil hombres, Mateo 16, 10 sin contar las mujeres y los niños.
15:39 Después que despidió a la multitud, Jesús subió a la barca y se dirigió al país de Magadán.


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