La Virgen de Fátima lleva desde 1917 muy presente en la Iglesia: en el rezo del Rosario, como lugar de peregrinación y en el fervor de fieles y papas
La Virgen de Fátima es una advocación de la Virgen María. Es la historia de las apariciones de Nuestra Señora a tres pastorcillos en 1917 en Portugal. Estos hechos y los mensajes de conversión que María les dio a Lucía, Jacinta y Francisco han llegado hasta nuestros días.
Tres primos llamados Lucía, Jacinta y Francisco estaban en el campo cuidando de las ovejas, en la zona de Cova da Iria. A mitad de la mañana comenzó a llover. Los niños tuvieron que buscar un refugio para no mojarse. Seguidos del rebaño de ovejas comenzaron a buscar un sitio para cobijarse.
La Virgen de Fátima se presenta a los pastorcillos
De pronto, comenzaron a ver una luz blanca que se escondía entre los árboles. Se acercaron y descubrieron que había una mujer vestida de blanco con un rosario en las manos ¡Era la Virgen María! La Señora les pidió una cosa a los niños. Les encargó que regresarán allí el día 13 de cada mes. Los tres estaban asombrados y volvieron rapidamente al pueblo para contar lo que había sucedido.
Los niños cumplieron la promesa que le habían hecho a María. De hecho, anunciaron más apariciones a sus vecinos. Eran todas el mismo día, el día trece, y en los meses de junio y julio. Tras la segunda aparición, en junio, los jóvenes contaron que la Virgen les había anunciado que dos de ellos, Jacinta y Francisco morirían pronto. Y así sucedió, en diciembre del año 1918, a causa de una epidemia de "gripe española" Francisco y Jacinta cayeron enfermos. Meses más tarde, en abril, Francisco murió. Por el contrario, Jacinta mejoró de la gripe pero su salud se resintió de nuevo a causa de otra enfermedad. Cumpliéndose lo que la Virgen había predecido, murió el 20 de febrero de 1920.
En todas sus apariciones la Virgen hizo un especial inciso sobre el rezo del Rosario, y les pidió a la niños que cuando lo rezaran, después de cada misterio dijeran: ‘‘Oh Jesús perdónanos por nuestros pecados, líbranos del fuego infierno y lleva al cielo a todas las almas, especialmente las más necesitadas de tu Divina Misericordia’’.
La Virgen que hizo "bailar" al sol
La última aparición de la Virgen tuvo lugar el 13 de octubre de 1917. En ese día se produjo el llamado "milagro del sol".
Según varias declaraciones de testigos, después de una llovizna, el sol arrojó una luz diferente a la habitual. Algunas de las personas que estaban presentes llegaron a pensar que era el fin del mundo. Además, algunos testigos contaron que el suelo y la ropa, que estaban mojados por la lluvia, se habían secado al instante milagrosamente.
Un hecho que lo presenciaron miles de personas que, atraidas por lo que contaban los niños, decidieron ir hasta ese lugar para comprobar que era cierto lo que los jovenes les contaban.
Uno de los presentes, Juan de Machi describió así ese momento: “ante los asombrados ojos de la multitud, cuyo aspecto era casi bíblico, esperando y ansiosamente mirando al cielo, el sol tembló, realizó inesperados e increíbles movimientos fuera de todas las leyes cósmicas, el sol ‘bailó’, de acuerdo a una expresión típica de la gente.”
Los secretos de Fátima
Según cuenta Lucía, el 13 de julio de 1917 en la Cueva de Iria, la Virgen les contó lo que se conoce como la "profecía de Fátima". Esta profecía está formada por tres mensajes. La Santa Sede los dio a conocer todos ellos durante el pontificado de San Juan Pablo II.
Según recoge Lucía en unos escritos, que recoge el portal catholic.net, la Virgen hizo hincapié en la importancia del rezo del Rosario para la conversión de las almas. Además, también pidió la construcción de una capilla en el lugar de los hechos.
Otra de las revelaciones importantes que mostró la Virgen fue la "visión del infierno". María les contó lo que les espera a las personas después de la muerte, si no se arrepienten. Además, María habló de una guerra que comenzaría durante el pontificado de Pío XI. Y acertó. La Segunda Guerra Mundial estalló en 1939.
Los papas y la Virgen de Fátima
El Papa Pío XI concedió el 1 de octubre de 1930 una indulgencia especial a los peregrinos de Fátima. Años más tarde, en 1942, Pío XII consagró la humanidad al Inmaculado Corazón de María. Además, el Papa Juan Pablo II visitó personalmente el lugar de las apariciones en tres ocasiones. Una de sus visitas más relevantes fue cuando le entregó a la Virgen la bala con la que le habían disparado en la Plaza San Pedro.
Más recientemente, Benedicto XVI visitó personalmente el lugar de las apariciones y consagró a todos los sacerdotes al Inmaculado Corazón de María. Por su parte, el Papa Francisco consagró su pontificado a la Virgen de Fátima y en mayo del 2017 visitó el Santuario para conmemorar los 100 años de las apariciones.
En la actualidad, en el lugar de las apariciones se encuentra el Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Fátima. Un templo hasta el que cada año peregrinan miles de personas de todo el mundo.
Redacción religión
Fuente : laverdadnoticias.com
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