sábado 25 2010

EVANGELIO DEL DIA 25 DE DICIEMBRE DE 2010

Primera Lectura (Lectio Divina)

    Hebreos 1, 1-6

    En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres, por boca de los profetas. Ahora, en estos tiempos, nos ha hablado por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por medio del cual hizo el universo.

    El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la imagen fiel de su ser y el sostén de todas las cosas con su palabra poderosa. Él mismo, después de efectuar la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la majestad de Dios, en las alturas, tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más excelso es el nombre que, como herencia, le corresponde.

    Porque, ¿a cuál de los ángeles le dijo Dios: Tú eres mi Hijo; yo te he engendrado hoy? ¿O de aquél ángel dijo Dios: Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo? Además, en otro pasaje, cuando introduce en el mundo a su primogénito dice: Adórenlo todos los ángeles de Dios.



+ Meditatio

    Uno de los principales problemas de la primera comunidad fue el definir quién y qué era Jesús: ¿Un simple ser humano, revestido de poder divino?; un dios con "apariencia de hombre"?; ¿un ángel? Cuestión que solo quedará totalmente definida hasta el Concilio de Éfeso (431 d.C.) en donde se afirma categóricamente que Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre. El inicio de esta carta nos introduce en este misterio de Cristo y se nos presenta como el "gran revelador del Padre". Al iniciar este nuevo período dentro de nuestra liturgia, la Palabra de Dios nos invita a que también nosotros clarifiquemos quién es Jesús: ¿Será para mí, como lo expresa este pasaje, verdadero Dios, consustancial al Padre? Si es así, se imponen algunas resoluciones que deben ser parte de nuestra vida: Obedecerlo en su Palabra, amarlo en su Iglesia, adorarlo en espíritu y verdad y servirlo en sus hermanos, sobre todo en los más pobres.




+ Oratio

    Señor Jesús, te reconozco como verdadero Dios, de la misma naturaleza que el Padre, creo que eres mi Señor y Salvador, y puedo declararlo con firmeza y sin dudar delante de los hombres; es por eso, Señor, que me comprometo a obedecer tu Palabra, a amarte en conjunto con la Iglesia, tu esposa, y servirte a ti, Dios todopoderoso, en mis hermanos, con un amor especial por los pobres y necesitados.


+ Operatio

    Hoy estaré pendiente de escuchar a Jesús en cada momento y situación del día, sabiendo que él me habla en cada cosa que ocurre en mi vida.



Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro

El Evangelio de hoy

    Juan 1, 1-18
    En el principio ya existía aquel que es la Palabra,
    y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios.
    Ya en el principio él estaba con Dios.
    Todas las cosas vinieron a la existencia por él
    y sin él nada empezó de cuanto existe.
    El era la vida, y la vida era la luz de los hombres.
    La luz brilla en las tinieblas
    y las tinieblas no la recibieron.Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
    Este vino como testigo, para dar testimonio de la luz,
    para que todos creyeran por medio de él.
    El no era la luz, sino testigo de la luz.

    Aquel que es la Palabra era la luz verdadera,
    que ilumina a todo hombre que viene a este mundo.
    En el mundo estaba;
    el mundo había sido hecho por él
    y, sin embargo, el mundo no lo conoció.

    Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron;
    pero a todos los que lo recibieron
    les concedió poder llegar a ser hijos de Dios,
    a los que creen en su nombre,
    los cuales no nacieron de la sangre,
    ni del deseo de la carne, ni por voluntad del hombre,
    sino que nacieron de Dios.

    Y aquel que es la Palabra se hizo hombre
    y habitó entre nosotros.
    Hemos visto su gloria,
    gloria que le corresponde como a Unigénito del Padre,
    lleno de gracia y de verdad.

    Juan el Bautista dio testimonio de él, clamando:
    "A éste me refería cuando dije:
    ‘El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí,
    porque ya existía antes que yo‘ ".

    De su plenitud hemos recibido todos gracia sobre gracia.
    Porque la ley fue dada por medio de Moisés,
    mientras que la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo.
    A Dios nadie le ha visto jamás.
    El Hijo unigénito, que está en el seno del Padre,
    es quien lo ha revelado.



+ Reflexión

    La lectura que nos presenta hoy la liturgia nos habla de la preexistencia del Verbo. Con ello expresa la fe de la Iglesia de que Jesús, a quien celebramos ahora por su nacimiento, es verdaderamente Dios. Esto es una cosa increíble, que poco nos detenemos a pensar, imagínate: Dios, el Eterno, el que hizo todo el universo, estuvo vestido con nuestra propia carne y habitó entre nosotros y lo podían ahora contemplar con sus propios ojos los pastores, y sobre todo, María Santísima y san José.

    No creo que podamos nosotros tener una idea de lo que sentiría María Santísima, que había recibido la noticia de que Jesús era el Verbo Eterno, y ahora lo veía como un humano; ¿Qué pasaría por su corazón y por su mente?

    Desafortunadamente para nosotros, los cristianos de este siglo, la fiesta de Navidad ya no es misterio, sino sólo fiesta. Es necesario volvernos a poner de rodillas delante del pesebre de Jesús, y como san Francisco de Asís (que fuera quien instituyera el nacimiento), mientras nuestros ojos contemplan las figuras de barro o porcelana, dejemos que nuestra imaginación regrese al momento mismo del nacimiento de Jesús y que así, de rodillas, le pidamos al Espíritu Santo poder entrar de nuevo en el misterio de la Encarnación y que con su luz maravillosa nos muestre, lo fascinante de este misterio.

    Date tiempo hoy para tener un rato de oración y contemplación delante de la Encarnación del Hijo Único de Dios: Jesucristo, nuestro Señor.




Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro
 

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