Eclesiástico 2,1-13
Hijo mío, cuando te acerques al temor de Dios, prepárate para las
pruebas; mantén el corazón firme, sé valiente, no te asustes en el momento de
la prueba; pégate a él, no lo abandones, y al final serás enaltecido. Acepta
cuanto te suceda, aguanta enfermedad y pobreza, porque el oro se acrisola en el
fuego, y el hombre que Dios ama, en el horno de la pobreza. Confía en Dios, que
él te ayudará; espera en él, y te allanará el camino. Los que teméis al Señor,
esperad en su misericordia, y no os apartéis, para no caer; los que teméis al
Señor, confiad en él, que no retendrá vuestro salario hasta mañana; los que teméis
al Señor, esperad bienes, gozo perpetuo y salvación; los que teméis al Señor,
amadlo, y él iluminará vuestros corazones. Fijaos en las generaciones
pretéritas: ¿quién confió en el Señor y quedó defraudado?; ¿quién esperó en él
y quedó abandonado?; ¿quién gritó a él y no fue escuchado? Porque el Señor es
clemente y misericordioso, perdona el pecado y salva del peligro.
Salmo 36
Confía en el Señor y haz el bien, / habita tu tierra y practica la
lealtad; / sea el Señor tu delicia, / y él te dará lo que pide tu corazón. R.
El Señor vela por los días de los buenos, / y su herencia durará
siempre; / no se agostarán en tiempo de sequía, / en tiempo de hambre se
saciarán. R.
Apártate del mal y haz el bien, / y siempre tendrás una casa; / porque
el Señor ama la justicia / y no abandona a sus fieles. / Los inicuos son
exterminados, / la estirpe de los malvados se extinguirá. R.
El Señor es quien salva a los justos, / él es su alcázar en el peligro;
/ el Señor los protege y los libra, / los libra de los malvados y los salva /
porque se acogen a él. R.
Marcos 9,30-37
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y
atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a
sus discípulos. Les decía: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos
de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días
resucitará." Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: "¿De qué
discutíais por el camino?" Ellos no contestaron, pues por el camino habían
discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les
dijo: "Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el
servidor de todos." Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo
abrazó y les dijo: "El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge
a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado."
COMENTARIO
1. "Prepárate para la prueba..."
1.1 Una advertencia realista y saludable: "prepárate para la
prueba". Así nos hablan los que bien nos aman, los que conocen el camino y
saben que no es cariño ocultar las dificultades ni es dulzura crear ilusiones
engañosas. "Prepárate para la prueba" : no te asustes, no decaigas,
no te rindas.
1.2 Sin embargo, hay diferencia entre la resistencia de un estoico y la
perseverancia de un santo. La fuente de la fortaleza cristiana está en aquella
frase: "pégate al Señor". La clave no es: "juega a ser un superhombre";
ni tampoco: "haz de cuenta que nada sucede"; ni menos:
"anestésiate; aprende a huir". La gran clave es: "pégate al
Señor".
1.3 ¿Y de dónde sacamos razones para pegarnos al Señor? De la historia.
De los testimonios que conocemos. De aquello que nos ha sido predicado y hemos
comprobado que en verdad sucede en las vidas de personas concretas como
nosotros, frágiles como nosotros, incluso: pecadoras como nosotros. De ahí nace
nuestra confianza absoluta.
2. Un Mesías incomprensible
2.1 El evangelio de hoy nos propone un tema distinto pero próximo al del
Eclesiástico. La cruz es la prueba suprema de la misión y del ser mismo de
Cristo. Si el Eclesiástico nos decía "prepárate para la prueba",
Jesucristo parece haber leído y entendido esto en su alma generosa, pues de lo
que habla con sus discípulos es de su propia cruz, y bien se ve que desea que
ellos se instruyan en esa ciencia de la cruz.
2.2 Mas este lenguaje y este "modelo" de Mesías resulta
incomprensible para aquellos hombres, afanados por otros asuntos, sobre todo es
averiguar quién era el más importante. Sabemos que esta era una pregunta que
les ocupaba mucho de su tiempo y de su corazón, pues no es esta la última vez
que les encontraremos discutiendo sobre sus relaciones de importancia y poder.
2.3 Entonces Jesús, como adaptándose a su reducida atención, utiliza una
estrategia pedagógica: acerca a un niño y lo pone en medio de todos. ¡Un niño!
¡Cuántas cosas dice esa imagen de este niño abrazado por Jesús! Ese es el
abrazo con que Dios mismo abriga, anima y fortalece el nuevo comienzo que sólo
podía venir por el sacrificio de la Pascua. Ese es el abrazo que envuelve toda
la confianza, toda la ternura, toda la cercanía del Señor para quien quiera ser
verdadero discípulo y no prematuro maestro.
2.4 Es buena idea sentirnos niños ante los milagros del amor de Cristo.
Niños que se admiran con gozo sabiendo que el pan ya no es pan, sino Cuerpo de
Cristo. Niños que saludan con alegría al viento de la gracia y aplauden con
libertad el ritmo prodigioso del amor divino. Niños que saben mostrar la ropa
que ensuciaron y entregarla sin los dramas falsos que viene de un orgullo mal
disimulado. Niños, en fin, que saben descansar en el abrazo de Cristo y
escuchar en su corazón palpitante la canción de Dios.
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SAN MARCOS, CAPÍTULO 9
9:1 Y les decía: "Les aseguro que algunos de los que están aquí
presentes no morirán antes de haber visto que el Reino de Dios ha llegado con
poder".
La transfiguración de Jesús
Mateo 17, 1-9 / Lucas 9, 28-36
9:2 Seis días después, Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó
a ellos solos a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos.
Mateo 17, 2 Lucas 9, 28 2 Pedro 1, 17-18
9:3 Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie
en el mundo podría blanquearlas.
9:4 Y se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
9:5 Pedro dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos
tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías".
9:6 Pedro no sabía qué decir, porque estaban llenos de temor.
9:7 Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una voz:
"Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo". Isaías 42, 1 Mateo 3, 17
Mateo 12, 18 Mateo 17, 5 Marcos 1, 11 Lucas 3, 22 Lucas 9, 35 2 Pedro 1, 17
9:8 De pronto miraron a su alrededor y no vieron a nadie, sino a Jesús
solo con ellos.
9:9 Mientras bajaban del monte, Jesús les prohibió contar lo que habían
visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.
9:10 Ellos cumplieron esta orden, pero se preguntaban qué significaría
"resucitar de entre los muertos".
Elías, figura de Juan el Bautista
Mateo 17, 10-13
9:11 Y le hicieron esta pregunta: "¿Por qué dicen los escribas que
antes debe venir Elías?" Malaquías 3, 22 Mateo 11, 14 Mateo 17, 10-13
Lucas 1, 17 Juan 1, 21
9:12 Jesús les respondió: "Sí, Elías debe venir antes para
restablecer el orden en todo. Pero, ¿no dice la Escritura que el Hijo del
hombre debe sufrir mucho y ser despreciado?
9:13 Les aseguro que Elías ya ha venido e hicieron con él lo que
quisieron, como estaba escrito".
Curación de un endemoniado epiléptico
Mateo 17, 14-20 / Lucas 9, 37-43
9:14 Cuando volvieron a donde estaban los otros discípulos, los
encontraron en medio de una gran multitud, discutiendo con algunos escribas.
9:15 En cuanto la multitud distinguió a Jesús, quedó asombrada y
corrieron a saludarlo.
9:16 Él les preguntó: "¿Sobre qué estaban discutiendo?"
9:17 Uno de ellos le dijo: "Maestro, te he traído a mi hijo, que
está poseído de un espíritu mudo.
9:18 Cuando se apodera de él, lo tira al suelo y le hace echar espuma
por la boca; entonces le crujen sus dientes y se queda rígido. Le pedí a tus
discípulos que lo expulsaran pero no pudieron".
9:19 "Generación incrédula, respondió Jesús, ¿hasta cuándo estaré
con ustedes? Isaías 6, 9-10 Jeremías 5, 21 Ezequiel 12, 2 Marcos 8, 18 ¿Hasta
cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo".
9:20 Y ellos se lo trajeron. En cuanto vio a Jesús, el espíritu sacudió
violentamente al niño, que cayó al suelo y se revolcaba, echando espuma por la
boca.
9:21 Jesús le preguntó al padre: "¿Cuánto tiempo hace que está
así?" "Desde la infancia, le respondió,
9:22 y a menudo lo hace caer en el fuego o en el agua para matarlo. Si
puedes hacer algo, ten piedad de nosotros y ayúdanos".
9:23 "¡Si puedes...!", respondió Jesús. "Todo es posible
para el que cree".
9:24 Inmediatamente el padre del niño exclamó: "Creo, ayúdame
porque tengo poca fe".
9:25 Al ver que llegaba más gente, Jesús increpó al espíritu impuro,
diciéndole: "Espíritu mudo y sordo, yo te lo ordeno, sal de él y no
vuelvas más".
9:26 El demonio gritó, sacudió violentamente al niño y salió de él,
dejándolo como muerto, tanto que muchos decían: "Está muerto".
9:27 Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó, y el niño se puso de
pie.
9:28 Cuando entró en la casa y quedaron solos, los discípulos le
preguntaron: "¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?"
9:29 Él les respondió: "Esta clase de demonios se expulsa sólo con
la oración".
El segundo anuncio de la Pasión
Mateo 17, 22-23 / Lucas 9, 43b-45
9:30 Al salir de allí atravesaron la Galilea; Jesús no quería que nadie
lo supiera,
9:31 porque enseñaba y les decía: "El Hijo del hombre va a ser
entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte,
resucitará". Mateo 16, 21 Mateo 17, 23 Mateo 20, 19 Mateo 27, 63 Marcos 8,
31 Marcos 10, 33-34 Lucas 9, 22 Lucas 18, 31-33
9:32 Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas.
La verdadera grandeza
Mateo 18, 1-5 / Lucas 9, 46-48
9:33 Llegaron a Cafarnaún y, una vez que estuvieron en la casa, les
preguntó: "¿De qué hablaban en el camino?"
9:34 Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el
más grande. Mateo 18, 1 Lucas 9, 46 Lucas 22, 24
9:35 Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: "El que
quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de
todos". Mateo 20, 27 Mateo 23, 11 Marcos 10, 43-44 Lucas 22, 26
9:36 Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y,
abrazándolo, les dijo:
9:37 "El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe
a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a aquel que me ha
enviado". Mateo 10, 40 Mateo 18, 5 Marcos 9, 41 Lucas 9, 48 Lucas 10, 16
Juan 13, 20
La intolerancia de los Apóstoles
Mateo 10, 40-42 / Lucas 9, 49-50
9:38 Juan le dijo: "Maestro, hemos visto a uno que expulsaba
demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los
nuestros".
9:39 Pero Jesús les dijo: "No se lo impidan, porque nadie puede
hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí.
9:40 Y el que no está contra nosotros, está con nosotros. Mateo 12, 30
Lucas 11, 23
9:41 Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un
vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo. Mateo 10, 40
Mateo 18, 5 Marcos 9, 37 Lucas 9, 48 Lucas 10, 16 Juan 13, 20
La gravedad del escándalo
Mateo 18, 6-10 / Lucas 17 1-3
9:42 Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que creen
en mí, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y
lo arrojaran al mar.
9:43 Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te
vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos a la Gehena, al fuego
inextinguible. Mateo 5, 30 Mateo 18, 8
9:45 Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te
vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies a la Gehena.
9:47 Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te
vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos
ojos a la Gehena, Mateo 5, 29 Mateo 18, 9
9:48 donde el gusano no muere y el fuego no se apaga. Isaías 66, 24
El ejemplo de la sal
Mateo 5, 13-16 / Lucas 14, 34-35
9:49 Porque cada uno será salado por el fuego.
9:50 La sal es una cosa excelente, pero si se vuelve insípida, ¿con qué
la volverán a salar? Mateo 5, 13 Lucas 14, 34 Que haya sal en ustedes mismos y
vivan en paz unos con otros".
www.vicariadepastoral.org.mx
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