viernes 04 2016

" NO EXISTE OTRO MANDAMIENTO MAYOR QUE ÉSTOS "

Día litúrgico: Viernes III de Cuaresma














Texto del Evangelio (Mc 12,28b-34): En aquel tiempo, uno de los maestros de la Ley se acercó a Jesús y le hizo esta pregunta: «¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?». Jesús le contestó: «El primero es: ‘Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas’. El segundo es: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. No existe otro mandamiento mayor que éstos». 

Le dijo el escriba: «Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que Él es único y que no hay otro fuera de Él, y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a si mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios». Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: «No estás lejos del Reino de Dios». Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas.


       «No existe otro mandamiento mayor que éstos»


Rev. D. Pere MONTAGUT i Piquet 
(Barcelona, España)


Hoy, la liturgia cuaresmal nos presenta el amor como la raíz más profunda de la autocomunicación de Dios: «El alma no puede vivir sin amor, siempre quiere amar alguna cosa, porque está hecha de amor, que yo por amor la creé» (Santa Catalina de Siena). Dios es amor todopoderoso, amor hasta el extremo, amor crucificado: «Es en la cruz donde puede contemplarse esta verdad» (Benedicto XVI). Este Evangelio no es sólo una autorrevelación de cómo Dios mismo —en su Hijo— quiere ser amado. Con un mandamiento del Deuteronomio: «Ama al Señor, tu Dios» (Dt 6,5) y otro del Levítico: «Ama a los otros» (Lev 19,18), Jesús lleva a término la plenitud de la Ley. Él ama al Padre como Dios verdadero nacido del Dios verdadero y, como Verbo hecho hombre, crea la nueva Humanidad de los hijos de Dios, hermanos que se aman con el amor del Hijo.

La llamada de Jesús a la comunión y a la misión pide una participación en su misma naturaleza, es una intimidad en la que hay que introducirse. Jesús no reivindica nunca ser la meta de nuestra oración y amor. Da gracias al Padre y vive continuamente en su presencia. El misterio de Cristo atrae hacia el amor a Dios —invisible e inaccesible— mientras que, a la vez, es camino para reconocer, verdad en el amor y vida para el hermano visible y presente. Lo más valioso no son las ofrendas quemadas en el altar, sino Cristo que quema como único sacrificio y ofrenda para que seamos en Él un solo altar, un solo amor.

Esta unificación de conocimiento y de amor tejida por el Espíritu Santo permite que Dios ame en nosotros y utilice todas nuestras capacidades, y a nosotros nos concede poder amar como Cristo, con su mismo amor filial y fraterno. Lo que Dios ha unido en el amor, el hombre no lo puede separar. Ésta es la grandeza de quien se somete al Reino de Dios: el amor a uno mismo ya no es obstáculo sino éxtasis para amar al único Dios y a una multitud de hermanos.


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EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS

LA ACTIVIDAD DE JESÚS EN JERUSALÉN

CAPÍTULO 12


La parábola de los viñadores homicidas
Mateo 21, 33-46 / Lucas 20, 9-19

12:1 Jesús se puso a hablarles en parábolas: "Un hombre plantó una viña, Isaías 5, 1 Mateo 21, 33 Lucas 20, 9 la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero.
12:2 A su debido tiempo, envió a un servidor para percibir de los viñadores la parte de los frutos que le correspondía.
12:3 Pero ellos lo tomaron, lo golpearon y lo echaron con las manos vacías.
12:4 De nuevo les envió a otro servidor, y a este también lo maltrataron y lo llenaron de ultrajes.
12:5 Envió a un tercero, y a este lo mataron. Y también golpearon o mataron a muchos otros.
12:6 Todavía le quedaba alguien, su hijo, a quien quería mucho, y lo mandó en último término, pensando: "Respetarán a mi hijo".
12:7 Pero los viñadores se dijeron: "Este es el heredero: vamos a matarlo y la herencia será nuestra".
12:8 Y apoderándose de él, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña.
12:9 ¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá, acabará con los viñadores y entregará la viña a otros.
12:10 ¿No han leído este pasaje de la Escritura:
La piedra que los constructores rechazaron
ha llegado a ser la piedra angular: Salmo 118, 22 Mateo 21, 42 Lucas 20, 17 Hechos 4, 11 1 Pedro 2, 7
12:11 esta es la obra del Señor,
admirable a nuestros ojos?" Salmo 118, 23 Mateo 21, 42
12:12 Entonces buscaban la manera de detener a Jesús, porque comprendían que esta parábola la había dicho por ellos, pero tenían miedo de la multitud. Y dejándolo, se fueron.

El impuesto debido a la autoridad
Mateo 22, 15-22 / Lucas 20, 20-26

12:13 Le enviaron después a unos fariseos y herodianos para sorprenderlo en alguna de sus afirmaciones.
12:14 Ellos fueron y le dijeron: "Maestro, sabemos que eres sincero y no tienes en cuenta la condición de las personas, porque no te fijas en la categoría de nadie, sino que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios. ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no? ¿Debemos pagarlo o no?"
12:15 Pero él, conociendo su hipocresía, les dijo: "¿Por qué me tienden una trampa? Muéstrenme un denario".
12:16 Cuando se lo mostraron, preguntó: "¿De quién es esta figura y esta inscripción?". Respondieron: "Del César".
12:17 Entonces Jesús les dijo: "Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios". Mateo 22, 21 Lucas 20, 25 Romanos 13, 7 Y ellos quedaron sorprendidos por la respuesta.

Discusión sobre la resurrección de los muertos
Mateo 22, 23-33 / Lucas 20, 27-40

12:18 Se le acercaron unos saduceos, que son los que niegan la resurrección, Mateo 22, 23 Hechos 23, 8 y le propusieron este caso:
12:19 "Maestro, Moisés nos ha ordenado lo siguiente: "Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda". Génesis 38, 8 Deuteronomio 25, 6 Mateo 22, 24 Lucas 20, 28
12:20 Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos.
12:21 El segundo se casó con la viuda y también murió sin tener hijos; lo mismo ocurrió con el tercero;
12:22 y así ninguno de los siete dejó descendencia. Después de todos ellos, murió la mujer.
12:23 Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?"
12:24 Jesús les dijo: "¿No será que ustedes están equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios?
12:25 Cuando resuciten los muertos, ni los hombres ni las mujeres se casarán, sino que serán como ángeles en el cielo.
12:26 Y con respecto a la resurrección de los muertos, ¿no han leído en el Libro de Moisés, en el pasaje de la zarza, lo que Dios le dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Éxodo 3, 6.15.16 Mateo 22, 32 Hechos 3, 13 Hechos 7, 32
12:27 Él no es un Dios de muertos, sino de vivientes. Ustedes están en un grave error".

El mandamiento principal
Mateo 22, 34-40 / Lucas 10, 25-28

12:28 Un escriba que los oyó discutir, al ver que les había respondido bien, se acercó y le preguntó: Mateo 22, 35-40 Lucas 10, 25-28 "¿Cuál es el primero de los mandamientos?"
12:29 Jesús respondió: "El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor;
12:30 y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas. Deuteronomio 6, 4-5 Mateo 22, 37 Lucas 10, 27
12:31 El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Levítico 19, 18 Mateo 5, 43 Mateo 19, 19 Mateo 22, 39 Lucas 10, 27 Romanos 13, 9 Gálatas 5, 14 Santiago 2, 8 No hay otro mandamiento más grande que estos".
12:32 El escriba le dijo: "Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él, Deuteronomio 4, 35
12:33 y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios". Oseas 6, 6 Mateo 9, 13 Mateo 12, 7
12:34 Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: "Tú no estás lejos del Reino de Dios". Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

El Mesías, hijo y Señor de David
Mateo 22, 41-46 / Lucas 20, 41-44

12:35 Jesús se puso a enseñar en el Templo y preguntaba: "¿Cómo pueden decir los escribas que el Mesías es hijo de David?
12:36 El mismo David ha dicho, movido por el Espíritu Santo:
Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi derecha,
hasta que ponga a tus enemigos
debajo de tus pies. Salmo 8, 7 Salmo 110, 1 Mateo 22, 44 Lucas 20, 42-43 Hechos 2, 34-35 1 Corintios 15, 25 1 Corintios 15, 27 Efesios 1, 20-22 Colosenses 3, 1 Hebreos 1, 13 Hebreos 2, 8 Hebreos 8, 1 Hebreos 10, 12-13
12:37 Si el mismo David lo llama "Señor", ¿cómo puede ser hijo suyo?"

Advertencia de Jesús contra los escribas
Mateo 23, 6-7 / Lucas 20, 45-47

La multitud escuchaba a Jesús con agrado.
12:38 Y él les enseñaba: "Cuídense de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas
12:39 y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los banquetes;
12:40 que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones. Estos serán juzgados con más severidad".

La ofrenda de la viuda
Lucas 21, 1-4

12:41 Jesús se sentó frente a la sala del tesoro del Templo y miraba cómo la gente depositaba su limosna. Muchos ricos daban en abundancia.
12:42 Llegó una viuda de condición humilde y colocó dos pequeñas monedas de cobre.
12:43 Entonces él llamó a sus discípulos y les dijo: "Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros,
12:44 porque todos han dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir".


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