martes 08 2013

JESÚS SE REVELA COMO PROFETA EN LA MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES.



1 Juan 4,7-10

Queridos hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación para nuestros pecados.





Salmo 71
 
Dios mío, confía tu juicio al rey, / tu justicia al hijo de reyes, / para que rija a tu pueblo con justicia, / a tus humildes con rectitud. R.

Que los montes traigan paz, / y los collados justicia; / que él defienda a los humildes del pueblo, / socorra a los hijos del pobre. R.

Que en sus días florezca la justicia / y la paz hasta que falte la luna; / que domine de mar a mar, / del Gran Río al confín de la tierra. R.




Marcos 6,34-44

 



En aquel tiempo, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma. Cuando se hizo tarde se acercaron sus discípulos a decirle: "Estamos en despoblado, y ya es muy tarde. Despídelos, que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor y se compren de comer." Él les replicó: "Dadles vosotros de comer." Ellos le preguntaron: "¿Vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?" Él les dijo: "¿Cuántos panes tenéis? Id a ver." Cuando lo averiguaron le dijeron: "Cinco, y dos peces."

Él les mandó que hicieran recostarse a la gente sobre la hierba en grupos. Ellos se acomodaron por grupos de ciento y de cincuenta. Y tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran. Y repartió entre todos los dos peces. Comieron todos y se saciaron, y recogieron las sobras: doce cestos de pan y de peces. Los que comieron eran cinco mil hombres.



COMENTARIO

1. El que ama ha nacido de Dios
 

1.1 La expresión audaz del apóstol Juan puede parecernos excesiva. Si decimos que todo el que ama ha nacido de Dios, tendremos que afirmar que han nacido de Dios muchos y muchas que entienden el amor a su manera, quizá sólo como una justificación o un nombre romántico para sus pasiones.

1.2 Pero esa interpretación no es forzosa. Todo depende de qué consideramos como conocido y qué consideramos por conocer. En una afirmación como la de Juan hay algo que se supone que es conocido y algo que queremos conocer y que describimos en términos de lo que afirmamos como conocido. En una frase como "Antonio es rubio", lo conocido es "rubio" y lo que estamos en proceso de conocer es "Antonio". El predicado es lo conocido; el sujeto es lo que estamos conociendo. Así que debemos preguntarnos qué podría ser sujeto y qué predicado en este versículo central.

1.3 En efecto, la afirmación de san Juan que estamos estudiando tiene una estructura de sujeto y predicado. Su sujeto es "el que ama" de donde hemos de tomar como conocido y como camino para afirmar algo de este sujeto lo que sigue, esto es el predicado: "el que ha nacido de Dios". Quiero decir: para Juan lo que nosotros conocemos es quién ha nacido o no ha nacido de Dios y sobre esta base afirmamos ahora que "el que ama" tiene esas cualidades y características propias de quien ha nacido de Dios.

1.4 Con otras palabras: el texto del apóstol no nos autoriza a hablar de cualquier modo del amor, pues precisamente lo que está aseverando es que el que ama tiene las características de un nacido de Dios. ¿Y cómo sabemos cómo es un nacido de Dios? Porque conocemos al Nacido de Dios, al Unigénito, a Cristo. Gracias a que hemos "visto y oído" a este Nacido de Dios (cf. 1 Jn 1,1-4), no estamos en poder de nuestro capricho cuando vamos a hablar del amor. Después de Cristo sabemos cómo son los que nacen de Dios y por eso sabemos cómo son los que aman.

2. Dios es Amor

2.1 Con la misma metodología del sujeto y el predicado podemos acercarnos a una comprensión recta del gran enunciado de Juan: "Dios es amor". ¡Atención! No dijo: "el amor es dios"; no proclamó la divinidad del amor, de cualquier amor por ser amor; dijo: "Dios es amor". El sujeto, a quien queremos conocer un poco más, un poco mejor, es DIOS; el predicado, lo que consideramos más cercano y conocido es: "amor".

2.2 ¿Y en dónde o cómo hemos conocido qué es amor y qué es amar? Muy claramente lo dice el apóstol: "Dios ha manifestado el amor que nos tiene enviando al mundo a su Hijo único, para que vivamos por él. El amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo como víctima por nuestros pecados." (1 Jn 4,9-10).

2.3 Una vez más, entonces: el amor ha adquirido su nombre, su rostro y su significado en Jesucristo. Por él y en él sabemos qué quiere decir amar. Jesús es nuestro diccionario. La carne de Jesús, la historia de Jesús, la conducta de Jesús es la luz que ilumina la verdad de nuestras palabras. Porque no son nuestras palabras quienes le miden, sino que es él, la Palabra, quien calibra y autoriza o desautoriza nuestras palabras.


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SAN MARCOS, CAPÍTULO 6


Visita de Jesús a Nazaret
Mateo 13, 53-58 / Lucas 4, 16-24

6:1 Jesús salió de allí y se dirigió a su pueblo, seguido de sus discípulos.
6:2 Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba estaba asombrada y decía: "¿De dónde saca todo esto? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada y esos grandes milagros que se realizan por sus manos?
6:3 ¿No es acaso el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, Mateo 13, 55 Hechos 15, 13 Gálatas 1, 19 Santiago 1, 1 de José, de Judas Mateo 13, 55 Judas 1 y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?". Y Jesús era para ellos un motivo de tropiezo.
6:4 Por eso les dijo: "Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, Mateo 13, 57 Lucas 4, 24 Juan 4, 44 en su familia y en su casa".
6:5 Y no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de curar a unos pocos enfermos, imponiéndoles las manos.
6:6 Y él se asombraba de su falta de fe.

Misión de los Doce
Mateo 10, 5-10 / Lucas 9, 1-6

Jesús recorría las poblaciones de los alrededores, enseñando a la gente.
6:7 Entonces llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros.
6:8 Y les ordenó Lucas 9, 3 Lucas 10, 4-11 que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero;
6:9 que fueran calzados con sandalias y que no tuvieran dos túnicas.
6:10 Les dijo: "Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir.
6:11 Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos". Mateo 10, 14 Lucas 9, 5 Lucas 10, 11 Hechos 13, 51
6:12 Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión;
6:13 expulsaron a muchos demonios y curaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo. Santiago 5, 14

Juicio de Herodes sobre Jesús
Mateo 14, 1-2 / Lucas 9, 7-9

6:14 El rey Herodes oyó hablar de Jesús, porque su fama se había extendido por todas partes. Algunos decían: "Juan el Bautista ha resucitado, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos".
6:15 Otros afirmaban: "Es Elías". Y otros: "Es un profeta como los antiguos". Mateo 14, 1-2 Mateo 16, 14 Marcos 8, 28 Lucas 9, 7-8 Lucas 9, 19
6:16 Pero Herodes, al oír todo esto, decía: "Este hombre es Juan, a quien yo mandé decapitar y que ha resucitado".

La muerte de Juan el Bautista
Mateo 14, 3-12 / Lucas 3, 19-20

6:17 Herodes, en efecto, había hecho arrestar y encarcelar a Juan Mateo 4, 12 Mateo 14, 3 Lucas 3, 19-20 a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, con la que se había casado.
6:18 Porque Juan decía a Herodes: "No te es lícito tener a la mujer de tu hermano". Levítico 18, 16 Levítico 20, 21 Mateo 14, 4 Lucas 3, 19-20
6:19 Herodías odiaba a Juan e intentaba matarlo, pero no podía,
6:20 porque Herodes lo respetaba, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando lo oía, quedaba perplejo, pero lo escuchaba con gusto.
6:21 Un día se presentó la ocasión favorable. Herodes festejaba su cumpleaños, ofreciendo un banquete a sus dignatarios, a sus oficiales y a los notables de Galilea.
6:22 La hija de Herodías salió a bailar, y agradó tanto a Herodes y a sus convidados, que el rey dijo a la joven: "Pídeme lo que quieras y te lo daré".
6:23 Y le aseguró bajo juramento: "Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino".
6:24 Ella fue a preguntar a su madre: "¿Qué debo pedirle?" "La cabeza de Juan el Bautista", respondió esta.
6:25 La joven volvió rápidamente a donde estaba el rey y le hizo este pedido: "Quiero que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista".
6:26 El rey se entristeció mucho, pero a causa de su juramento, y por los convidados, no quiso contrariarla.
6:27 En seguida mandó a un guardia que trajera la cabeza de Juan.
6:28 El guardia fue a la cárcel y le cortó la cabeza. Después la trajo sobre una bandeja, la entregó a la joven y esta se la dio a su madre.
6:29 Cuando los discípulos de Juan lo supieron, fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.

La primera multiplicación de los panes
Mateo 14, 13-21 / Lucas 9, 10-17 / Juan 6, 1-13

6:30 Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
6:31 Él les dijo: "Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco". Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer.
6:32 Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto.
6:33 Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos.
6:34 Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, 1 Reyes 22, 17 2 Crónicas 18, 16 Ezequiel 34, 5 Zacarías 10, 2 Mateo 9, 36 y estuvo enseñándoles largo rato.
6:35 Como se había hecho tarde, sus discípulos se acercaron y le dijeron: "Este es un lugar desierto, y ya es muy tarde.
6:36 Despide a la gente, para que vaya a los campos y pueblos cercanos a comprar algo para comer".
6:37 Él respondió: "Denles de comer ustedes mismos". Ellos le dijeron: "Habría que comprar pan por valor de doscientos denarios para dar de comer a todos".
6:38 Jesús preguntó: "¿Cuántos panes tienen ustedes? Vayan a ver". Después de averiguarlo, dijeron: "Cinco panes y dos pescados".
6:39 Él les ordenó que hicieran sentar a todos en grupos, sobre la hierba verde,
6:40 y la gente se sentó en grupos de cien y de cincuenta.
6:41 Entonces él tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. También repartió los dos pescados entre la gente.
6:42 Todos comieron hasta saciarse,
6:43 y se recogieron doce canastas llenas de sobras de pan y de restos de pescado.
6:44 Los que comieron eran cinco mil hombres.

Jesús camina sobre el agua
Mateo 14, 22-33 / Juan 6, 16-21

6:45 En seguida, Jesús obligó a sus discípulos a que subieran a la barca y lo precedieran en la otra orilla, hacia Betsaida, mientras él despedía a la multitud.
6:46 Una vez que los despidió, se retiró a la montaña para orar.
6:47 Al caer la tarde, la barca estaba en medio del mar y él permanecía solo en tierra.
6:48 Al ver que remaban muy penosamente, porque tenían viento en contra, cerca de la madrugada fue hacia ellos caminando sobre el mar, e hizo como si pasara de largo.
6:49 Ellos, al verlo caminar sobre el mar, pensaron que era un fantasma y se pusieron a gritar,
6:50 porque todos lo habían visto y estaban sobresaltados. Pero él les habló en seguida y les dijo: "Tranquilícense, soy yo; no teman".
6:51 Luego subió a la barca con ellos y el viento se calmó. Así llegaron al colmo de su estupor,
6:52 porque no habían comprendido el milagro de los panes y su mente estaba enceguecida.

Curaciones en la región de Genesaret
Mateo 14, 34-36

6:53 Después de atravesar el lago, llegaron a Genesaret y atracaron allí.
6:54 Apenas desembarcaron, la gente reconoció en seguida a Jesús,
6:55 y comenzaron a recorrer toda la región para llevar en camilla a los enfermos, hasta el lugar donde sabían que él estaba.
6:56 En todas partes donde entraba, pueblos, ciudades y poblados, ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y los que lo tocaban quedaban curados.



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