martes 06 2012

SAL POR LOS CAMINOS Y SENDEROS E INSÍSTELES HASTA QUE ENTREN Y SE ME LLENE LA CASA.

Filipenses 2, 5-11

Hermanos: Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús.
Él, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.



Salmo 21

Cumpliré mis votos delante de sus fieles. / Los desvalidos comerán hasta saciarse, / alabarán al Señor los que lo buscan: / viva su corazón por siempre. R.

Lo recordarán y volverán al Señor / hasta de los confines del orbe; / en su presencia se postrarán / las familias de los pueblos. / Porque del Señor es el reino, / él gobierna a los pueblos. / Ante él se postrarán las cenizas de la tumba. R.

Mi descendencia le servirá, / hablarán del Señor a la generación futura, / contarán su justicia al pueblo que ha de nacer: / todo lo que hizo el Señor. R



Lucas 14, 15-24





En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús: "¡Dichoso el que coma en el banquete del reino de Dios!"

Jesús le contestó: "Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó un criado a avisar a los convidados: "Venid, que ya está preparado."

Pero ellos se excusaron uno tras otro. El primero le dijo: "He comprado un campo y tengo que ir a verlo. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "Me acabo de casar y, naturalmente, no puedo ir."

El criado volvió a contárselo al amo.

Entonces el dueño de casa, indignado, le dijo al criado: "Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos."

El criado dijo: "Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio." Entonces el amo le dijo: "Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa." Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete."


COMENTARIO

1. El gran himno a la humildad de Cristo


1.1 Hoy estamos ante un texto precioso entre todos: el gran himno a la humildad de Cristo, que san Pablo nos ofrece en su carta a los filipenses. En este texto se entrelazan de modo misterioso, pero inseparable, el pecado, que engendra violencia y termina humillando al inocente, y la caridad, que engendra donación de sí mismo y termina volviéndose humildad sublime y también victoria admirable. Humildad, nacida de la caridad, que transforma a la humillación, nacida de la violencia, en fuente de gracia: este es el misterio que Pablo canta con palabras inmortales. Quizá las recibe de alguna comunidad cristiana de su tiempo.

1.2 La humillación se vuelve humildad. Es el amor quien lo ha hecho posible. Estábamos acostumbrados a que de la humillación nazca resentimiento, venganza, odio. Mas ahora nos volvemos a la Cruz de Cristo, y encontramos una humillación sin odio, sin venganza y sin resentimiento. Nuestra mente se confunde: ¿qué hay ahí? ¿Quién es ese que, humillado, no odia ni promete vengarse? No tiene el rostro vacío de la locura ni hay en su faz la inexpresividad propia del insensible. Sufre, no huye a la insensibilidad o a la enajenación, y sin embargo, no odia. Abraza en su silencio elocuente el misterio del mal que intenta aplastarlo. ¿Quién es? ¿Por qué hace eso?

1.3 La Cruz de Cristo, o mejor: Cristo en la Cruz revienta nuestros esquemas, desafía nuestra inteligencia, nos obliga a pensar de nuevo nuestras certezas sobre lo que es obvio, lógico o esperable en el ser humano. Cristo en la Cruz, es en primer lugar una inmensa pregunta, una gigantesca pregunta: ¿por qué? ¿Por qué el destino del inocente ha de ser la humillación? ¿Por qué el débil debe terminar triturado? ¿A quién sirve, a quién honra esa especie de ley que suprime la compasión y ensalza la rapiña? Y, en fin: ¿qué es más loco: padecer sin odio o lastimar sin razón? La locura de Cristo denuncia nuestras locuras, y su absurdo padecer acusa nuestro absurdo avasallar.

2. El humillado y los humillados

2.1 El evangelio de hoy trae nuevas paradojas y desafíos a nuestro sensato pensar y razonar. Tal vez la sublimidad del anonadamiento de Cristo nos cautiva a tal punto que perdemos de vista la relación que todo ello tiene con nosotros mismos y con la gente que nos rodea. Es aquí donde una corta narración nos presenta al mundo al revés: esta vez los excluidos han quedado incluidos, porque los que primero estaban incluidos se excluyeron a sí mismos.

2.2 Este relato, extraño pero maravillosamente fácil de fijar en nuestra memoria, tiene muchas aplicaciones: Israel era el primer invitado; en general, no creyó en el Mesías, entonces los gentiles tuvimos una ocasión de entrar al banquete. Otra aplicación: lo que dice Pablo a los corintios: "Considerad, hermanos, vuestro llamamiento; no hubo muchos sabios conforme a la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que Dios ha escogido lo necio del mundo, para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo, para avergonzar a lo que es fuerte; y lo vil y despreciado del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para anular lo que es; para que nadie se jacte delante de Dios" (1Co 1,26-29).

2.3 Otra aplicación: mientras yo me considero fuerte, creo que no necesito de Dios; si, por el contrario, descubro en qué soy lisiado, ciego o cojo, ese mismo descubrimiento es mi tarjeta de invitación. Y una última aplicación del mismo texto: la sociedad en que vivo privilegia a unos y excluye a otros. Incluso desde el punto de vista de la fe y las costumbres. ¿Coiniceden esos juicios nuestros con la mirada de Dios? Tal vez no. Aunque, ¡cuidado!: pensar que todo juicio es farisaico también es un modo de excluir...

3. La humildad de la Cruz y la humildad de la Hostia

3.1. La Cruz y los pobres, o nuestras pobrezas son entonces dos expresiones de un mismo misterio, que en últimes alude al modo paradójico que Dios halló en su sabiduría para vencer nuestra necedad con su amor excesivo y con el derroche de su misericordia incomparable. Hay otro lugar, otro escenario, en que ese mismo exceso se hace presente y eficaz ante nosotros: la Eucaristía.

3.2. La Divina Eucaristía es absurdamente pequeña y pobre; parece inútil e ineficaz; muchos desprecian su misterio, muchos maltratan su pureza, muchos se burlan de su significado. Es decir: tiene todas las señas de Cristo en la Cruz, y tiene el mismo aspecto de los pobres de nuestras calles, caminos y veredas.

3.3 En la Hostia Santa se unen nuestra debilidad y la debilidad de Dios, que es amar. En Ella se encuentran nuestras llagas que sangran, y la sangre de Cristo que cura. Por Ella se oyen nuestros lamentos en el Cielo y las bendiciones de Dios en la tierra.


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SAN LUCAS,  CAPÍTULO 14


Curación de un hidrópico en sábado
14:1 Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente.
14:2 Delante de él había un hombre enfermo de hidropesía.
14:3 Jesús preguntó a los doctores de la Ley y a los fariseos: "¿Está permitido curar en sábado o no?"
14:4 Pero ellos guardaron silencio. Entonces Jesús tomó de la mano al enfermo, lo curó y lo despidió.
14:5 Y volviéndose hacia ellos, les dijo: "Si a alguno de ustedes se le cae en un pozo su hijo o su buey, ¿acaso no lo saca en seguida, aunque sea sábado?" Mateo 12, 11
14:6 A esto no pudieron responder nada.

La humildad cristiana
14:7 Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola:
14:8 "Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú,
14:9 y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: "Déjale el sitio", y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar. Proverbios 25, 7
14:10 Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: "Amigo, acércate más", y así quedarás bien delante de todos los invitados.
14:11 Porque todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado". Mateo 23, 12 Lucas 18, 14 1 Pedro 5, 6
14:12 Después dijo al que lo había invitado: "Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa.
14:13 Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos.
14:14 ¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!".

La parábola de los invitados descorteses
Mateo 22, 1-14

14:15 Al oír estas palabras, uno de los invitados le dijo: "¡Feliz el que se siente a la mesa en el Reino de Dios!"
14:16 Jesús le respondió: "Un hombre preparó un gran banquete y convidó a mucha gente.
14:17 A la hora de cenar, mandó a su sirviente que dijera a los invitados: "Vengan, todo está preparado".
14:18 Pero todos, sin excepción, empezaron a excusarse. El primero le dijo: "Acabo de comprar un campo y tengo que ir a verlo. Te ruego me disculpes".
14:19 El segundo dijo: "He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos. Te ruego me disculpes".
14:20 Y un tercero respondió: "Acabo de casarme y por esa razón no puedo ir".
14:21 A su regreso, el sirviente contó todo esto al dueño de casa, y este, irritado, le dijo: "Recorre en seguida las plazas y las calles de la ciudad, y trae aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los paralíticos".
14:22 Volvió el sirviente y dijo: "Señor, tus órdenes se han cumplido y aún sobra lugar".
14:23 El señor le respondió: "Ve a los caminos y a lo largo de los cercos, e insiste a la gente para que entre, de manera que se llene mi casa.
14:24 Porque les aseguro que ninguno de los que antes fueron invitados ha de probar mi cena"".

Necesidad del desprendimiento
14:25 Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo:
14:26 "Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo.
14:27 El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. Mateo 10, 38 Mateo 16, 24 Marcos 8, 34 Lucas 9, 23
14:28 ¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla?
14:29 No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean se rían de él, diciendo:
14:30 "Este comenzó a edificar y no pudo terminar".
14:31 ¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil?
14:32 Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la paz.
14:33 De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.

El ejemplo de la sal
Mateo 5, 13-16 / Marcos 9, 49-50

14:34 La sal es una cosa excelente, pero si pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Mateo 5, 13 Marcos 9, 50
14:35 Ya no sirve ni para la tierra ni para abono: hay que tirarla. ¡El que tenga oídos para oír, que oiga!"



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