lunes 08 2014

NATIVIDAD DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA










  
FIESTA: 8 DE SEPTIEMBRE


"Hoy nace una clara estrella, tan divina y celestial, que con ser estrella, es tal, que el mismo Sol nace de ella.

De Ana y de Joaquín, oriente de aquella estrella divina, sale su luz clara y digna de ser pura eternamente: el alba más clara y bella no le puede ser igual, que, en con ser estrella, es tal, que el mismo Sol nace de ella. No le iguala lumbre alguna de cuantas bordan el cielo, porque es el humilde suelo de sus pies la blanca luna: nace en el suelo tan bella y con luz tan celestial, que, con ser estrella, es tal, que el mismo Sol nace de ella".

Así canta el himno de Laudes de esta fiesta. Y el de vísperas no es menos encantador: "Canten hoy, pues nacéis Vos, los ángeles, gran Señora, y ensáyense desde ahora, para cuando nazca Dios. Canten hoy, pues a ver vienen, nacida su Reina bella, que el fruto que esperan de ella es por quien la gracia tienen. Digan, Señora, de Vos, que habéis de ser su Señora, y ensáyense, desde ahora, para cuando nazca Dios".

En estas dos encantadoras poesías se halla sintetizada la rica espiritualidad de este día. Hoy celebramos en una misma fiesta el venturoso nacimiento de la Virgen María y la imposición de su Nombre que antes celebrábamos el día doce de este mismo mes. Nada dice la Palabra de Dios sobre este gran acontecimiento que pasó por alto en tiempo de María, pero que marcaría para siempre este día. A diferencia de lo que ocurre con el nacimiento de Juan Bautista, el evangelio no dice nada del nacimiento de Nuestra Señora.

La primera fuente de la narración del nacimiento de la Virgen es el apócrifo Protoevangelio de Santiago, que coloca el nacimiento de la Virgen en Jerusalén, en el lugar en que debió existir una basílica en honor a la María Santísima, junto a la piscina probática, según cuentan diversos testimonios entre los años 400 y 600. Después del año 603 el patriarca Sofronio afirma que ése es el lugar donde nació la Virgen. Posteriormente, la arqueología ha confirmado la tradición.

La fiesta de la Natividad de la santísima Virgen surgió en oriente, y con mucha probabilidad en Jerusalén, hacia el s. v. Allí estaba siempre viva la tradición de la casa natalicia de María. La fiesta surgió muy probablemente como dedicación de una iglesia a María, junto a la piscina probática; tradición que se relaciona con el actual santuario de Santa Ana.

Nace María, de la cual nacerá el mismo Hijo de Dios que nos traerá la salvación.

A María recién nacida la piropean: La Palabra de Dios: "Eres toda bella, oh María... Mi elegida es toda bella como la nieve de Líbano... ¿Quién es ésta que avanza como un sol...? ... Hijas de Jerusalén, soy morena pero hermosa".

Y el día de su fiesta la saluda la Liturgia: "Celebramos el nacimiento de la Virgen María... Celebramos con gozo... Todos los textos de la Liturgia de las Horas y de la Eucaristía son piropos a esta Mujer sencilla y humilde, pero a la vez la más grande que jamás vieron los siglos, que acaba de nacer...

¿Por qué celebrar el Nacimiento de María el ocho de septiembre?

La fiesta fue fijada el día 8 de septiembre probablemente porque, representando María el papel del comienzo o proemium de la obra de la salvación (cf. la oración de colecta de la misa), era muy oportuno celebrar su nacimiento al principio del año eclesiástico según el Monologium Basilianum. Una narración apócrifa, titulada De ortu Virginis (sobre el nacimiento de la Virgen), ponía la concepción en el seno de santa Ana el primero de mayo, y refería que Nuestra Señora había nacido, a los cuatro meses de gestación.

¡Felicidades, Madre! Felicidades por Ti, por tu nacimiento. Felicidades, Madre, porque ibas creciendo en el obscuro camino de la fe. Felicidades, Virgen peregrina, porque nos enseñas la ruta de la santidad. Felicidades, Madre, porque un día, un mes, en un lugar, de unos padres... naciste como cualquiera de nosotros y sin embargo de Ti nacería el Salvador del mundo unos años después. Felicidades, la pobre de Nazareth. Felicidades, Madre, porque todos felicitarán "a la amada, la paloma única, la perfecta". Felicidades, Madre, porque eres la cima, la altura donde reside la divinidad. Felicidades, Madre, porque eres la "Tierra de delicias" como te llama Malaquiás. Felicidades, Madre, porque eres la Madre de Dios y mía también.



Mariano Ferreyra
www.iglesia.org

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