Primera Lectura (Lectio Divina)
Eclesiástico 36, 1-2. 5-6. 13-19
Míranos y ten piedad de nosotros, Señor, Dios del universo; infunde tu temor a todas las naciones, para que ellas sepan, como nosotros lo sabemos, que no hay otro Dios fuera de ti. Repite tus prodigios y haz nuevos portentos; reúne a todas las tribus de Jacob, y devuélveles la tierra que antaño poseyeron. Ten compasión del pueblo que lleva tu nombre: de Israel, a quien elegiste por primogénito. Ten compasión de tu ciudad santa, Jerusalén que es el lugar de tu reposo. Llena a Sión con la fama de tus maravillas y a tu pueblo con tu gloria; cumple las promesas que hiciste a tus primeros hijos, realiza las profecías pronunciadas en tu nombre. Recompensa a los que esperan en ti, para mostrar que tus profetas son dignos de fe. Por amor a tu pueblo escucha las súplicas de tus siervos; y que toda la tierra reconozca que tú eres el Señor, el Dios eterno.
+ Meditatio
Hemos leído un hermoso pasaje que nos muestra la idea que tenía el pueblo de Israel sobre su Dios. Era un Dios tierno, compasivo, un Dios que cumple sus promesas, que da a cada uno más de lo que merecen sus obras, un Dios atento a las súplicas de los humildes. Jesús, nos ha revelado en su Evangelio que todas estas ideas no solo son correctas, sino que han de ser superadas, pues él mismo nos ha revelado que este Dios es un PAPA. Cuando el cristiano alcanza a entender en su corazón que Dios es SU papá, toda su existencia se transforma, como producto de la confianza infinita que nace del saber que Dios es su Papito (como le llamaba Jesús: Abba). Es a partir de ese momento cuando se establece una relación de confianza total que hace que nos podamos poner, como dice el P. Carlos de Focaud, "en sus manos con una confianza INFINITA". Pídele al Espíritu Santo en tu oración diaria, que te haga conocer interiormente que Dios es tu Papá, y que te haga experimentar su amor.
+ Oratio
Dios y Señor nuestro que, a lo largo de la historia has mostrado tu amor y cuidado por todas tus criaturas, y tu amor se ha desbordado de manera maravillosa en el acontecimiento, Cristo, te damos gracias por ser nuestro compañero de camino a lo largo de la vida y te pedimos que nunca nos dejes de tu mano para que un día podamos disfrutar de la gloria que nos tienes prometida. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
+ Operatio
Hoy viviré en constante acción de gracias por todos los dones y bienes que Dios me ha dado por pura generosidad suya.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
Pbro. Ernesto María Caro
El Evangelio de hoy
Marcos 10, 32-45
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos iban camino de Jerusalén y Jesús se les iba adelantando. Los discípulos estaban sorprendidos y la gente que lo seguía tenía miedo. Él se llevó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder: "Ya ven que nos estamos dirigiendo a Jerusalén y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; van a condenarlo a muerte y a entregarlo a los paganos; se van a burlar de él, van a escupirlo, a azotarlo y a matarlo; pero al tercer día resucitará".
Entonces se acercaron a Jesús Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dijeron: "Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte". Él les dijo: "¿Qué es lo que desean?" Le respondieron: "Concede que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria". Jesús les replicó: "No saben lo que piden. ¿Podrán pasar la prueba que yo voy a pasar y recibir el bautismo con que seré bautizado?" Le respondieron: "Sí podemos". Y Jesús les dijo: "Ciertamente pasarán la prueba que yo voy a pasar y recibirán el bautismo con que yo seré bautizado; pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; eso es para quienes está reservado".
Cuando los otros diez apóstoles oyeron esto, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús reunió entonces a los Doce y les dijo: "Ya saben que los jefes de las naciones las gobiernan como si fueran sus dueños y los poderosos las oprimen. Pero no debe ser así entre ustedes. Al contrario: el que quiera ser grande entre ustedes que sea su servidor, y el que quiera ser el primero, que sea el esclavo de todos, así como el Hijo del hombre, que no ha venido a que lo sirvan, sino a servir y a dar su vida por la redención de todos".
Entonces se acercaron a Jesús Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dijeron: "Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte". Él les dijo: "¿Qué es lo que desean?" Le respondieron: "Concede que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria". Jesús les replicó: "No saben lo que piden. ¿Podrán pasar la prueba que yo voy a pasar y recibir el bautismo con que seré bautizado?" Le respondieron: "Sí podemos". Y Jesús les dijo: "Ciertamente pasarán la prueba que yo voy a pasar y recibirán el bautismo con que yo seré bautizado; pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; eso es para quienes está reservado".
Cuando los otros diez apóstoles oyeron esto, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús reunió entonces a los Doce y les dijo: "Ya saben que los jefes de las naciones las gobiernan como si fueran sus dueños y los poderosos las oprimen. Pero no debe ser así entre ustedes. Al contrario: el que quiera ser grande entre ustedes que sea su servidor, y el que quiera ser el primero, que sea el esclavo de todos, así como el Hijo del hombre, que no ha venido a que lo sirvan, sino a servir y a dar su vida por la redención de todos".
+ Reflexión
Una de nuestras tendencias naturales es el buscar los primeros lugares y el aprovechar cualquier situación para que la gente nos rinda honores. Sin embargo, la invitación de Jesús para sus seguidores es contraria a ésta: "El que quiera ser el primero, que sea el esclavo de todos". Si verdaderamente queremos ser auténticos discípulos, debemos renunciar a nuestros privilegios y tomar el papel del servidor. Renunciar al privilegio de ser: papá, mamá, hermano mayor, jefe, gobernante, sacerdote; implica reconocer que no somos más que los demás, que los otros por pequeños o subordinados que sean, tienen también derechos, y sobre todo que es PARA ELLOS para quienes Dios nos ha dado esta responsabilidad y nos ha puesto en esa posición.
Si entendemos con el corazón lo que Jesús nos ha dicho hoy y lo ponemos en práctica no tardará en brillar en nosotros el fruto de la humildad, la cual siempre viene acompañada de paz y dulzura.
Si entendemos con el corazón lo que Jesús nos ha dicho hoy y lo ponemos en práctica no tardará en brillar en nosotros el fruto de la humildad, la cual siempre viene acompañada de paz y dulzura.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
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