domingo 20 2015

" EL HIJO DEL HOMBRE SERÁ ENTREGADO (...); LE MATARÁN Y A LOS TRES DÍAS DE HABER MUERTO RESUCITARÁ "

Día litúrgico: Domingo XXV (B) del tiempo ordinario







Texto del Evangelio (Mc 9,30-37): En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos pasaban por Galilea, pero Él no quería que se supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará». Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle. 

Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntaba: «¿De qué discutíais por el camino?». Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor. Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: «Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos». Y tomando un niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus brazos y les dijo: «El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha enviado».


«El Hijo del hombre será entregado (...); le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará»


Rev. D. Pedro-José YNARAJA i Díaz 
(El Montanyà, Barcelona, España)


Hoy, nos cuenta el Evangelio que Jesús marchaba con sus discípulos, sorteando poblaciones, por una gran llanura. Para conocerse, nada mejor que caminar y viajar en compañía. Surge entonces con facilidad la confidencia. Y la confidencia es confianza. Y la confianza es comunicar amor. El amor deslumbra y asombra al descubrirnos el misterio que se alberga en lo más íntimo del corazón humano. Con emoción, el Maestro habla a sus discípulos del misterio que roe su interior. Unas veces es ilusión; otras, al pensarlo, siente miedo; la mayoría de las veces sabe que no le entenderán. Pero ellos son sus amigos, todo lo que recibió del Padre debe comunicárselo y hasta ahora así ha venido haciéndolo. No le entienden pero sintonizan con la emoción con que les habla, que es aprecio, prueba de que ellos cuentan con Él, aunque sean tan poca cosa, para lograr que sus proyectos tengan éxito. Será entregado, lo matarán, pero resucitará a los tres días (cf. Mc 9,31).

Muerte y resurrección. Para unos serán conceptos enigmáticos; para otros, axiomas inaceptables. Él ha venido a revelarlo, a gritar que ha llegado la suerte gozosa para el género humano, aunque para que así sea le tocará a Él, el amigo, el hermano mayor, el Hijo del Padre, pasar por crueles sufrimientos. Pero, ¡Oh triste paradoja!: mientras vive esta tragedia interior, ellos discuten sobre quien subirá más alto en el podio de los campeones, cuando llegue el final de la carrera hacia su Reino. ¿Obramos nosotros de manera diferente? Quien esté libre de ambición, que tire la primera piedra.

Jesús proclama nuevos valores. Lo importante no es triunfar, sino servir; así lo demostrará el día culminante de su quehacer evangelizador lavándoles los pies. La grandeza no está en la erudición del sabio, sino en la ingenuidad del niño. «Aun cuando supieras de memoria la Biblia entera y las sentencias de todos los filósofos, ¿de qué te serviría todo eso sin caridad y gracia de Dios?» (Tomás de Kempis). Saludando al sabio satisfacemos nuestra vanidad, abrazando al pequeñuelo estrujamos a Dios y de Él nos contagiamos, divinizándonos.



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EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS

CAPÍTULO 9



9:1 Y les decía: "Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de haber visto que el Reino de Dios ha llegado con poder".

La transfiguración de Jesús
Mateo 17, 1-9 / Lucas 9, 28-36

9:2 Seis días después, Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó a ellos solos a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos. Mateo 17, 2 Lucas 9, 28 2 Pedro 1, 17-18
9:3 Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas.
9:4 Y se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
9:5 Pedro dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías".
9:6 Pedro no sabía qué decir, porque estaban llenos de temor.
9:7 Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una voz: "Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo". Isaías 42, 1 Mateo 3, 17 Mateo 12, 18 Mateo 17, 5 Marcos 1, 11 Lucas 3, 22 Lucas 9, 35 2 Pedro 1, 17
9:8 De pronto miraron a su alrededor y no vieron a nadie, sino a Jesús solo con ellos.
9:9 Mientras bajaban del monte, Jesús les prohibió contar lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.
9:10 Ellos cumplieron esta orden, pero se preguntaban qué significaría "resucitar de entre los muertos".

Elías, figura de Juan el Bautista
Mateo 17, 10-13

9:11 Y le hicieron esta pregunta: "¿Por qué dicen los escribas que antes debe venir Elías?" Malaquías 3, 22 Mateo 11, 14 Mateo 17, 10-13 Lucas 1, 17 Juan 1, 21
9:12 Jesús les respondió: "Sí, Elías debe venir antes para restablecer el orden en todo. Pero, ¿no dice la Escritura que el Hijo del hombre debe sufrir mucho y ser despreciado?
9:13 Les aseguro que Elías ya ha venido e hicieron con él lo que quisieron, como estaba escrito".

Curación de un endemoniado epiléptico
Mateo 17, 14-20 / Lucas 9, 37-43

9:14 Cuando volvieron a donde estaban los otros discípulos, los encontraron en medio de una gran multitud, discutiendo con algunos escribas.
9:15 En cuanto la multitud distinguió a Jesús, quedó asombrada y corrieron a saludarlo.
9:16 Él les preguntó: "¿Sobre qué estaban discutiendo?"
9:17 Uno de ellos le dijo: "Maestro, te he traído a mi hijo, que está poseído de un espíritu mudo.
9:18 Cuando se apodera de él, lo tira al suelo y le hace echar espuma por la boca; entonces le crujen sus dientes y se queda rígido. Le pedí a tus discípulos que lo expulsaran pero no pudieron".
9:19 "Generación incrédula, respondió Jesús, ¿hasta cuándo estaré con ustedes? Isaías 6, 9-10 Jeremías 5, 21 Ezequiel 12, 2 Marcos 8, 18 ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo".
9:20 Y ellos se lo trajeron. En cuanto vio a Jesús, el espíritu sacudió violentamente al niño, que cayó al suelo y se revolcaba, echando espuma por la boca.
9:21 Jesús le preguntó al padre: "¿Cuánto tiempo hace que está así?" "Desde la infancia, le respondió,
9:22 y a menudo lo hace caer en el fuego o en el agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten piedad de nosotros y ayúdanos".
9:23 "¡Si puedes...!", respondió Jesús. "Todo es posible para el que cree".
9:24 Inmediatamente el padre del niño exclamó: "Creo, ayúdame porque tengo poca fe".
9:25 Al ver que llegaba más gente, Jesús increpó al espíritu impuro, diciéndole: "Espíritu mudo y sordo, yo te lo ordeno, sal de él y no vuelvas más".
9:26 El demonio gritó, sacudió violentamente al niño y salió de él, dejándolo como muerto, tanto que muchos decían: "Está muerto".
9:27 Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó, y el niño se puso de pie.
9:28 Cuando entró en la casa y quedaron solos, los discípulos le preguntaron: "¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?"
9:29 Él les respondió: "Esta clase de demonios se expulsa sólo con la oración".

El segundo anuncio de la Pasión
Mateo 17, 22-23 / Lucas 9, 43b-45

9:30 Al salir de allí atravesaron la Galilea; Jesús no quería que nadie lo supiera,
9:31 porque enseñaba y les decía: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará". Mateo 16, 21 Mateo 17, 23 Mateo 20, 19 Mateo 27, 63 Marcos 8, 31 Marcos 10, 33-34 Lucas 9, 22 Lucas 18, 31-33
9:32 Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas.

La verdadera grandeza
Mateo 18, 1-5 / Lucas 9, 46-48

9:33 Llegaron a Cafarnaún y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: "¿De qué hablaban en el camino?"
9:34 Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande. Mateo 18, 1 Lucas 9, 46 Lucas 22, 24
9:35 Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: "El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos". Mateo 20, 27 Mateo 23, 11 Marcos 10, 43-44 Lucas 22, 26
9:36 Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo:
9:37 "El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a aquel que me ha enviado". Mateo 10, 40 Mateo 18, 5 Marcos 9, 41 Lucas 9, 48 Lucas 10, 16 Juan 13, 20

La intolerancia de los Apóstoles
Mateo 10, 40-42 / Lucas 9, 49-50

9:38 Juan le dijo: "Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros".
9:39 Pero Jesús les dijo: "No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí.
9:40 Y el que no está contra nosotros, está con nosotros. Mateo 12, 30 Lucas 11, 23
9:41 Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo. Mateo 10, 40 Mateo 18, 5 Marcos 9, 37 Lucas 9, 48 Lucas 10, 16 Juan 13, 20

La gravedad del escándalo
Mateo 18, 6-10 / Lucas 17 1-3

9:42 Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que creen en mí, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar.
9:43 Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos a la Gehena, al fuego inextinguible. Mateo 5, 30 Mateo 18, 8
9:45 Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies a la Gehena.
9:47 Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos a la Gehena, Mateo 5, 29 Mateo 18, 9
9:48 donde el gusano no muere y el fuego no se apaga. Isaías 66, 24

El ejemplo de la sal
Mateo 5, 13-16 / Lucas 14, 34-35

9:49 Porque cada uno será salado por el fuego.
9:50 La sal es una cosa excelente, pero si se vuelve insípida, ¿con qué la volverán a salar? Mateo 5, 13 Lucas 14, 34 Que haya sal en ustedes mismos y vivan en paz unos con otros".



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