lunes 05 2013

ALZÓ LA MIRADA AL CIELO, PRONUNCIÓ LA BENDICIÓN Y DIO LOS PANES A LOS DÍSCIPULOS; LOS DÍSCIPULOS SE LOS DIERON A LA GENTE ( Mateo 14, 13 - 21 )

Números 11,4b-15
 

En aquellos días, los israelitas dijeron: "¡Quién pudiera comer carne! Cómo nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, y de los pepinos y melones y puerros y cebollas y ajos. Pero ahora se nos quita el apetito de no ver más que maná." El maná se parecía a semilla de coriandro con color de bedelio; el pueblo se dispersaba a recogerlo, lo molían en el molino o lo machacaban con el almirez, lo cocían en la olla y hacían con ello hogazas que sabían a pan de aceite. Por la noche caía el rocío en el campamento y, encima de él, el maná.

Moisés oyó cómo el pueblo, familia por familia, lloraba, cada uno a la entrada de su tienda, provocando la ira del Señor; y disgustado, dijo al Señor: "¿Por qué tratas mal a tu siervo y no le concedes tu favor, sino que le haces cargar con todo este pueblo? ¿He concebido yo a todo este pueblo o lo he dado a luz, para que me digas: "Coge en brazos a este pueblo, como una nodriza a la criatura, y llévalo a la tierra que prometí a sus padres"? ¿De dónde sacaré pan para repartirlo a todo el pueblo? Vienen a mí llorando: "Danos de comer carne". Yo solo no puedo cargar con todo este pueblo, pues supera mis fuerzas. Si me vas a tratar así, más vale que me hagas morir; concédeme este favor, y no tendré que pasar tales penas."






Salmo 80
 

Mi pueblo no escuchó mi voz, / Israel no quiso obedecer: / los entregué a su corazón obstinado, / para que anduviesen según sus antojos. R.

¡Ojalá me escuchase mi pueblo / y caminase Israel por mi camino!: / en un momento humillaría a sus enemigos / y volvería mi mano contra sus adversarios. R.

Los que aborrecen al Señor te adularían, / y su suerte quedaría fijada; / te alimentaría con flor de harina, / te saciaría con miel silvestre. R. 







Mateo 14,13-21
 







En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: "Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer." Jesús les replicó: "No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer." Ellos le replicaron: "Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces." Les dijo: "Traédmelos." Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.




COMENTARIO

1. Del hambre al hastío


1.1 ¡Otra vez el pueblo hebreo quejándose! Antes era por hambre, ahora por hastío. Primero no encontraban qué comer, ahora les fastidia comer siempre lo mismo.

1.2 Hambre y hastío son también dos palabras que resumen mucho de la situación de la economía del mundo. Cuatro quintas partes del mundo sufren hambre y una quinta parte sufre hastío. Quizá las proporciones sean incluso peores que esto.

1.3 El hambre lleva a la desesperación; el hastío lleva a la náusea. El hambre termina despertando al monstruo de la guerra; el hastío termina arrojándose en la vorágine del suicidio. El hambre quiere arrancar sus bienes al rico; el hastío nos vuelve insensibles al clamor del pobre.

1.4 ¡Líbrenos Dios del hambre, pero rompa también las cadenas del hastío!

2. "Denles ustedes de comer..."

2.1 El evangelio de hoy nos ayuda a profundizar en el tema siempre actual del hambre. Muchos seguramente sentimos que las palabras del Señor Jesús a sus apóstoles son más que una frase anecdótica, ante el hambre del mundo: "denles ustedes de comer".

2.2 ¿Qué tal suenan hoy, por ejemplo, las palabras de San Juan Crisóstomo en sus Homilías sobre el evangelio según san Mateo? Allí nos dice el santo doctor: "¿Deseas honrar el cuerpo de Cristo? No lo desprecies, pues, cuando lo encuentres desnudo en los pobres, ni lo honres aquí en el templo con lienzos de seda, si al salir lo abandonas en su frío y desnudez. Porque el mismo que dijo: esto es mi cuerpo, y con su palabra llevó a realidad lo que decía, afirmó también: Tuve hambre y no me disteis de comer, y más adelante: Siempre que dejasteis de hacerlo a uno de estos pequeñuelos, a mí en persona lo dejasteis de hacer [...].¿De qué serviría adornar la mesa de Cristo con vasos de oro, si el mismo Cristo muere de hambre? Da primero de comer al hambriento, y luego, con lo que te sobre, adornarás la mesa de Cristo...".

2.3 Resuenen, pues, en nuestros oídos las palabras del Papa Juan Pablo II en el n. 20 de su Carta "Ecclesia de Eucharistia", allí donde nos dice: "¿Qué decir... de las tantas contradicciones de un mundo globalizado, donde los más débiles, los más pequeños y los más pobres parecen tener bien poco que esperar? En este mundo es donde tiene que brillar la esperanza cristiana. También por eso el Señor ha querido quedarse con nosotros en la Eucaristía, grabando en esta presencia sacrificial y convival la promesa de una humanidad renovada por su amor.

2.4 "Es significativo que el Evangelio de Juan, allí donde los Sinópticos narran la institución de la Eucaristía, propone, ilustrando así su sentido profundo, el relato del lavatorio de los pies, en el cual Jesús se hace maestro de comunión y servicio (cf. Jn 13, 1-20). El apóstol Pablo, por su parte, califica como indigno de una comunidad cristiana que se participe en la Cena del Señor, si se hace en un contexto de división e indiferencia hacia los pobres (Cf. 1 Co 11, 17.22.27.34)".




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SAN MATEO,  CAPÍTULO 14

 

Juicio de Herodes sobre Jesús
Marcos 6, 14-16 / Lucas 9, 7-9

14:1 En aquel tiempo, la fama de Jesús llegó a oídos del tetrarca Herodes,
14:2 y él dijo a sus allegados: "Este es Juan el Bautista; ha resucitado de entre los muertos, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos". Mateo 16, 14 Marcos 6, 14-15 Marcos 8, 28 Lucas 9, 7-8 Lucas 9, 19

La muerte de Juan el Bautista
Marcos 6, 17-29 / Lucas 3, 19-20

14:3 Herodes, en efecto, había hecho arrestar, encadenar y encarcelar a Juan, Mateo 4, 12 Marcos 6, 17 Lucas 3, 19-20 a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe,
14:4 porque Juan le decía: "No te es lícito tenerla". Levítico 18, 16 Levítico 20, 21 Marcos 6, 18 Lucas 3, 19-20
14:5 Herodes quería matarlo, pero tenía miedo del pueblo, que consideraba a Juan un profeta.
14:6 El día en que Herodes festejaba su cumpleaños, la hija de Herodías bailó en público, y le agradó tanto a Herodes
14:7 que prometió bajo juramento darle lo que pidiera.
14:8 Instigada por su madre, ella dijo: "Tráeme aquí sobre una bandeja la cabeza de Juan el Bautista".
14:9 El rey se entristeció, pero a causa de su juramento y por los convidados, ordenó que se la dieran
14:10 y mandó decapitar a Juan en la cárcel.
14:11 Su cabeza fue llevada sobre una bandeja y entregada a la joven, y esta la presentó a su madre.
14:12 Los discípulos de Juan recogieron el cadáver, lo sepultaron y después fueron a informar a Jesús.

La primera multiplicación de los panes
Marcos 6, 30-44 / Lucas 9, 10-17 / Juan 6, 1-13

14:13 Al enterarse de eso, Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para estar a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie.
14:14 Cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a los enfermos.
14:15 Al atardecer, los discípulos se acercaron y le dijeron: "Este es un lugar desierto y ya se hace tarde; despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos".
14:16 Pero Jesús les dijo: "No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos".
14:17 Ellos respondieron: "Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados".
14:18 "Tráiganmelos aquí", les dijo.
14:19 Y después de ordenar a la multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud.
14:20 Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas.
14:21 Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, Mateo 16, 9 sin contar las mujeres y los niños.

Jesús camina sobre el agua
Marcos 6, 45-52 / Juan 6, 16-21

14:22 En seguida, obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud.
14:23 Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo.
14:24 La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra.
14:25 A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar.
14:26 Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. "Es un fantasma", dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar.
14:27 Pero Jesús les dijo: "Tranquilícense, soy yo; no teman".
14:28 Entonces Pedro le respondió: "Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua".
14:29 "Ven", le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a él.
14:30 Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: "Señor, sálvame".
14:31 En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: "Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?"
14:32 En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó.
14:33 Los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: "Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios".

Curaciones en la región de Genesaret
Marcos 6, 53-56

14:34 Al llegar a la otra orilla, fueron a Genesaret.
14:35 Cuando la gente del lugar lo reconoció, difundió la noticia por los alrededores, y le llevaban a todos los enfermos,
14:36 rogándole que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y todos los que lo tocaron quedaron curados.



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