El Día de la Cruz es una de las tradiciones religiosas en El Salvador y es hoy cuando se celebra la llegada de la temporada lluviosa y el nacimiento de los frutos que nos regala la tierra.
La celebración del 3 de mayo surge en el siglo II de nuestra era, cuando Santa Elena busca y encuentra en el calvario la cruz por la que murió Jesús, el Salvador. Una vez encontrada, dispuso la división del madero en tres partes: una fue enviada a Roma, otra a Jerusalén y la última a Constantinopla.
Historia
Antes de la llegada de los españoles, los indígenas ya rendían culto a la fertilidad de la tierra.
La celebración del 3 de mayo surge en el siglo II de nuestra era cuando santa Elena busca y encuentra en el calvario la cruz por la que murió Jesús, el Salvador. Una vez encontrada, dispuso la división del madero en tres partes: una fue enviada a Roma, otra a Jerusalén y la última a Constantinopla.
En el año 700, la que pertenecía a Jerusalén fue robada por los persas y fue devuelta en 1816 por el emperador bizantino Constantino. Ese día histórico fue el 3 de mayo y quedó esa fecha como Día de la Cruz.
Pero también, con la aparición de las primeras lluvias, se rendía culto a la fertilidad, a la madre Tierra y a la deidad de Xipe Totec, nuestro Señor El Desollado. Este dios fue muy importante en la época precolombina y es considerado como uno de los principales dentro del panteón mesoamericano.
El culto a Xipe Totec se efectuaba desollando una víctima cubriendo con su piel al dios. Así como con la lluvia, la tierra se cubre con un nuevo manto de vegetación, así era vestido el dios Xipe Totec con la piel de las víctimas.
Quizás un último remanente de este rito se ha resguardado en la costumbre tradicional de la celebración de la Cruz de Mayo, la cual se reviste con flores y frutos cuando las primeras lluvias los han hecho florecer. Esta debe ser elaborada del "palo de jiote", recordando el cambio de pie por otra, simbolizando la renovación de la vegetación.
Mezcla de ritos indígenas y cristianos
En El Salvador pueden observarse una serie de manifestaciones culturales, las cuales muestran características de los pueblos ancestrales mesoamericanos. Estas expresiones materiales y espirituales, como las cofradías, bailes y danzas tradicionales, ritos en cuevas y en las casas, comida tradicional y otros, se encuentran, muchas veces, escondidas detrás de ritos cristianos, frecuentemente conjugados con fiestas religiosas del santoral católico, pero que evocan costumbres de los antiguos pipiles, mayas y otras culturas que habitaron El Salvador precolombino.
Una de estas manifestaciones es la celebración del Día de la Cruz, el tres de mayo, la cual debe haber sido una fiesta popular aún en la época prehispánica, ya que ésta se mantuvo después que se instauró la religión cristiana. Fue quizás una de la tradiciones más importantes, evidente en el hecho que se ha mantenido dentro de la memoria colectiva de los salvadoreños, por más de 500 años, desde la llegada de los conquistadores a nuestro territorio.
Douglas González/ elsalvador.com
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