sábado 30 2013

¿ POR QUÉ BUSCÁIS ENTRE LOS MUERTOS AL QUE VIVE ? ( Lucas 24, 1-12 )

Éxodo 14, 15-15, 1

En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: "¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los israelitas que se pongan en marcha. Y tú, alza tu cayado, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los israelitas entren en medio del mar a pie enjuto. Que yo voy a endurecer el corazón de los egipcios para que los persigan, y me cubriré de gloria a costa del Faraón y de todo su ejército, de sus carros y de los guerreros. Sabrán los egipcios que yo soy el Señor, cuando me haya cubierto de gloria a costa del Faraón, de sus carros y de sus guerreros."

Se puso en marcha el ángel del Señor, que iba al frente del ejército de Israel, y pasó a retaguardia. También la columna de nube de delante se desplazó de allí y se colocó detrás, poniéndose entre el campamento de los egipcios y el campamento de los israelitas. La nube era tenebrosa, y transcurrió toda la noche sin que los ejércitos pudieran trabar contacto. Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del este, que secó el mar, y se dividieron las aguas. Los israelitas entraron en medio del mar a pie enjuto, mientras que las aguas formaban muralla a derecha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución, entrando tras ellos, en medio del mar, todos los caballos del Faraón y los carros con sus guerreros.

Mientras velaban al amanecer, miró el Señor al campamento egipcio, desde la columna de fuego y nube, y sembró el pánico en el campamento egipcio. Trabó las ruedas de sus carros y las hizo avanzar pesadamente.

Y dijo Egipto: "Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en su favor contra Egipto."

Dijo el Señor a Moisés: "Extiende tu mano sobre el mar, y vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes."

Y extendió Moisés su mano sobre el mar; y al amanecer volvía el mar a su curso de siempre. Los egipcios, huyendo, iban a su encuentro, y el Señor derribó a los egipcios en medio del mar.

Y volvieron las aguas y cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército del Faraón, que lo había seguido por el mar. Ni uno solo se salvó.

Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del mar; las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda.

Aquel día salvó el Señor a Israel de las manos de Egipto. Israel vio a los egipcios muertos, en la orilla del mar. Israel vio la mano grande del Señor obrando contra los egipcios, y el pueblo temió al Señor, y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo.

Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este canto al Señor:




Éxodo 15, 1-2. 3-4. 5-6. 17-18
 
Cantaré al Señor, sublime es su victoria, caballos y carros ha arrojado en el mar. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación. Él es mi Dios: yo lo alabaré; el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré. R.

El Señor es un guerrero, su nombre es "Yahvé".

Los carros del Faraón los lanzó al mar, ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes. R.

Las olas los cubrieron, bajaron hasta el fondo como piedras. Tu diestra, Señor, es fuerte y terrible, tu diestra, Señor, tritura al enemigo. R.

Los introduces y los plantas en el monte de tu heredad, lugar del que hiciste tu trono, Señor; santuario, Señor, que fundaron tus manos. El Señor reina por siempre jamás. R.





Romanos 6, 3-11
 
Hermanos: Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo fuimos incorporados a su muerte.

Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva.

Porque, si nuestra existencia está unida a él en una muerte como la suya, lo estará también en una resurrección como la suya.

Comprendamos que nuestra vieja condición ha sido crucificada con Cristo, quedando destruida nuestra personalidad de pecadores, y nosotros libres de la esclavitud al pecado; porque el que muere ha quedado absuelto del pecado.

Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre; y su vivir es un vivir para Dios.

Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.





Lucas 24, 1-12
 
 




El primer día de la semana, de madrugada, las mujeres fueron al sepulcro llevando las aromas que habían preparado. Encontraron corrida la piedra del sepulcro. Y, entrando, no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras estaban desconcertadas por esto, se les presentaron dos hombres con vestidos refulgentes. Ellas, despavoridas, miraban al suelo, y ellos les dijeron: "¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No esta aquí. Ha resucitado. Acordaos de lo que os dijo estando todavía en Galilea: "El Hijo del hombre tiene que ser entregado en manos de pecadores, ser crucificado y al tercer día resucitar.""

Recordaron sus palabras, volvieron del sepulcro y anunciaron todo esto a los once y a los demás.

María Magdalena, Juana y María, la de Santiago, y sus compañeras contaban esto a los apóstoles. Ellos lo tomaron por un delirio y no las creyeron.

Pedro se levantó y fue corriendo al sepulcro. Asomándose, vio sólo las vendas por el suelo. Y se volvió admirándose de lo sucedido.




COMENTARIO

1. La fiesta por excelencia


1.1 No hay noche como esta noche, en que cielo y tierra prorrumpen en cantos de júbilo para proclamar la victoria de Jesucristo sobre los poderes del pecado, del demonio y de la muerte. No hay noche como esta noche en que la Casa del Padre se llena de luz y un gozo inefable sirve de música para los ángeles y los hombres redimidos a precio del sacrificio de Cristo en la Cruz.

1.2 Por eso canta el pregón de la Pascua: "Alégrense por fin los coros de los ángeles, alégrense las jerarquías del cielo, y, por la victoria de Rey tan poderoso, que las trompetas anuncien la salvación. Goce también la tierra, inundada de tanta claridad, y que, radiante con el fulgor del Rey eterno, se sienta libre de la tiniebla que cubría el orbe eterno. Alégrese también nuestra madre la Iglesia, revestida de luz tan brillante; resuene este templo con las aclamaciones del pueblo."

2. "¡Esta es la noche!"

2.1 La Vigilia Pascual recuerda en la serie sustanciosa de sus lecturas el camino que Dios ha hecho con su pueblo. Dos palabras pueden resumir bien esa historia de amor y salvación que hace posible nuestro cántico hoy: providencia y compasión. Y por eso en esta vigilia santa recordamos todo cuanto el señor ha hecho y lo agradecemos a nombre de todos los hombres, como canta el pregón de la Pascua.

2.2 "Estas son las fiestas de Pascua, en las que se inmola el verdadero Cordero, cuya sangre consagra las puertas de los fieles. Esta es la noche en que sacaste de Egipto a los israelitas, nuestros padres, y los hiciste pasar a pie el mar Rojo. Esta es la noche en que la columna de fuego esclareció las tinieblas del pecado. Esta es la noche en la que, los que creen en Cristo por toda la tierra, son arrancados de los vicios del mundo y de la oscuridad del pecado, son restituidos a la gracia y son agregados a los santos".

3. Noche de misericordia

3.1 Todo brilla en esta noche, hecha de pura luz. Pero sobre todo brilla esa palabra que es como el centro del mensaje del Nuevo Testamento: GRACIA. Es regalo, es don, es indecible misericordia que Aquel a quien arrojamos con odio de nuestra tierra ahora se levante, todo amor, para brindar la paz, para traer el perdón, para anunciar la redención. Así lo recuerda el pregón de la Pascua.

3.2 "¿De qué nos serviría haber nacido si no hubiéramos sido rescatados? ¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incomparable ternura y caridad! ¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo! Necesario fue el pecado de Adán, que ha sido borrado por la muerte de Cristo. ¡Feliz la culpa que mereció tal redentor!"

4. No Temas

4.1 El evangelio que en esta vigilia escuchamos pertenece a san Juan, auqel que "vio y creyó."

4.2 La gozosa realidad de la Pascua es una invitación a dejar atrás el miedo. ¿Qué miedos? Hay una primera respuesta: "No temas al enemigo ya vencido. No temas a los que Cristo ya derrotó." Esos que ya han sido vencidos son el demonio, la mentira del mundo, la fuerza del pecado, el imperio de la muerte: ya no los temas más.

4.3 Otra respuesta: las mujeres sintieron temor al encuentro con la gloria divina reflejada en el personaje celestial. Ese temor es como un reconocimiento de la distancia que nos separa del infinitamente puro, el infinitamente bueno, el infinitamente veraz y santo. La invitación del Resucitado mismo es una declaración de que esa distancia ha quedado vencida por la Pascua.



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LA RESURRECCIÓN Y LA ASCENSIÓN DE JESÚS
SAN LUCAS, CAPÍTULO 24



El anuncio de la resurrección
Mateo 28, 1-8 / Marcos 16, 1-8 / Juan 20, 1-18

24:1 El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado.
24:2 Ellas encontraron removida la piedra del sepulcro
24:3 y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.
24:4 Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes.
24:5 Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: "¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?
24:6 No está aquí, ha resucitado. Recuerden lo que él les decía cuando aún estaba en Galilea:
24:7 "Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día"".
24:8 Y las mujeres recordaron sus palabras.

El testimonio de las mujeres
24:9 Cuando regresaron del sepulcro, refirieron esto a los Once y a todos los demás.
24:10 Eran María Magdalena, Juana y María, la madre de Santiago, y las demás mujeres que las acompañaban. Ellas contaron todo a los Apóstoles,
24:11 pero a ellos les pareció que deliraban y no les creyeron.
24:12 Pedro, sin embargo, se levantó y corrió hacia el sepulcro, y al asomarse, no vio más que las sábanas. Entonces regresó lleno de admiración por lo que había sucedido.

La aparición de Jesús a los discípulos de Emaús
Marcos 16, 12-13

24:13 Ese mismo día, dos de los discípulos iban a un pequeño pueblo llamado Emaús, situado a unos diez kilómetros de Jerusalén.
24:14 En el camino hablaban sobre lo que había ocurrido.
24:15 Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió caminando con ellos.
24:16 Pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran.
24:17 Él les dijo: "¿Qué comentaban por el camino?" Ellos se detuvieron, con el semblante triste,
24:18 y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: "¡Tú eres el único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!"
24:19 "¿Qué cosa?", les preguntó. Ellos respondieron: "Lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo,
24:20 y cómo nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para ser condenado a muerte y lo crucificaron.
24:21 Nosotros esperábamos que fuera él quien librara a Israel. Pero a todo esto ya van tres días que sucedieron estas cosas.
24:22 Es verdad que algunas mujeres que están con nosotros nos han desconcertado: ellas fueron de madrugada al sepulcro
24:23 y, al no hallar el cuerpo de Jesús, volvieron diciendo que se les habían aparecido unos ángeles, asegurándoles que él está vivo.
24:24 Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como las mujeres habían dicho. Pero a él no lo vieron".
24:25 Jesús les dijo: "¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas!
24:26 ¿No era necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?"
24:27 Y comenzando por Moisés y continuando con todos los Profetas, les interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a él.
24:28 Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante.
24:29 Pero ellos le insistieron: "Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba". Él entró y se quedó con ellos.
24:30 Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio.
24:31 Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero él había desaparecido de su vista.
24:32 Y se decían: "¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?"
24:33 En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los Once y a los demás que estaban con ellos,
24:34 y estos les dijeron: "Es verdad, ¡el Señor ha resucitado y se apareció a Simón!" 1 Corintios 15, 5
24:35 Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

La aparición de Jesús a los Apóstoles
Mateo 28, 16-20 / Marcos 16, 14-18 / Juan 20, 19-23 / Hechos 1, 6-8

24:36 Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos Mateo 28, 16-17 Marcos 16, 14 Juan 20, 19 1 Corintios 15, 5 y les dijo: "La paz esté con ustedes".
24:37 Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu,
24:38 pero Jesús les preguntó: "¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas?
24:39 Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo".
24:40 Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies.
24:41 Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les preguntó: "¿Tienen aquí algo para comer?"
24:42 Ellos le presentaron un trozo de pescado asado;
24:43 él lo tomó y lo comió delante de todos.

Últimas instrucciones de Jesús
24:44 Después les dijo: "Cuando todavía estaba con ustedes, yo les decía: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos".
24:45 Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras,
24:46 y añadió: "Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, Oseas 6, 2 Salmo 16, 10 1 Corintios 15, 4
24:47 y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados.
24:48 Ustedes son testigos de todo esto.
24:49 Y yo les enviaré lo que mi Padre les ha prometido. Permanezcan en la ciudad, hasta que sean revestidos con la fuerza que viene de lo alto".

La ascensión de Jesús
Marcos 16, 19 / Hechos 1, 9-11

24:50 Después Jesús los llevó hasta las proximidades de Betania y, elevando sus manos, los bendijo.
24:51 Mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo.
24:52 Los discípulos, que se habían postrado delante de él, volvieron a Jerusalén con gran alegría,
24:53 y permanecían continuamente en el Templo alabando a Dios.



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