jueves 31 2013

EL CANDIL SE TRAE PARA PONERLO EN EL CANDELERO. LA MEDIDA QUE USÉIS LA USARÁN CON VOSOTROS



Hebreos 10,19-25

Hermanos, teniendo entrada libre al santuario, en virtud de la sangre de Jesús, contando con el camino nuevo y vivo que él ha inaugurado para nosotros a través de la cortina, o sea, de su carne, y teniendo un gran sacerdote al frente de la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero y llenos de fe, con el corazón purificado de mala conciencia y con el cuerpo lavado en agua pura. Mantengámonos firmes en la esperanza que profesamos, porque es fiel quien hizo la promesa; fijémonos los unos en los otros, para estimularnos a la caridad y a las buenas obras. No desertéis de las asambleas, como algunos tienen por costumbre, sino animaos tanto más cuanto más cercano veis el Día.





Salmo 23

Del Señor es la tierra y cuanto la llena, / el orbe y todos sus habitantes: / él la fundó sobre los mares, / él la afianzó sobre los ríos. R.

¿Quién puede subir al monte del Señor? / ¿Quién puede estar en el recinto sacro? / El hombre de manos inocentes / y puro corazón, / que no confía en los ídolos. R.

Ése recibirá la bendición del Señor, / le hará justicia el Dios de salvación. / Éste es el grupo que busca al Señor, / que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R.





Marcos 4,21-25
 

En aquel tiempo, dijo Jesús a la muchedumbre: "¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama, o para ponerlo en el candelero? Si se esconde algo, es para que se descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga." Les dijo también: "Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene."




COMENTARIO

1. Manual para renovarse


1.1 Uno de los temas centrales, tal vez el principal, en la Carta a los Hebreos, puede resumirse en una pregunta: ¿qué hacer cuando se apaga el entusiasmo del principio? ¿Cómo seguir adelante cuando el fuego parece haberse extinguido y la deserción empieza a sentirse? Podemos decir que esta Carta es, toda ella, un "manual para renovar el alma", un manual para renovarse.

1.2 De acuerdo con la lectura de hoy, el autor de la Carta encuentra dos grandes motivos de renovación interior: primero, estamos seguros de entrar en el Santuario del Cielo; es decir: lo difícil ya lo hizo Cristo. Segundo, contamos con un sacerdote incomparable, el Hijo mismo de Dios, y su sacrificio es perfecto y eficaz.

1.3 Los consejos para practicar esa renovación interior son consecuentemente: sinceridad de corazón, fe total, conciencia limpia, ser bautizado, testimoniar nuestra esperanza, animarnos unos a otros con palabras y con hechos, perseverar en las reuniones de enseñanza y de culto, recordar el retorno de Cristo.

2. No somos esotéricos

2.1 El evangelio de hoy, en su brevedad, trae dos temas: primero, el carácter de la enseñanza de Cristo; segundo, una advertencia sobre nuestro modo de medir a los demás.

2.2 Lo oculto saldrá a luz. Nuestra religión no es ocultista ni se goza en lo oculto. Esto viene bien recordarlo en una época en que los saberes escondidos, esotéricos y ocultos gozan de lamentable popularidad. Aunque el mundo entero busque enseñanzas "milenarias", ritos "

2.3 Alguien podrá objetar diciendo que son muchos los misterios inescrutables de la fe cristiana. Mas hemos de entender que un misterio no es algo que no puede ser pensado sino algo que es inagotable para nuestro pensamiento. No es, por ejemplo, que uno no pueda reflexionar en la grandeza del misterio de Cristo en la Santísima Eucaristía, sino que entendemos que hay ahí una fuente infinita de sabiduría y de amor que se hunde en el infinito mar de luz que es Dios mismo. No hay aquí nada esotérico, pues el Dios que ha querido revelarse no ha cambiado su opinión pretendiendo ahora que no le conozcamos.

3. Te medirán con tu medida

3.1 El segundo tema del evangelio es aquello de la medida. Seremos medidos con nuestras mismas medidas. Una advertencia seria, si pensamos en lo duros que solemos ser para juzgar de los otros.

3.2 Puede iluminarnos en este sentido lo que dice el apóstol Santiago en otro lugar: "Hermanos, no habléis mal los unos de los otros. El que habla mal de un hermano o juzga a su hermano, habla mal de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres cumplidor de la ley, sino juez de ella" (St 4,11). El razonamiento del apóstol nos puede sonar extraño pero quizá podemos entenderlo mejor si miramos las cosas de esta manera: cuando haces lo que se te ha dicho que no hagas te sitúas por encima de la autoridad de quien te mandó que no lo hicieras. Esto es lo que él llama "juzgar la ley", cosa que en últimas significa conculcar la potestad del Autor de la ley.

3.3 Algo así podemos aprender del evangelio de hoy: al juzgar al hermano tomo el lugar de Dios o por lo menos pretendo que Dios piense y obre como yo. Cuando hago a Dios a mi medida lo menos que puedo esperar es que ese nuevo "dios" obre también conmigo como yo pretendo que obre con los demás. Por eso Jesús nos advierte que tal proceder es inicuo y sólo acarrea nuestra propia ruina.

 

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SAN MARCOS, CAPÍTULO 4


La parábola del sembrador
Mateo 13, 4-9 / Lucas 8, 4-8

4:1 Jesús comenzó a enseñar de nuevo a orillas del mar. Una gran multitud se reunió junto a él, Mateo 13, 1-3 Marcos 3, 7-10 Lucas 5, 1-3 de manera que debió subir a una barca dentro del mar, y sentarse en ella. Mientras tanto, la multitud estaba en la orilla.
4:2 Él les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas, y esto era lo que les enseñaba:
4:3 "¡Escuchen! El sembrador salió a sembrar.
4:4 Mientras sembraba, parte de la semilla cayó al borde del camino, y vinieron los pájaros y se la comieron.
4:5 Otra parte cayó en terreno rocoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida porque la tierra era poco profunda;
4:6 pero cuando salió el sol, se quemó y, por falta de raíz, se secó.
4:7 Otra cayó entre las espinas; estas crecieron, la sofocaron, y no dio fruto.
4:8 Otros granos cayeron en buena tierra y dieron fruto: fueron creciendo y desarrollándose, y rindieron ya el treinta, ya el sesenta, ya el ciento por uno".
4:9 Y decía: "¡El que tenga oídos para oír, que oiga!"

Finalidad de las parábolas
Mateo 13, 10-17 / Lucas 8, 9-10

4:10 Cuando se quedó solo, los que estaban alrededor de él junto con los Doce, le preguntaban por el sentido de las parábolas.
4:11 Y Jesús les decía: "A ustedes se les ha confiado el misterio del Reino de Dios; en cambio, para los de afuera, todo es parábola,
4:12 a fin de que
miren y no vean,
oigan y no entiendan,
no sea que se conviertan
y alcancen el perdón". Isaías 6, 10 Mateo 13, 14-15 Lucas 8, 10 Juan 12, 40 Hechos 28, 26,27

Explicación de la parábola del sembrador
Mateo 13, 18-23 / Lucas 8, 11-15

4:13 Jesús les dijo: "¿No entienden esta parábola? ¿Cómo comprenderán entonces todas las demás?
4:14 El sembrador siembra la Palabra.
4:15 Los que están al borde del camino, son aquellos en quienes se siembra la Palabra; pero, apenas la escuchan, viene Satanás y se lleva la semilla sembrada en ellos.
4:16 Igualmente, los que reciben la semilla en terreno rocoso son los que, al escuchar la Palabra, la acogen en seguida con alegría;
4:17 pero no tienen raíces, sino que son inconstantes y, en cuanto sobreviene la tribulación o la persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumben.
4:18 Hay otros que reciben la semilla entre espinas: son los que han escuchado la Palabra,
4:19 pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y los demás deseos penetran en ellos y ahogan la Palabra, y esta resulta infructuosa.
4:20 Y los que reciben la semilla en tierra buena, son los que escuchan la Palabra, la aceptan y dan fruto al treinta, al sesenta y al ciento por uno".

El ejemplo de la lámpara
Lucas 8, 16-18 / Lucas 11, 33-36

4:21 Jesús les decía: "¿Acaso se trae una lámpara para ponerla debajo de un cajón o debajo de la cama? ¿No es más bien para colocarla sobre el candelero? Mateo 5, 15 Lucas 8, 16 Lucas 11, 33
4:22 Porque no hay nada oculto que no deba ser revelado y nada secreto que no deba manifestarse. Mateo 10, 26 Lucas 8, 17 Lucas 12, 2
4:23 ¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!"

El ejemplo de la medida
4:24 Y les decía: "¡Presten atención a lo que oyen! La medida con que midan se usará para ustedes, Mateo 7, 2 Lucas 6, 38 y les darán más todavía.
4:25 Porque al que tiene, se le dará, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene". Mateo 13, 12 Mateo 25, 29 Lucas 8, 18 Lucas 19, 26

La parábola de la semilla que crece por sí sola
4:26 Y decía: "El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra:
4:27 sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo.
4:28 La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la espiga.
4:29 Cuando el fruto está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha".

La parábola del grano de mostaza
Mateo 13, 31-32 / Lucas 13, 18-19

4:30 También decía: "¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo?
4:31 Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra,
4:32 pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra".

La enseñanza por medio de parábolas
Mateo 13, 34-35

4:33 Y con muchas parábolas como estas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos podían comprender.
4:34 No les hablaba sino en parábolas, pero a sus propios discípulos, en privado, les explicaba todo.

La tempestad calmada
Mateo 8, 23-27 / Lucas 8, 22-25

4:35 Al atardecer de ese mismo día, les dijo: "Crucemos a la otra orilla".
4:36 Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya.
4:37 Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua.
4:38 Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal.
4:39 Lo despertaron y le dijeron: "¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?" Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: "¡Silencio! ¡Cállate!" El viento se aplacó y sobrevino una gran calma.
4:40 Después les dijo: "¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?"
4:41 Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: "¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?"



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