domingo 18 2015

RABBÍ ---- QUE QUIERE DECIR '' MAESTRO '' ----- ¿ DÓNDE VIVES ?

Día litúrgico: Domingo II (B) del tiempo ordinario


 

Texto del Evangelio (Jn 1,35-42):
En aquel tiempo, Juan se encontraba de nuevo allí con dos de sus discípulos. Fijándose en Jesús que pasaba, dice: «He ahí el Cordero de Dios». Los dos discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús. Jesús se volvió, y al ver que le seguían les dice: «¿Qué buscáis?». Ellos le respondieron: «Rabbí —que quiere decir “Maestro”— ¿dónde vives?». Les respondió: «Venid y lo veréis». Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con Él aquel día. Era más o menos la hora décima. Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús. Éste se encuentra primeramente con su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías» —que quiere decir, Cristo—. Y le llevó donde Jesús. Jesús, fijando su mirada en él, le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas» —que quiere decir, “Piedra”.

Comentario: Rev. D. Lluís RAVENTÓS i Artés (Tarragona, España)


   Rabbí —que quiere decir “Maestro”— ¿dónde vives?
 

Hoy vemos a Jesús que venía por la ribera del Jordán: ¡es Cristo que pasa! Debían ser las cuatro de la tarde cuando, viendo que dos chicos le seguían, se ha girado para preguntarles: «Qué buscáis?» (Jn 1,38). Y ellos, sorprendidos por la pregunta, han respondido: «Rabbí —que quiere decir “Maestro”— ¿dónde vives? (...) ‘Venid y lo veréis’» (Jn 1,39).

También yo sigo a Jesús, pero... ¿qué quiero?, ¿qué busco? Es Él quien me lo pregunta: «De verdad, ¿qué quieres?». ¡Oh!, si fuera suficientemente audaz para decirle: «Te busco a ti, Jesús», seguro que le habría encontrado, «porque todo el que busca encuentra» (Mt 7,8). Pero soy demasiado cobarde y le respondo con palabras que no me comprometen demasiado: «¿Dónde vives?». Jesús no se conforma con mi respuesta, sabe demasiado bien que no es un montón de palabras lo que necesito, sino un amigo, el Amigo: Él. Por esto me dice: «Ven y lo verás», «venid y lo veréis».

Juan y Andrés, los dos mozos pescadores, fueron con Él, «vieron dónde vivía y se quedaron con Él aquel día» (Jn 1,39). Entusiasmado por el encuentro, Juan podrá escribir: «La gracia y la verdad se han hecho realidad por Jesucristo» (Jn 1,17b). ¿Y Andrés? Correrá a buscar a su hermano para hacerle saber: «Hemos encontrado al Mesías» (Jn 1,41). «Y le llevó donde Jesús. Jesús, fijando su mirada en él, le dijo: ‘Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas’, que quiere decir “Piedra”» (Jn 1,42).

¡Piedra!, ¿Simón, una piedra? Ninguno de ellos está preparado para comprender estas palabras. No saben que Jesús ha venido a levantar su Iglesia con piedras vivas. Él tiene ya escogidos los dos primeros sillares, Juan y Andrés, y ha dispuesto que Simón sea la roca en la que se apoye todo el edificio.

Y, antes de subir al Padre, nos dará respuesta a la pregunta: «Rabbí, ¿dónde vives?». Bendiciendo a su Iglesia dirá: «Yo estaré con vosotros cada día hasta el fin del mundo» (Mt 28,20).


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EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN

CAPÍTULO 1



PRÓLOGO

La Palabra se hizo carne
1:1 Al principio existía la Palabra, 1 Juan 1, 1 y la Palabra estaba junto a Dios,
y la Palabra era Dios.
1:2 Al principio estaba junto a Dios.
1:3 Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra
y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
1:4 En ella estaba la vida,
y la vida era la luz de los hombres.
1:5 La luz brilla en las tinieblas,
y las tinieblas no la recibieron.
1:6 Apareció un hombre enviado por Dios,
que se llamaba Juan.
1:7 Vino como testigo,
para dar testimonio de la luz,
para que todos creyeran por medio de él.
1:8 Él no era la luz,
sino el testigo de la luz.
1:9 La Palabra era la luz verdadera
que, al venir a este mundo,
ilumina a todo hombre.
1:10 Ella estaba en el mundo,
y el mundo fue hecho por medio de ella,
y el mundo no la conoció.
1:11 Vino a los suyos,
y los suyos no la recibieron.
1:12 Pero a todos los que la recibieron,
a los que creen en su Nombre,
les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios. 1 Juan 3, 1
1:13 Ellos no nacieron de la sangre,
ni por obra de la carne,
ni de la voluntad del hombre,
sino que fueron engendrados por Dios.
1:14 Y la Palabra se hizo carne
y habitó entre nosotros.
Y nosotros hemos visto su gloria, 1 Juan 1, 2
la gloria que recibe del Padre como Hijo único,
lleno de gracia y de verdad.
1:15 Juan da testimonio de él, al declarar:
"Este es aquel del que yo dije:
El que viene después de mí
me ha precedido,
porque existía antes que yo".
1:16 De su plenitud, todos nosotros hemos participado
y hemos recibido gracia sobre gracia:
1:17 porque la Ley fue dada por medio de Moisés,
pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
1:18 Nadie ha visto jamás a Dios; 1 Juan 4, 12
el que lo ha revelado es el Hijo único,
que es Dios y está en el seno del Padre.

EL TESTIMONIO DE JUAN EL BAUTISTA

Jesús, el Cordero de Dios
Mateo 3, 1-12 / Marcos 1, 1-8 / Lucas 3, 1-9.15-17

1:19 Este es el testimonio que dio Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas desde Jerusalén, para preguntarle: "¿Quién eres tú?"
1:20 Él confesó y no lo ocultó, sino que dijo claramente: "Yo no soy el Mesías".
1:21 "¿Quién eres, entonces?", le preguntaron: "¿Eres Elías?" Malaquías 3, 22 Mateo 11, 14 Mateo 17, 10-13 Marcos 9, 11-13 Lucas 1, 17 Juan dijo: "No". "¿Eres el Profeta?" "Tampoco", respondió.
1:22 Ellos insistieron: "¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?"
1:23 Y él les dijo: "Yo soy
una voz que grita en el desierto:
Allanen el camino del Señor, Isaías 40, 3 Mateo 3, 3 Marcos 1, 3 Lucas 3, 4
como dijo el profeta Isaías".
1:24 Algunos de los enviados eran fariseos,
1:25 y volvieron a preguntarle: "¿Por qué bautizas, entonces, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?"
1:26 Juan respondió: "Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen:
1:27 él viene después de mí, y yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia".
1:28 Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba.

Juan presenta a Jesús
1:29 Al día siguiente, Juan vio acercarse a Jesús y dijo: "Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. 1 Juan 3, 5
1:30 A él me refería, cuando dije:
Después de mí viene un hombre que me precede,
porque existía antes que yo.
1:31 Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua para que él fuera manifestado a Israel".
1:32 Y Juan dio este testimonio: "He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y permanecer sobre él.
1:33 Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquel sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ese es el que bautiza en el Espíritu Santo".
1:34 Yo lo he visto y doy testimonio de que él es el Hijo de Dios".

Los primeros discípulos de Jesús
1:35 Al día siguiente, estaba Juan otra vez allí con dos de sus discípulos
1:36 y, mirando a Jesús que pasaba, dijo: "Este es el Cordero de Dios".
1:37 Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús.
1:38 Él se dio vuelta y, viendo que lo seguían, les preguntó: "¿Qué quieren?" Ellos le respondieron: "Rabbí —que traducido significa Maestro—¿dónde vives?"
1:39 "Vengan y lo verán", les dijo. Fueron, vieron donde vivía y se quedaron con él ese día. Era alrededor de las cuatro de la tarde.
1:40 Uno de los dos que oyeron las palabras de Juan y siguieron a Jesús era Andrés, el hermano de Simón Pedro.
1:41 Al primero que encontró fue a su propio hermano Simón, y le dijo: "Hemos encontrado al Mesías", que traducido significa Cristo.
1:42 Entonces lo llevó a donde estaba Jesús. Jesús lo miró y le dijo: "Tú eres Simón, el hijo de Juan: tú te llamarás Cefas", que traducido significa Pedro.
1:43 Al día siguiente, Jesús resolvió partir hacia Galilea. Encontró a Felipe y le dijo: "Sígueme".
1:44 Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro.
1:45 Felipe encontró a Natanael y le dijo: "Hemos hallado a aquel de quien se habla en la Ley de Moisés y en los Profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret".
1:46 Natanael le preguntó: "¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?" "Ven y verás", le dijo Felipe.
1:47 Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: "Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez".
1:48 "¿De dónde me conoces?", le preguntó Natanael. Jesús le respondió: "Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera".
1:49 Natanael le respondió: "Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel".
1:50 Jesús continuó: "Porque te dije: "Te vi debajo de la higuera", crees. Verás cosas más grandes todavía".
1:51 Y agregó: "Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre". Génesis 28, 12


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