sábado 14 2015

'' NO TIENEN QUÉ COMER ''



Día litúrgico: Sábado V del tiempo ordinario





Texto del Evangelio (Mc 8,1-10):
En aquel tiempo, habiendo de nuevo mucha gente con Jesús y no teniendo qué comer, Él llama a sus discípulos y les dice: «Siento compasión de esta gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. Si los despido en ayunas a sus casas, desfallecerán en el camino, y algunos de ellos han venido de lejos». Sus discípulos le respondieron: «¿Cómo podrá alguien saciar de pan a éstos aquí en el desierto?». Él les preguntaba: «¿Cuántos panes tenéis?». Ellos le respondieron: «Siete».

Entonces Él mandó a la gente acomodarse sobre la tierra y, tomando los siete panes y dando gracias, los partió e iba dándolos a sus discípulos para que los sirvieran, y ellos los sirvieron a la gente. Tenían también unos pocos pececillos. Y, pronunciando la bendición sobre ellos, mandó que también los sirvieran. Comieron y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes siete espuertas. Fueron unos cuatro mil; y Jesús los despidió. Subió a continuación a la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.

Comentario: Rev. D. Carles ELÍAS i Cao (Barcelona, España)


                               No tienen qué comer
 

Hoy, tiempo de inclemencia y desasosiego, también Jesús nos llama para decirnos que siente «compasión de esta gente» (Mc 8,2). Hoy, con la paz en crisis, puede abundar el miedo, la apatía, el recurso a la banalidad y a la evasión: «No tienen qué comer».

¿A quién llama el Señor? Dice el texto: «A sus discípulos» (Mc 8,1), es decir, me llama a mí, para no despedirlos en ayunas, para darles algo. Jesús se ha compadecido —esta vez en tierra de paganos— porque también tienen hambre.

¡Ah!, y nosotros —refugiados en nuestro pequeño mundo— decimos que nada podemos hacer. «¿Cómo podrá alguien saciar de pan a éstos aquí en el desierto?» (Mc 8,4). ¿De dónde sacaremos una palabra de esperanza cierta y firme, sabiendo que el Señor estará con nosotros cada día hasta el fin de los tiempos? ¿Cómo decir a los creyentes y a los incrédulos que la violencia y la muerte no son solución?

Hoy, el Señor nos pregunta, simplemente, cuántos panes tenemos. Los que sean, ésos necesita. El texto dice «siete», símbolo para paganos, como doce era símbolo para el pueblo judío. El Señor quiere llegar a todos —por eso la Iglesia se quiere reconocer a sí misma desde su catolicidad— y pide tu ayuda. Dale tu oración: ¡es un pan! Dale tu Eucaristía vivida: ¡es otro pan! Dale tu decisión por la reconciliación con los tuyos, con los que te han ofendido: ¡es otro pan! Dale tu reconciliación sacramental con la Iglesia: ¡es otro pan! Dale tu pequeño sacrificio, tu ayuno, tu solidaridad: ¡es otro pan! Dale tu amor a su Palabra, que te da consuelo y fuerza: ¡es otro pan! Dale, en fin, lo que Él te pida, aunque creas que sólo es un poco de pan.

Como nos dice san Gregorio de Nisa, «el que parte su pan con los pobres se constituye en parte de aquél que, por nosotros, quiso ser pobre. Pobre fue el Señor, no temas la pobreza».


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EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS
CAPÍTULO 8

 
La segunda multiplicación de los panes
Mateo 15, 32-39

8:1 En esos días, volvió a reunirse una gran multitud, y como no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
8:2 "Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer.
8:3 Si los mando en ayunas a sus casas, van a desfallecer en el camino, y algunos han venido de lejos".
8:4 Los discípulos le preguntaron: "¿Cómo se podría conseguir pan en este lugar desierto para darles de comer?"
8:5 Él les dijo: "¿Cuántos panes tienen ustedes?". Ellos respondieron: "Siete".
8:6 Entonces él ordenó a la multitud que se sentara en el suelo, después tomó los siete panes, dio gracias, los partió y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. Ellos los repartieron entre la multitud.
8:7 Tenían, además, unos cuantos pescados pequeños, y después de pronunciar la bendición sobre ellos, mandó que también los repartieran.
8:8 Comieron hasta saciarse y todavía se recogieron siete canastas con lo que había sobrado.
8:9 Eran unas cuatro mil personas. Luego Jesús los despidió.
8:10 En seguida subió a la barca con sus discípulos y fue a la región de Dalmanuta.

El signo rehusado a los fariseos
Mateo 12, 38-42 / Mateo 16, 1-4 / Lucas 11, 29-32

8:11 Entonces llegaron los fariseos, que comenzaron a discutir con él; y, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Mateo 12, 38 Mateo 16, 1 Lucas 11, 16
8:12 Jesús, suspirando profundamente, dijo: "¿Por qué esta generación pide un signo? Mateo 12, 39 Mateo 16, 4 Lucas 11, 29 Les aseguro que no se le dará ningún signo".
8:13 Y dejándolos, volvió a embarcarse hacia la otra orilla.

Advertencia contra la actitud de los fariseos y de Herodes
Mateo 16, 5-12

8:14 Los discípulos se habían olvidado de llevar pan y no tenían más que un pan en la barca.
8:15 Jesús les hacía esta recomendación: "Estén atentos, cuídense de la levadura de los fariseos Mateo 16, 6 Lucas 12, 1 y de la levadura de Herodes".
8:16 Ellos discutían entre sí, porque no habían traído pan.
8:17 Jesús se dio cuenta y les dijo: "¿A qué viene esa discusión porque no tienen pan? ¿Todavía no comprenden ni entienden? Ustedes tienen la mente enceguecida.
8:18 Tienen ojos y no ven, oídos y no oyen. Isaías 6, 9-10 Jeremías 5, 21 Ezequiel 12, 2 Marcos 9, 18-19 ¿No recuerdan
8:19 cuántas canastas llenas de sobras recogieron, cuando repartí cinco panes entre cinco mil personas?". Ellos le respondieron: "Doce".
8:20 "Y cuando repartí siete panes entre cuatro mil personas, ¿cuántas canastas llenas de trozos recogieron?". Ellos le respondieron: "Siete".
8:21 Entonces Jesús les dijo: "¿Todavía no comprenden?"

Curación de un ciego
8:22 Cuando llegaron a Betsaida, le trajeron a un ciego y le rogaban que lo tocara.
8:23 Él tomó al ciego de la mano y lo condujo a las afueras del pueblo. Después de ponerle saliva en los ojos e imponerle las manos, Jesús le preguntó: "¿Ves algo?"
8:24 El ciego, que comenzaba a ver, le respondió: "Veo hombres, como si fueran árboles que caminan".
8:25 Jesús le puso nuevamente las manos sobre los ojos, y el hombre recuperó la vista. Así quedó curado y veía todo con claridad.
8:26 Jesús lo mandó a su casa, diciéndole: "Ni siquiera entres en el pueblo".

La profesión de fe de Pedro
Mateo 16, 13-20 / Lucas 9, 18-21 / Juan 6, 64-71

8:27 Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?"
8:28 Ellos le respondieron: "Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas". Mateo 14, 1-2 Mateo 16, 14 Marcos 6, 14-15 Lucass 9, 7-8 Lucas 9, 19
8:29 "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?" Pedro respondió: "Tú eres el Mesías". Mateo 16, 16 Lucas 9, 20 Juan 6, 68-69
8:30 Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de él.

El primer anuncio de la Pasión
Mateo 16, 21-23 / Lucas 9, 22

8:31 Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; Mateo 16, 21 Mateo 17, 23 Mateo 20, 19 Mateo 27, 63 Marcos 9, 31 Marcos 10, 33-34 Lucas 9, 22 Lucas 18, 31-33
8:32 y les hablaba de esto con toda claridad. Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo.
8:33 Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus discípulos, lo reprendió, diciendo: "¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres".

Condiciones para seguir a Jesús
Mateo 16, 24-28 / Lucas 9, 23-27

8:34 Entonces Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mateo 10, 38 Mateo 16, 24 Lucas 9, 23 Lucas 14, 26-27
8:35 Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará. Mateo 10, 39 Mateo 16, 25 Lucas 9, 24 Lucas 17, 33 Juan 12, 25
8:36 ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde su vida?
8:37 ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
8:38 Porque si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con sus santos ángeles". Mateo 10, 32 Lucas 9, 26 Lucas 12, 8 Apocalipsis 3, 5



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