viernes 10 2010

EL EVANGELIO DEL DÍA 2 DE DICIEMBRE DE 2010



Isaías 26, 1-6 Aquel día se cantará este canto en el país de Judá:
"Tenemos una ciudad fuerte;
ha puesto el Señor, para salvarla,
murallas y baluartes.
Abran las puertas para que entre el pueblo justo,
el que se mantiene fiel,
el de ánimo firme para conservar la paz,
porque en ti confió.
Confíen siempre en el Señor,
porque el Señor es nuestra fortaleza para siempre;
porque él doblegó a los que habitaban en la altura;
a la ciudad excelsa la humilló,
la humilló hasta el suelo,
la arrojó hasta el polvo
donde la pisan los pies,
los pies de los humildes,
los pasos de los pobres".

+ Meditatio
Esta lectura nos presenta las características del pueblo que ha de participar de la alegría del Reino. Debe ser: fiel, de ánimo firme para conservar la paz, y con una infinita confianza en Dios. Si esto se esperaba del pueblo del Antiguo Testamento, ¿cuánto más no será para la Iglesia que ha sido revestida con el poder del Espíritu Santo? De esta manera el Adviento se nos presenta como una oportunidad en nuestro diario caminar para revisar si estos valores están presentes en nuestra vida. Pensemos si vivimos la fidelidad principalmente a nuestros compromisos bautismales y si éstos se proyectan en una vida de fidelidad a nuestros padres, hermanos y entre los esposos; revisemos si en medio de este mundo turbulento somos capaces de conservar la paz, y si estamos siendo un instrumento para que esta paz se desarrolle en nuestros ambientes, de manera principal en nuestras familias; y si todo esto nos ha llevado a tener una confianza tal en Jesús, que aunque él retrasara su llegada, nosotros la esperamos y la continuamos preparando con la seguridad de que su llegada será un momento glorioso para todos lo que hemos buscado vivir de acuerdo a su Evangelio.

Haz de este adviento un verdadero camino hacia el encuentro con el amor de Dios.

+ Oratio

Dirige, Señor, mis pasos, que me lleven hasta ti, tú eres mi baluarte, escudo y fortaleza; ayúdame a permanecer fiel a ti, a tener un ánimo firme para mantener la paz; humilla mi soberbia, pero mi pobreza tórnala en abundancia y mi humildad en gloria delante tuyo.

+ Operatio
Hoy evaluaré si realmente soy conciente a cada instante de que Dios es mi única fortaleza y le diré constantemente: "Tú eres mi fortaleza, Señor"

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro

 

El Evangelio de hoy

Mateo 7, 21. 24-27
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No todo el que me diga ‘¡Señor, Señor!‘, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos.

El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca.

El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos, dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente".

+ Reflexión

El Reino de los cielos se construye obedeciendo la Palabra de Dios. ¿De qué nos sirve el que Jesús nos haya dejado su Palabra si no la conocemos o si aún conociéndola no estamos interesados en obedecerla? Ciertamente no toda la Palabra de Dios es fácil de vivir, sin embargo, aun ésta es necesaria si verdaderamente queremos que el Reino de los cielos se haga una realidad en nuestras vidas.

El tiempo de Adviento nos invita no solo a profundizar en la Palabra, sino a buscar la forma de que esta se haga una realidad en nuestra vida. No nos permitamos el construir sobre la arena. Esfuérzate hoy por poner en práctica algo de la Palabra de Dios, la casa se construye de ladrillo en ladrillo.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro

Primera Lectura (Lectio Divina)

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