lunes 12 2012

SI TU HERMANO TE OFENDE SIETE VECES AL DÍA, Y SIETE VECES VIENE A TI PARA DECIRTE QUE SE ARREPIENTE, PERDÓNALO.


Tito 1, 1-9


Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, para promover la fe de los elegidos de Dios, y el conocimiento de la verdad, según la piedad apoyada en la esperanza de la vida eterna.


Dios, que no miente, había prometido esa vida desde tiempos inmemoriales; al llegar el momento, la ha manifestado abiertamente con la predicación que se me ha confiado, según lo dispuso Dios, nuestro salvador.


Querido Tito, verdadero hijo mío en la fe que compartimos; te deseo la gracia y la paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, salvador nuestro.


Mi intención al dejarte en Creta era que pusieras en regla lo que faltaba y establecieses presbíteros en cada ciudad, siguiendo las instrucciones que te di.


El candidato, que sea un hombre sin tacha, fiel a su única mujer, con hijos creyentes, que no sean indóciles ni acusados de mala conducta.


Porque el obispo, siendo administrador de Dios, tiene que ser intachable, no arrogante ni colérico, no dado al vino ni pendenciero, ni tampoco ávido de ganancias.


Al contrario, ha de ser hospitalario, amigo de lo bueno, prudente, justo, fiel, dueño de si.


Debe mostrar adhesión a la doctrina cierta, para ser capaz de predicar una enseñanza sana y de rebatir a los adversarios.





Salmo 23



Del Señor es la tierra y cuanto la llena, / el orbe y todos sus habitantes: / él la fundó sobre los mares, / él la afianzó sobre los ríos. R.


¿Quién puede subir al monte del Señor? / ¿Quién puede estar en el recinto sacro? / El hombre de manos inocentes / y puro corazón, / que no confía en los ídolos. R.


Ése recibirá la bendición del Señor, / le hará justicia el Dios de salvación. / Éste es el grupo que busca al Señor, / que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R







Lucas 17, 1-6
 
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:

-«Es inevitable que sucedan escándalos; pero ¡ay del que los provoca!


Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le encajaran en el cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar.


Tened cuidado.


Si tu hermano te ofende, repréndelo; si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: "Lo siento", lo perdonarás.»


Los apóstoles le pidieron al Señor:


-«Auméntanos la fe.»


El Señor contestó:


-«Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera:



"Arráncate de raíz y plántate en el mar."


Y os obedecería.»




COMENTARIO



1. La primera generación declina



1.1 La primera lectura nos permite asomarnos a un momento muy singular de la vida de la Iglesia primitiva. Una primera generación de testigos declina y es preciso que el mensaje sea custodiado en su pureza y ofrecido con vigor a todos y en todas partes. Semejante coyuntura no podía escapar a la preocupación del apóstol que, precisamente porque no ha vivido para sí mismo sino para el Evangelio, escribe con rasgos vigorosos y profundos para definir en cuanto le es posible el cauce de la obra de la gracia en favor del pueblo santo.


1.2 Es hermoso percibir el alto sentido de responsabilidad que siente el apóstol. Sabe que la predicación es el gran instrumento querido por Dios para la realización de un designio antiguo y maravilloso, como no hay otro: la vida eterna. Este es el telón de fondo de toda su reflexión sobre la vida y el ministerio de los pastores al servicio de la Iglesia de Cristo.


1.3 Esta vida, por lo demás, no es una pura promesa, ni apunta sólo hacia el futuro. Tiene ya su expresión en la concreción de la fe. La fe es la circulación vital que liga a Pablo con Tito, a quien escribe, y por eso lo llama "verdadero hijo en la fe que compartimos". Así como en un organismo animal todo se pierde si deja de circular la sangre, así también, en este organismo vivo que es la Iglesia todo depende de la circulación vital de la fe.


2. El perfil de un pastor


2.1 Después de estas consideraciones nobles y profundas, que son el contexto irrenunciable para toda reflexión sobre la naturaleza de un genuino servidor del evangelio, Pablo señala algunas notas propias del "epíscopos", a veces llamado "obispo" en las traducciones.


2.2 Lo fundamental puede resumirse en el título que le da: "administrador de la casa de Dios". Su ser irreprochable, su capacidad de acogida, su rectitud moral y su eficacia en la predicación brotan de esta fuente: es el encargado de custodiar y acrecentar bienes que no son suyos. Lo que es suyo es la salvación que él mismo acoge, como todos los demás, en virtud de la fe que se abre la gracia. No es dueño de nada sino del amor que lo llena; nada posee sino la vida que anuncia, porque la ha recibido como regalo y como regalo la entrega en sus palabras y obras.


3. La altura del amor cristiano


3.1 En este punto podemos relacionar sin violencia las recomendaciones de Pablo y la enseñanza del Señor Jesucristo. ¡Ay de aquel que provoca escándalos, ay del que es ocasión de pecado!, advierte severamente Cristo a sus discípulos. San Carlos Borromeo hablaba de modo semejante a sus presbíteros, invitándoles a meditar siempre en el precio de sangre que cada alma tiene ante Dios. Es la misma idea del "administrador": la gente sencilla, que por eso mismo puede defenderse menos, vale Sangre y amor de Cristo. No eres dueño de esa Sangre, luego no eres dueño de esos corazones ni de esas almas. "Tengan cuidado", nos amonesta el Señor.


3.2 Y de aquí entendemos por qué esa generosidad sin límites para el perdón. No se agota el bien de la sangre, ni en favor tuyo ni en favor de quien te ha ofendido. Poner un límite al perdón es poner un límite a la Sangre, y esto no es otra cosa sino renegar de la salvación que esa Sangre trajo a todos por dignación piadosa de Dios.


3.3 ¡Qué bello acercarnos así al altar, y saborear con el paladar de la mente y con la luz de la fe estas verdades! Ese sacrificio único y sin embargo infinito, inagotable, es el que se realiza en nuestro altar, y es el que llega a nosotros con la comunión eucarística.




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Lucas 17




1 Dijo a sus discípulos: «Es imposible que no vengan escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen!

2 Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños.
3 Cuidaos de vosotros mismos. «Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale.
4 Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces se vuelve a ti, diciendo: "Me arrepiento", le perdonarás.»
5 Dijeron los apóstoles al Señor; «Auméntanos la fe.»

6 El Señor dijo: «Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: "Arráncate y plántate en el mar", y os habría obedecido.»

7 «¿Quién de vosotros tiene un siervo arando o pastoreando y, cuando regresa del campo, le dice: "Pasa al momento y ponte a la mesa?"
8 ¿No le dirá más bien: "Prepárame algo para cenar, y cíñete para servirme hasta que haya comido y bebido, y después comerás y beberás tú?"
9 ¿Acaso tiene que agradecer al siervo porque hizo lo que le fue mandado?

10 De igual modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os fue mandado, decid: Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer.»

11 Y sucedió que, de camino a Jerusalén, pasaba por los confines entre Samaría y Galilea,
12 y, al entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia
13 y, levantando la voz, dijeron: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!»
14 Al verlos, les dijo: «Id y presentaos a los sacerdotes.» Y sucedió que, mientras iban, quedaron limpios.

15 Uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta voz;

16 y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias; y éste era un samaritano.
17 Tomó la palabra Jesús y dijo: «¿No quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están?
18 ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este extranjero?»
19 Y le dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha salvado.»
20 Habiéndole preguntado los fariseos cuándo llegaría el Reino de Dios, les respondió: «El Reino de Dios viene sin dejarse sentir.

21 Y no dirán: "Vedlo aquí o allá", porque el Reino de Dios ya está entre vosotros.»

22 Dijo a sus discípulos: «Días vendrán en que desearéis ver uno solo de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis.
23 Y os dirán: "Vedlo aquí, vedlo allá." No vayáis, ni corráis detrás.
24 Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su Día.
25 Pero, antes, le es preciso padecer mucho y ser reprobado por esta generación.

26 «Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre.

27 Comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca; vino el diluvio y los hizo perecer a todos.
28 Lo mismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían;
29 pero el día que salió Lot de Sodoma, Dios hizo llover fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos.
30 Lo mismo sucederá el Día en que el Hijo del hombre se manifieste.

31 «Aquel Día, el que esté en el terrado y tenga sus enseres en casa, no baje a recogerlos; y de igual modo, el que esté en el campo, no se vuelva atrás.

32 Acordaos de la mujer de Lot.
33 Quien intente guardar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará.
34 Yo os lo digo: aquella noche estarán dos en un mismo lecho: uno será tomado y el otro dejado;
35 habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada y la otra dejada.»
36 Y le dijeron: «¿Dónde, Señor?» El les respondió: «Donde esté el cuerpo, allí también se reunirán los buitres.»



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