lunes 23 2015

'' VETE, Y EN ADELANTE NO PEQUES MÁS ''

Día litúrgico: Lunes V (A y B) de Cuaresma





Texto del Evangelio (Jn 8,1-11):
En aquel tiempo, Jesús se fue al monte de los Olivos. Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a Él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles.

Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio y le dicen: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?». Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra. Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra». E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra.

Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio. Incorporándose Jesús le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?». Ella respondió: «Nadie, Señor». Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más».

Comentario: Rev. D. Jordi PASCUAL i Bancells (Salt, Girona, España)


                  Vete, y en adelante no peques más
 

Hoy contemplamos en el Evangelio el rostro misericordioso de Jesús. Dios es Amor, y Amor que perdona, Amor que se compadece de nuestras flaquezas, Amor que salva. Los maestros de la Ley de Moisés y los fariseos «le llevan una mujer sorprendida en adulterio» (Jn 8,4) y piden al Señor: «¿Tú qué dices?» (Jn 8,5). No les interesa tanto seguir una enseñanza de Jesús como poderlo acusar de que va contra de la Ley de Moisés. Pero el Maestro aprovecha esta ocasión para manifestar que Él ha venido a buscar a los pecadores, a enderezar a los caídos, a llamarlos a la conversión y a la penitencia. Y éste es el mensaje de la Cuaresma para nosotros, ya que todos somos pecadores y todos necesitamos de la gracia salvadora de Dios.

Se dice que hoy día se ha perdido el sentido del pecado. Muchos no saben lo que está bien o mal, ni por qué. Es lo mismo que decir —en forma positiva— que se ha perdido el sentido del Amor a Dios: del Amor que Dios nos tiene, y —por nuestra parte— la correspondencia que este Amor pide. Quien ama no ofende. Quien se sabe amado y perdonado, vuelve amor por Amor: «Preguntaron al Amigo cuál era la fuente del amor. Respondió que aquella donde el Amado nos ha lavado nuestras culpas» (Ramon Llull).

Por esto, el sentido de la conversión y de la penitencia propias de la Cuaresma es ponernos cara a cara ante Dios, mirar a los ojos del Señor en la Cruz, acudir a manifestarle personalmente nuestros pecados en el sacramento de la Penitencia. Y como a la mujer del Evangelio, Jesús nos dirá: «Tampoco yo te condeno... En adelante no peques más» (Jn 8,11). Dios perdona, y esto conlleva por nuestra parte una exigencia, un compromiso: ¡No peques más!


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EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN
CAPÍTULO 8



 La mujer adúltera

8:1 Jesús fue al monte de los Olivos.
8:2 Al amanecer volvió al Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y comenzó a enseñarles.
8:3 Los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio de todos,
8:4 dijeron a Jesús: "Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.
8:5 Moisés, en la Ley, nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. Y tú, ¿qué dices?"
8:6 Decían esto para ponerlo a prueba, a fin de poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, comenzó a escribir en el suelo con el dedo.
8:7 Como insistían, se enderezó y les dijo: "El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra".
8:8 E inclinándose nuevamente, siguió escribiendo en el suelo.
8:9 Al oír estas palabras, todos se retiraron, uno tras otro, comenzando por los más ancianos. Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí,
8:10 e incorporándose, le preguntó: "Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Nadie te ha condenado?"
8:11 Ella le respondió: "Nadie, Señor". "Yo tampoco te condeno, le dijo Jesús. Vete, no peques más en adelante".

El testimonio de Jesús sobre sí mismo
8:12 Jesús les dirigió una vez más la palabra, diciendo:
"Yo soy la luz del mundo. Mateo 5, 14 Juan 9, 5
El que me sigue no andará en tinieblas,
sino que tendrá la luz de la Vida".
8:13 Los fariseos le dijeron: "Tú das testimonio de ti mismo: tu testimonio no vale".
8:14 Jesús les respondió:
"Aunque yo doy testimonio de mí,
mi testimonio vale
porque sé de dónde vine y a dónde voy;
pero ustedes no saben
de dónde vengo ni a dónde voy.
8:15 Ustedes juzgan según la carne;
yo no juzgo a nadie,
8:16 y si lo hago, mi juicio vale
porque no soy yo solo el que juzga,
sino yo y el Padre que me envió.
8:17 En la Ley de ustedes está escrito
que el testimonio de dos personas es válido.
8:18 Yo doy testimonio de mí mismo,
y también el Padre que me envió
da testimonio de mí".
8:19 Ellos le preguntaron: "¿Dónde está tu Padre?" Jesús respondió:
"Ustedes no me conocen ni a mí ni a mi Padre;
si me conocieran a mí,
conocerían también a mi Padre".
8:20 Él pronunció estas palabras en la sala del Tesoro, cuando enseñaba en el Templo. Y nadie lo detuvo, porque aún no había llegado su hora.

Advertencia a los incrédulos
8:21 Jesús les dijo también:
"Yo me voy, y ustedes me buscarán
y morirán en su pecado.
A donde yo voy,
ustedes no pueden ir".
8:22 Los judíos se preguntaban: "¿Pensará matarse para decir: "A donde yo voy, ustedes no pueden ir"?
8:23 Jesús continuó:
"Ustedes son de aquí abajo,
yo soy de lo alto.
Ustedes son de este mundo,
yo no soy de este mundo.
8:24 Por eso les he dicho: "Ustedes morirán en sus pecados".
Porque si no creen que Yo Soy,
morirán en sus pecados".
8:25 Los judíos le preguntaron: "¿Quién eres tú?" Jesús les respondió:
"Esto es precisamente lo que les estoy diciendo desde el comienzo.
8:26 De ustedes, tengo mucho que decir,
mucho que juzgar.
Pero aquel que me envió es veraz,
y lo que aprendí de él
es lo que digo al mundo".
8:27 Ellos no comprendieron que Jesús se refería al Padre.
8:28 Después les dijo:
"Cuando ustedes hayan levantado en alto
al Hijo del hombre,
entonces sabrán que Yo Soy
y que no hago nada por mí mismo,
sino que digo lo que el Padre me enseñó.
8:29 El que me envió está conmigo
y no me ha dejado solo,
porque yo hago siempre lo que le agrada".
8:30 Mientras hablaba así, muchos creyeron en él.
Los verdaderos descendientes de Abraham
8:31 Jesús dijo a aquellos judíos que habían creído en él:
"Si ustedes permanecen fieles a mi palabra,
serán verdaderamente mis discípulos:
8:32 conocerán la verdad
y la verdad los hará libres".
8:33 Ellos le respondieron: "Somos descendientes de Abraham Mateo 3, 9 Lucas 3, 8 y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir entonces: "Ustedes serán libres"?"
8:34 Jesús les respondió:
"Les aseguro
que todo el que peca es esclavo del pecado.
8:35 El esclavo no permanece para siempre en la casa;
el hijo, en cambio, permanece para siempre.
8:36 Por eso, si el Hijo los libera,
ustedes serán realmente libres.
8:37 Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham,
pero tratan de matarme
porque mi palabra no penetra en ustedes.
8:38 Yo digo
lo que he visto junto a mi Padre,
y ustedes hacen
lo que han aprendido de su padre".

El demonio, padre de la mentira
8:39 Ellos le replicaron: "Nuestro padre es Abraham". Y Jesús les dijo:
"Si ustedes fueran hijos de Abraham,
obrarían como él.
8:40 Pero ahora quieren matarme a mí,
al hombre que les dice la verdad
que ha oído de Dios.
Abraham no hizo eso.
8:41 Pero ustedes obran como su padre".
Ellos le dijeron: "Nosotros no hemos nacido de la prostitución; tenemos un solo Padre, que es Dios". Jesús prosiguió:
8:42 "Si Dios fuera su Padre,
ustedes me amarían,
porque yo he salido de Dios y vengo de él.
No he venido por mí mismo,
sino que él me envió.
8:43 ¿Por qué ustedes no comprenden mi lenguaje?
Es porque no pueden escuchar mi palabra.
8:44 Ustedes tienen por padre al demonio
y quieren cumplir los deseos de su padre.
Desde el comienzo él fue homicida
y no tiene nada que ver con la verdad,
porque no hay verdad en él.
Cuando miente,
habla conforme a lo que es,
porque es mentiroso y padre de la mentira.
8:45 Pero a mí no me creen,
porque les digo la verdad.
8:46 ¿Quién de ustedes probará que tengo pecado?
Y si les digo la verdad,
¿por qué no me creen?
8:47 El que es de Dios
escucha las palabras de Dios;
si ustedes no las escuchan,
es porque no son de Dios".
8:48 Los judíos le replicaron: "¿No tenemos razón al decir que eres un samaritano y que estás endemoniado?" Jesús respondió:
8:49 "Yo no estoy endemoniado,
sino que honro a mi Padre,
y ustedes me deshonran a mí.
8:50 Yo no busco mi gloria;
hay alguien que la busca,
y es él el que juzga.
8:51 Les aseguro
que el que es fiel a mi palabra,
no morirá jamás".

Jesús y Abraham
8:52 Los judíos le dijeron: "Ahora sí estamos seguros de que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y tú dices:
"El que es fiel a mi palabra,
no morirá jamás".
8:53 ¿Acaso eres más grande que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser tú?"
8:54 Jesús respondió:
"Si yo me glorificara a mí mismo,
mi gloria no valdría nada.
Es mi Padre el que me glorifica,
el mismo al que ustedes llaman" nuestro Dios",
8:55 y al que, sin embargo, no conocen.
Yo lo conozco
y si dijera: "No lo conozco",
sería, como ustedes, un mentiroso.
Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra.
8:56 Abraham, el padre de ustedes,
se estremeció de gozo, esperando ver mi Día:
lo vio y se llenó de alegría".
8:57 Los judíos le dijeron: "Todavía no tienes cincuenta años ¿y has visto a Abraham?"
8:58 Jesús respondió:
"Les aseguro
que desde antes que naciera Abraham,
Yo Soy".
8:59 Entonces tomaron piedras para apedrearlo, pero Jesús se escondió y salió del Templo.


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