miércoles 21 2013

'' ID TAMBIÉN VOSOTROS A LA VIÑA...'' ( Mateo 19, 30. 20, 1 - 16 )

Miércoles de la vigésima semana del tiempo ordinario

Libro de los Jueces 9,6-15.
 

Entonces se reunieron todos los señores de Siquém y todo Bet Miló, y fueron a proclamar rey a Abimélec, junto a la encina de la piedra conmemorativa que está en Siquém.
Cuando le llevaron la noticia a Jotám, este se puso en la cima del monte Garizím, y gritó con voz potente: "Escúchenme, señores de Siquém, y que Dios los escuche a ustedes:
Los árboles se pusieron en camino para ungir a un rey que los gobernara. Entonces dijeron al olivo: 'Sé tú nuestro rey'.
Pero el olivo les respondió: '¿Voy a renunciar a mi aceite con el que se honra a los dioses y a los hombres, para ir a mecerme por encima de los árboles?'
Los árboles dijeron a la higuera: 'Ven tú a reinar sobre nosotros'.
Pero la higuera les respondió: '¿Voy a renunciar a mi dulzura y a mi sabroso fruto, para ir a mecerme por encima de los árboles?'
Los árboles le dijeron a la vid: 'Ven tú a reinar sobre nosotros'.
Pero la vid les respondió: '¿Voy a renunciar a mi mosto que alegra a los dioses y a los hombres, para ir a mecerme por encima de los árboles?'.
Entonces, todos los árboles dijeron a la zarza: 'Ven tú a reinar sobre nosotros'.
Pero la zarza respondió a los árboles: 'Si de veras quieren ungirme para que reine sobre ustedes, vengan a cobijarse bajo mi sombra; de lo contrario, saldrá fuego de la zarza y consumirá los cedros del Líbano'.






Salmo 21(20),2-3.4-5.6-7.
 

Señor, tu fuerza regocija al rey:
¡cómo se alegra si tú lo haces triunfar!
Le has cumplido sus más caros deseos,
no le has negado lo que te pedía.

Tú le presentas buenas bendiciones,
con oro fino coronas su cabeza.
La vida que te pidió, tú se la diste:
largos días, muchos y muchos años.

Debido a tu favor, será muy famoso,
derramas sobre él honor y majestad.
Has puesto sobre él bendiciones eternas,
tú lo haces feliz con tu presencia.




Evangelio según San Mateo 19,30.20,1-16.







Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros.
Porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña.
Trató con ellos un denario por día y los envío a su viña.
Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza,
les dijo: 'Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo'.
Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo.
Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: '¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?'.
Ellos les respondieron: 'Nadie nos ha contratado'. Entonces les dijo: 'Vayan también ustedes a mi viña'.
Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: 'Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros'.
Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario.
Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario.
Y al recibirlo, protestaban contra el propietario,
diciendo: 'Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada'.
El propietario respondió a uno de ellos: 'Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario?
Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti.
¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?'.
Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos".




Leer el comentario del Evangelio por : San Juan Crisóstomo
“Id también vosotros a la viña...”

 

 Es evidente que esta parábola se dirige tanto a los que viven en la virtud desde su juventud y a los que se vuelven virtuosos en la vejez: a los primeros para preservarlos del orgullo e impedir que hagan reproches a los de la hora undécima; a los segundos para enseñarles que pueden merecer el mismo salario en poco tiempo. El Salvador acababa de hablar de la renuncia a las riquezas, del desapego de todos los bienes, virtudes que exigen un corazón grande y ánimo firme. Para ello es necesario el ardor y la generosidad de una alma joven. El Señor reaviva en ellos la llama de la caridad, fortifica sus sentimientos y les manifiesta que, incluso los de la última hora, reciben el salario de toda la jornada...

    Todas las parábolas de Jesús, la de las diez vírgenes, la de la red, de las espinas, de la higuera estéril, nos invitan a mostrar nuestra virtud en nuestras acciones. Jesús habla poco de los dogmas porque no piden mucho esfuerzo. Pero habla a menudo de la vida. Mejor dicho, hablo continuamente de la vida porque es un combate permanente con sus penas imparables.



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LA CONSUMACIÓN DEL REINO DE LOS CIELOS

SAN MATEO,  CAPÍTULO 19
 

El matrimonio y el divorcio
Mateo 5, 27-30 / Mateo 5, 31-32 / Marcos 9, 43-47; Marcos 10, 1-12 / Lucas 16, 18

19:1 Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, dejó la Galilea y fue al territorio de Judea, más allá del Jordán.
19:2 Lo siguió una gran multitud y allí curó a los enfermos.
19:3 Se acercaron a él algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le dijeron: "¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?"
19:4 Él respondió: "¿No han leído ustedes que el Creador, desde el principio, los hizo varón y mujer; Génesis 1, 27 Génesis 2, 24 Génesis 5, 2 Marcos 10, 6-8 1 Corintios 6, 16 Efesios 5, 31
19:5 y que dijo: Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos no serán sino una sola carne?
19:6 De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido".
19:7 Le replicaron: "Entonces, ¿por qué Moisés prescribió entregar una declaración de divorcio cuando uno se separa?" Deuteronomio 24, 1 Mateo 5, 31 Marcos 10, 4
19:8 Él les dijo: "Moisés les permitió divorciarse de su mujer, debido a la dureza del corazón de ustedes, pero al principio no era así.
19:9 Por lo tanto, yo les digo: El que se divorcia de su mujer, a no ser en caso de unión ilegal, y se casa con otra, comete adulterio". Mateo 5, 32 Marcos 10, 11-12 Lucas 16, 18 1 Corintios 7, 10-11

La continencia voluntaria
19:10 Los discípulos le dijeron: "Si esta es la situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse".
19:11 Y él les respondió: "No todos entienden este lenguaje, sino sólo aquellos a quienes se les ha concedido.
19:12 En efecto, algunos no se casan, porque nacieron impotentes del seno de su madre; otros, porque fueron castrados por los hombres; y hay otros que decidieron no casarse a causa del Reino de los Cielos. ¡El que pueda entender, que entienda!"

Jesús y los niños
Marcos 10, 13-16 / Lucas 18, 15-17

19:13 Le trajeron entonces a unos niños para que les impusiera las manos y orara sobre ellos. Los discípulos los reprendieron,
19:14 pero Jesús les dijo: "Dejen a los niños, y no les impidan que vengan a mí, porque el Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos".
19:15 Y después de haberles impuesto las manos, se fue de allí.

El joven rico
Marcos 10, 17-22 / Lucas 18, 18-23

19:16 Luego se le acercó un hombre y le preguntó: "Maestro, ¿qué obras buenas debo hacer para conseguir la Vida eterna?"
19:17 Jesús le dijo: "¿Cómo me preguntas acerca de lo que es bueno? Uno solo es el Bueno. Si quieres entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos".
19:18 "¿Cuáles?", preguntó el hombre. Jesús le respondió: "No matarás, Génesis 9, 6 Éxodo 20, 13 Levítico 24, 17 Deuteronomio 5, 17 Mateo 5, 21 Marcos 10, 19 Lucas 18, 20 Romanos 13, 9 Santiago 2, 11 no cometerás adulterio, Éxodo 20, 14 Levítico 18, 20 Levítico 20, 10 Deuteronomio 5, 18 Mateo 5, 27 Marcos 10, 19 Lucas 18, 20 Romanos 13, 9 Santiago 2, 11 no robarás, Éxodo 20, 15 Levítico 19, 11 Deuteronomio 5, 19 Marcos 10, 19 Lucas 18, 20 Romanos 13, 9 no darás falso testimonio, Éxodo 20, 16 Éxodo 23, 1 Deuteronomio 5, 20 Levítico 19, 11 Marcos 10, 19 Lucas 18, 20 Romanos 13, 9
19:19 honrarás a tu padre y a tu madre, Éxodo 20, 12 Levítico 19, 3 Deuteronomio 5, 16 Deuteronomio 27, 16 Ezequiel 22, 7 Mateo 15, 4 Marcos 7, 10 Marcos 10, 19 Lucas 18, 20 Efesios 6, 2 y amarás a tu prójimo como a ti mismo". Levítico 19, 18 Mateo 5, 43 Mateo 22, 39 Marcos 12, 31 Lucas 10, 27 Romanos 13, 9 Gálatas 5, 14 Santiago 2, 8
19:20 El joven dijo: "Todo esto lo he cumplido: ¿qué me queda por hacer?"
19:21 "Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús, ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme".
19:22 Al oír estas palabras, el joven se retiró entristecido, porque poseía muchos bienes.

El peligro de las riquezas
Marcos 10, 23-27 / Lucas 18, 24-27

19:23 Jesús dijo entonces a sus discípulos: "Les aseguro que difícilmente un rico entrará en el Reino de los Cielos.
19:24 Sí, les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos".
19:25 Los discípulos quedaron muy sorprendidos al oír esto y dijeron: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?"
19:26 Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: "Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible".

La recompensa prometida a los discípulos
Marcos 10, 28-31 / Lucas 18, 28-30 / Lucas 22, 28-30

19:27 Pedro, tomando la palabra, dijo: "Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos tocará a nosotros?"
19:28 Jesús les respondió: "Les aseguro que en la regeneración del mundo, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, Mateo 25, 31 ustedes, que me han seguido, también se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Lucas 22, 30
19:29 Y el que a causa de mi Nombre deje casa, hermanos o hermanas, padre, madre, hijos o campos, recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la Vida eterna.
19:30 Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros. Mateo 20, 16 Marcos 10, 31 Lucas 13, 30



SAN MATEO,  CAPÍTULO 20

 

La parábola de los obreros de la última hora
20:1 Porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña.
20:2 Trató con ellos un denario por día y los envió a su viña.
20:3 Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza,
20:4 les dijo: "Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo".
20:5 Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo.
20:6 Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: "¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?"
20:7 Ellos le respondieron: "Nadie nos ha contratado". Entonces les dijo: "Vayan también ustedes a mi viña".
20:8 Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: "Llama a los obreros y págales el jornal, Levítico 19, 13 Deuteronomio 24, 14-15 comenzando por los últimos y terminando por los primeros".
20:9 Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario.
20:10 Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario.
20:11 Y al recibirlo, protestaban contra el propietario,
20:12 diciendo: "Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada".
20:13 El propietario respondió a uno de ellos: "Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario?
20:14 Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti.
20:15 ¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?"
20:16 Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos". Mateo 19, 30 Marcos 10, 31 Lucas 13, 30

El tercer anuncio de la Pasión
Marcos 10, 32-34 / Lucas 18, 31-34

20:17 Cuando Jesús se dispuso a subir a Jerusalén, llevó consigo sólo a los Doce, y en el camino les dijo:
20:18 "Ahora subimos a Jerusalén, donde el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas. Ellos lo condenarán a muerte
20:19 y lo entregarán a los paganos para que sea maltratado, azotado y crucificado, pero al tercer día resucitará". Mateo 16, 21 Mateo 17, 23 Mateo 27, 63 Marcos 8, 31 Marcos 9, 31 Marcos 10, 33-34 Lucas 9, 22 Lucas 18, 31-33

La petición de la madre de Santiago y Juan
Marcos 10, 35-40

20:20 Entonces la madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se postró ante él para pedirle algo.
20:21 "¿Qué quieres?", le preguntó Jesús. Ella le dijo: "Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda".
20:22 "No saben lo que piden", respondió Jesús. "¿Pueden beber el cáliz que yo beberé?" "Podemos", le respondieron.
20:23 "Está bien, les dijo Jesús, ustedes beberán mi cáliz. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes se los ha destinado mi Padre".

El carácter servicial de la autoridad
Marcos 10, 41-45 / Lucas 22, 24-27

20:24 Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos.
20:25 Pero Jesús los llamó y les dijo: "Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad.
20:26 Entre ustedes no debe suceder así. Lucas 22, 25-26 Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes;
20:27 y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo: Mateo 23, 11 Marcos 9, 35 Marcos 10, 43-44 Lucas 22, 26
20:28 como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud".

Curación de los dos ciegos de Jericó
Marcos 10, 46-52 / Lucas 18, 35-43

20:29 Cuando salieron de Jericó, mucha gente siguió a Jesús.
20:30 Había dos ciegos sentados al borde del camino y, al enterarse de que pasaba Jesús, comenzaron a gritar: "¡Señor, Hijo de David, ten piedad de nosotros!"
20:31 La multitud los reprendía para que se callaran, pero ellos gritaban más: "¡Señor, Hijo de David, ten piedad de nosotros!"
20:32 Jesús se detuvo, los llamó y les preguntó: "¿Qué quieren que haga por ustedes?"
20:33 Ellos le respondieron: "Señor, que se abran nuestros ojos".
20:34 Jesús se compadeció de ellos y tocó sus ojos. Inmediatamente, recobraron la vista y lo siguieron.



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