domingo 07 2014

SI TU HERMANO LLEGA A PECAR, VETE Y REPRÉNDELE, A SOLAS TÚ CON ÉL

Día litúrgico: Domingo XXIII (A) del tiempo ordinario




Texto del Evangelio (Mt 18,15-20):
En aquel tiempo, Jesús dijo a los discípulos: «Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos. Si les desoye a ellos, díselo a la comunidad. Y si hasta a la comunidad desoye, sea para ti como el gentil y el publicano. Yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.

»Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».

Comentario: Prof. Dr. Mons. Lluís CLAVELL (Roma, Italia)


Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él
 

Hoy, el Evangelio propone que consideremos algunas recomendaciones de Jesús a sus discípulos de entonces y de siempre. También en la comunidad de los primeros cristianos había faltas y comportamientos contrarios a la voluntad de Dios.

El versículo final nos ofrece el marco para resolver los problemas que se presenten dentro de la Iglesia durante la historia: «Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18,20). Jesús está presente en todos los períodos de la vida de su Iglesia, su “Cuerpo místico” animado por la acción incesante del Espíritu Santo. Somos siempre hermanos, tanto si la comunidad es grande como si es pequeña.

«Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano» (Mt 18,15). ¡Qué bonita y leal es la relación de fraternidad que Jesús nos enseña! Ante una falta contra mí o hacia otro, he de pedir al Señor su gracia para perdonar, para comprender y, finalmente, para tratar de corregir a mi hermano.

Hoy no es tan fácil como cuando la Iglesia era menos numerosa. Pero, si pensamos las cosas en diálogo con nuestro Padre Dios, Él nos iluminará para encontrar el tiempo, el lugar y las palabras oportunas para cumplir con nuestro deber de ayudar. Es importante purificar nuestro corazón. San Pablo nos anima a corregir al prójimo con intención recta: «Cuando alguno incurra en alguna falta, vosotros, los espirituales, corregidle con espíritu de mansedumbre, y cuídate de ti mismo, pues también tú puedes ser tentado» (Gal 6,1).

El afecto profundo y la humildad nos harán buscar la suavidad. «Obrad con mano maternal, con la delicadeza infinita de nuestras madres, mientras nos curaban las heridas grandes o pequeñas de nuestros juegos y tropiezos infantiles» (San Josemaría). Así nos corrige la Madre de Jesús y Madre nuestra, con inspiraciones para amar más a Dios y a los hermanos.



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EVANGELIO SEGUN SAN MATEO

INSTRUCCIÓN A LOS DISCÍPULOS

CAPÍTULO 18


La infancia espiritual
Marcos 9, 33-37 / Lucas 9, 46-48

18:1 En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: "¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?" Marcos 9, 34 Lucas 9, 46 Lucas 22, 24
18:2 Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos
18:3 y dijo: "Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Marcos 10, 15 Lucas 18, 17
18:4 Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos.
18:5 El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo. Mateo 10, 40 Marcos 9, 37 Marcos 9, 41 Lucas 9, 48 Lucas 10, 16 Juan 13, 20

La gravedad del escándalo
Marcos 9, 42-48 / Lucas 17, 1-3

18:6 Pero si alguien escandaliza a uno de estos pequeños que creen en mí, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo hundieran en el fondo del mar.
18:7 ¡Ay del mundo a causa de los escándalos! Es inevitable que existan, pero ¡ay de aquel que los causa!
18:8 Si tu mano o tu pie son para ti ocasión de pecado, córtalos y arrójalos lejos de ti, porque más te vale entrar en la Vida manco o lisiado, que ser arrojado con tus dos manos o tus dos pies en el fuego eterno. Mateo 5, 30 Marcos 9, 43
18:9 Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo y tíralo lejos, porque más te vale entrar con un solo ojo en la Vida, que ser arrojado con tus dos ojos en la Gehena del fuego. Mateo 5, 29 Marcos 9, 47
18:10 Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial.

La oveja perdida
Lucas 15, 1-7

18:12 ¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve restantes en la montaña, para ir a buscar la que se extravió?
18:13 Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron.
18:14 De la misma manera, el Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños.

La corrección fraterna
Lucas 17, 3b-4

18:15 Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Lucas 17, 3
18:16 Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos. Números 35, 30 Deuteronomio 17, 6 Deuteronomio 19, 15 2 Corintios 13, 1 1 Timoteo 5, 19 Hebreos 10, 28
18:17 Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o publicano.
18:18 Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo. Mateo 16, 19 Juan 20, 23

La oración en común
18:19 También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá.
18:20 Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos".

El perdón de las ofensas
18:21 Entonces se adelantó Pedro y le dijo: "Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?"
18:22 Jesús le respondió: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Lucas 17, 3-4

La parábola del servidor despiadado
18:23 Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores.
18:24 Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos.
18:25 Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda.
18:26 El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: "Señor, dame un plazo y te pagaré todo".
18:27 El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda.
18:28 Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: "Págame lo que me debes".
18:29 El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: "Dame un plazo y te pagaré la deuda".
18:30 Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
18:31 Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor.
18:32 Este lo mandó llamar y le dijo: "¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda.
18:33 ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de ti?"
18:34 E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía.
18:35 Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos".


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