miércoles 05 2015

" MUJER, GRANDE ES TU FE "

Día litúrgico: Miércoles XVIII del tiempo ordinario





Texto del Evangelio (Mt 15,21-28): En aquel tiempo, Jesús se retiró hacia la región de Tiro y de Sidón. En esto, una mujer cananea, que había salido de aquel territorio, gritaba diciendo: «¡Ten piedad de mí, Señor, hijo de David! Mi hija está malamente endemoniada». Pero Él no le respondió palabra. Sus discípulos, acercándose, le rogaban: «Concédeselo, que viene gritando detrás de nosotros». Respondió Él: «No he sido enviado más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel». Ella, no obstante, vino a postrarse ante Él y le dijo: «¡Señor, socórreme!». Él respondió: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos». «Sí, Señor -repuso ella-, pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos». Entonces Jesús le respondió: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas». Y desde aquel momento quedó curada su hija.


                             «Mujer, grande es tu fe»


Rev. D. Jordi CASTELLET i Sala 
(Sant Hipòlit de Voltregà, Barcelona, España)


Hoy escuchamos a menudo expresiones como “ya no queda fe”, y lo dicen personas que piden a nuestras comunidades el bautizo de sus hijos o la catequesis de los niños o el sacramento del matrimonio. Esta palabra ve el mundo en negativo, muestra el convencimiento de que cualquier tiempo pasado fue mejor y que ahora estamos al final de una etapa en la que no hay nada nuevo que decir, ni tampoco nada nuevo por hacer. Evidentemente, se trata de personas jóvenes que, en su mayoría, ven con un cierto tono de tristeza que el mundo ha cambiado tanto, desde sus padres, que quizás vivían una fe más popular, que ellos no se han sabido adaptar. Esta experiencia les deja insatisfechos y sin capacidad de reacción cuando, de hecho, quizás están a la entrada de una nueva etapa que conviene aprovechar.

Este pasaje del Evangelio capta la atención de aquella madre cananea que pide una gracia para su hija, reconociendo en Jesús al Hijo de David: «¡Ten piedad de mí, Señor, hijo de David! Mi hija está malamente endemoniada» (Mt 15,22). El Maestro queda sorprendido: «Mujer, grande es tu fe», y no puede hacer otra cosa que actuar a favor de aquellas personas: «que te suceda como deseas» (Mt 15,28), aunque parezca que no entran en sus esquemas. No obstante, en la realidad humana se manifiesta la gracia de Dios.

La fe no es patrimonio de unos cuantos, ni tampoco es propiedad de los que se creen buenos o de los que lo han sido, que tienen esta etiqueta social o eclesial. La acción de Dios precede a la acción de la Iglesia y el Espíritu Santo está actuando ya en personas de las que no hubiéramos sospechado que nos traerían un mensaje de parte de Dios, una solicitud a favor de los más necesitados. Dice san León: «Amados míos, la virtud y la sabiduría de la fe cristiana son el amor a Dios y al prójimo: no falta a ninguna obligación de piedad quien procura dar culto a Dios y ayudar a su hermano».


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EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO

CAPÍTULO 15



Jesús y las tradiciones de los antepasados
Marcos 7, 1-13

15:1 Entonces, unos fariseos y escribas de Jerusalén se acercaron a Jesús y le dijeron:
15:2 "¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de nuestros antepasados y no se lavan las manos antes de comer?"
15:3 Él les respondió: "¿Y por qué ustedes, por seguir su tradición, no cumplen el mandamiento de Dios?
15:4 En efecto, Dios dijo: Honra a tu padre y a tu madre Éxodo 20, 12 Levítico 19, 3 Deuteronomio 5, 16 Deuteronomio 27, 16 Ezequiel 22, 7 Mateo 19, 19 Marcos 7, 10 Marcos 10, 19 Lucas 18, 20 Efesios 6, 2 y: El que maldice a su padre o a su madre, será condenado a muerte. Éxodo 21, 17 Levítico 20, 9 Marcos 7, 10
15:5 Pero ustedes afirman: El que diga a su padre o a su madre: "He ofrecido al Templo los bienes que tenía para ayudarte",
15:6 está libre de los deberes hacia ellos. Así ustedes, en nombre de su tradición, han anulado la Palabra de Dios.
15:7 ¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, cuando dijo:
15:8 Este pueblo me honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí. Isaías 29, 13 Marcos 7, 6-7
15:9 En vano me rinden culto:
las doctrinas que enseñan
no son sino preceptos humanos". Isaías 29, 13 Marcos 7, 7

La enseñanza sobre lo puro y lo impuro
Marcos 7, 14-23

15:10 Jesús llamó a la multitud y le dijo: "Escuchen y comprendan.
15:11 Lo que mancha al hombre no es lo que entra por la boca, sino lo que sale de ella".
15:12 Entonces se acercaron los discípulos y le dijeron: "¿Sabes que los fariseos se escandalizaron al oírte hablar así?"
15:13 Él les respondió: "Toda planta que no haya plantado mi Padre celestial, será arrancada de raíz.
15:14 Déjenlos: son ciegos que guían a otros ciegos. Pero si un ciego guía a otro, los dos caerán en un pozo". Lucas 6, 39
15:15 Pedro, tomando la palabra, le dijo: "Explícanos esta parábola".
15:16 Jesús le respondió: "¿Ni siquiera ustedes son capaces de comprender?
15:17 ¿No saben que lo que entra por la boca pasa al vientre y se elimina en lugares retirados?
15:18 En cambio, lo que sale de la boca procede del corazón, Mateo 12, 34 Lucas 6, 45 y eso es lo que mancha al hombre.
15:19 Del corazón proceden las malas intenciones, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos testimonios, las difamaciones.
15:20 Estas son las cosas que hacen impuro al hombre, no el comer sin haberse lavado las manos".

Curación de la hija de una cananea
Marcos 7, 24-30

15:21 Jesús se dirigió hacia el país de Tiro y de Sidón.
15:22 Entonces una mujer cananea, que salió de aquella región, comenzó a gritar: "¡Señor, Hijo de David, ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio".
15:23 Pero él no le respondió nada. Sus discípulos se acercaron y le pidieron: "Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos".
15:24 Jesús respondió: "Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel".
15:25 Pero la mujer fue a postrarse ante él y le dijo: "¡Señor, socórreme!"
15:26 Jesús le dijo: "No está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los cachorros".
15:27 Ella respondió: "¡Y sin embargo, Señor, los cachorros comen las migas que caen de la mesa de sus dueños!"
15:28 Entonces Jesús le dijo: "Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!" Y en ese momento su hija quedó curada.

Curaciones junto al lago
15:29 Desde allí, Jesús llegó a orillas del mar de Galilea y, subiendo a la montaña, se sentó.
15:30 Una gran multitud acudió a él, llevando paralíticos, ciegos, lisiados, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a sus pies y él los curó.
15:31 La multitud se admiraba al ver que los mudos hablaban, los inválidos quedaban curados, los paralíticos caminaban y los ciegos recobraban la vista. Y todos glorificaban al Dios de Israel.

La segunda multiplicación de los panes
Marcos 8, 1-10

15:32 Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque podrían desfallecer en el camino".
15:33 Los discípulos le dijeron: "¿Y dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado bastante cantidad de pan para saciar a tanta gente?"
15:34 Jesús les dijo: "¿Cuántos panes tienen?" Ellos respondieron: "Siete y unos pocos pescados".
15:35 Él ordenó a la multitud que se sentara en el suelo;
15:36 después, tomó los panes y los pescados, dio gracias, los partió y los dio a los discípulos. Y ellos los distribuyeron entre la multitud.
15:37 Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que sobraron se llenaron siete canastas.
15:38 Los que comieron eran cuatro mil hombres, Mateo 16, 10 sin contar las mujeres y los niños.
15:39 Después que despidió a la multitud, Jesús subió a la barca y se dirigió al país de Magadán.


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